Capítulo 14: Cesar.

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— ¿Puedo decirte una cosa? — pregunta Cesar.

— Claro — digo con una sonrisa en la cara.

Él inspira un poco de aire para poder decir lo que se trae en mente.

— Te quiero — dice sin más.

Pestañeo una par de veces sin creer lo que mis oídos han escuchado.

— Sé que puede sonar muy apresurado y todo lo que estés pensando, pero es así, te quiero — me dedica una sonrisa nerviosa.

Unas mariposas se hacen presentes en mi vientre; este chico me gusta mucho pero no sé si lo quiero.

— No estoy esperando a que tu también me lo digas — avisa — porque tengo claro a quien van dirigidos tus sentimientos, pero no me importa aun así estoy dispuesto a arriesgarlo todo por ti.

Respiro hondo para que al fin las palabras puedan salir de mi boca.

Cesar, el chico que tiene toda la pinta de hacerme olvidar a mi mejor amigo, aunque él sabe que las cosas no son tan simples cuando las decisiones se deben tomar con el corazón. Si pudiese describir en palabras al chico con el que estoy saliendo serian que es una persona dulce, comprensiva, atenta, divertida y arriesgada; sin menos preciar sus cualidades físicas porque es un chico bastante guapo.

¿Por qué Dios ponía en mi camino a chicos guapos y de buenos sentimientos? Si mi vida ya ha sido complicada con los problemas familiares que me atormentan, conocer hombres como Cristóbal, Cesar y Matías no me hacia la existencia más fácil.

— ¿Qué me dices? — llama mi atención.

Salí de mi ensimismamiento, sintiéndome culpable por no haberle escuchado.

— ¿De qué? — pregunto con vergüenza.

— De que... ¿si quieres ser mi novia? — tuerce el gesto.

Un escalofrío decide invadir mi columna vertebral provocando un moviendo incomodo de mi parte.

— Tengo que ser sincera contigo antes de darte una respuesta — suspiro —. Me pareces una persona muy linda, tal vez podrías ser el indicado pero mis sentimientos en estos momentos no se encuentran entre nosotros — intento decir las palabras correctas —. Me gustas mucho pero no mereces que te utilice para olvidarme de él, aunque estés dispuesto a arriesgarlo todo por mí, de los dos solo tú saldrás lastimado.

— Lo sé, pero al menos deberías darte la oportunidad de ser amiga por alguien, él solo ha sabido darte malos momentos.

— Algunas veces, sin embargo él es mi amigo y hemos sabido superar peores situaciones nuestra amistad no se acabara por un estúpido lío de faldas.

— Agata no va ha dejar a Matías tan fácilmente — disparó —. La conozco, y aunque lo haya dejado hará con él lo que se le venga en gana.

— Conozco a Matías, puede que sea un poco terco pero se dará cuenta de como están las cosas y dejara de ser tan idiota — defendiendo hasta el final a mi amigo.

— Hasta el momento sigue siendo un idiota — afirma.

Puedo imaginar porque lo dijo, algo dentro de mi me dice que lo qué tenga que contarme me va a doler.

— ¿Por qué lo dices? — pregunto con temor.

— Por lo que sé, hasta ayer estuvo con Agata — declara, y escucharlo fue como echarle alcohol a la herida recién abierta.

Mi alma dio un vuelco; entonces era verdad lo que sospechaba hace días atrás, con aquel mensaje que ella le había enviado él prefirió dejarme para salir corriendo para estar a su lado. La eligió a ella sobre mí, Matías ha roto nuevamente una de sus estúpidas promesas ¿Dónde quedaron sus palabras? ¿El nunca te haré daño? Lamentablemente como una tonta creí otra vez en él.

***

Después de aquella declaración de amor y de confesarme la verdad sobre el engaño de mi "mejor amigo", Cesar se dedicó a animarme toda la tarde y bien que lo consiguió; porque logró meterse entre mis sabanas — Despecho — diría yo.

No sé si ser su novia, pero lo que si sé es que me gusta pasar tiempo a su lado.

