Capítulo 16: Las chicas del ayer.

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¿Cómo se puede olvidar tan pronto a la persona de la cual te has enamorado con locura? Se me hace difícil creer que Matías haya olvidado tan rápido a Agata, pienso que aun debe quererla por algo aun le da el beneficio de estar con ella cuando le llama — es un tonto.

La vez que conocimos a Agata, fue en la cafetería de la universidad. Ese lugar lo frecuentábamos bastante, siempre cuando teníamos nuestras largas e intensas conversaciones necesitábamos de un buen café; Matías amaba el café tanto como yo.

Aquella tarde estábamos divirtiéndonos con anécdotas del cumpleaños de Jack, el que fue un acontecimiento digno de recordar. Esa había sido la primera vez que no celebrábamos el cumpleaños de alguien en el Blue Sky, estuvimos sólo los seis y con eso bastó para ser una noche perfecta entre amigos.

Pero volviendo a cuando vimos por primera vez a Agata, estábamos en plenas carcajadas, de esas que provocan que te corran las lágrimas y que te toques el vientre porque duele de tanto reír.

En ese preciso instante apareció una chica pelirroja