— Sabes que mi propuesta queda abierta — rompe el silencio.

— Lo tendré en cuenta — acaricio su torso desnudo —. Aunque solo deseo divertirme.

— Tendrás eso y mucho más — deja sobre mi frente un calido beso —. ¿Qué te parece si nos disponemos a salir de fiesta? — pregunta con entusiasmo.

— ¿A dónde? — curioseo.

— A cualquier lugar, excepto al Blue Sky.

Me acomodo sobre mi codo para mirarle a la cara.

— ¿Qué problema tienes con mi bar favorito? — cuestiono.

— Mi problema es que todo lo de ese lugar te recuerda a Matías.

Automáticamente se dibujó una "O" en mi boca.

— Entonces ¿Vamos? — insiste.

— Necesito un par de tragos — esbozo una sonrisa.

Nos levantamos de la cama y sin preguntárnoslo nos metemos a la ducha juntos, bromeamos y nos besamos mientras que el agua limpiaba todo rastro del sexo que habíamos tenido; pero lamentablemente en vez de pensar en lo bien que me lo pasaba con Cesar en mi mente solo estaba la tonta cara de Matías atormentando mis pensamientos — pero a quien quiero engañar, soñaba con todas mis fuerzas estar así con Matías.

Me visto con unos jeans rasgados, una camiseta blanca ceñida al cuerpo y unos zapatos cómodos para que mis pies aguantasen una noche de baile. En cambio Cesar estaba vestido con la misma ropa con la que había llegado a mi casa, y cuando estuvo listo se dispuso a esperarme en la sala. Cuando ya estaba lista me dedico a mirar mi reflejo en el espejo; mis ojos delatan la tristeza que llevo dentro en estos instantes.

— Ya es hora de pasar página, Lilian — le digo a mi otro yo — Él ya decidió — unas lágrimas amenazan con escapar de mis ojos — Mereces ser feliz — finjo una sonrisa, me veo patética pero no quiero verme destrozada.

Me miro por última vez al espejo, la sonrisa fingida no se ve tan mal. Me alejo para dejar de mirarme y me encamino hasta la sala donde mi conquista me espera.

— ¿Lista? — pregunta.

— Lista.

Cesar me ofrece su mano y no dudo un tomarla, caminamos juntos de la mano hasta su auto, me siento en el lugar del copiloto y espero a que me acompañante se prepare para partir.

Unos minutos después estábamos a las afueras de una discoteca llamada Barracas, nos adentramos en el lugar; había mucha gente divirtiéndose sin preocupaciones — pero ningún lugar se compara al Blue Sky — pienso con nostalgia.

— ¿Quieres un trago? — pregunta Cesar con el volumen de su voz alto debido que la música sonaba demasiado fuerte.

— Sí, pero te acompaño hasta la barra — le doy un beso tierno los labios.

Fuimos hasta la barra que esta asestada de gente, para comenzar pedimos un par de cervezas. Mientras las bebimos nos divertimos dándonos besos, así pasamos a la segunda, tercera y cuarta cerveza; ya estaba un poco ebria pero me estaba divirtiendo.

— Es hora de comenzar con lo fuerte — le anuncio a Cesar.

Él asiente.

— Dame dos Americanos — le pide al barman.

Mientras esperábamos por nuestros tragos, un chico se acerca a Cesar para hablarle; probablemente es su amigo. Me alejo un poco de ellos, no estoy interesada en escuchar conversaciones ajenas.

El DJ encargado de la música sabia exactamente que tocar, porque con cada canción que pasaba la gente se animaba más y más, hasta yo me encontré disfrutando de ella con unos pequeños movimientos de cabeza al compás de la melodía. Cierro mis ojos para sentirla con más intensidad — este es un buen lugar para comenzar de nuevo — excepto por una cosa: cuando abro mis ojos y desvío la mirada hacia un tipo guapo coqueteando exageradamente con una chica, mi corazón se detiene y mi mente maldice una y otra vez. Matías estaba aquí. 


Quiero verte más © | PA#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora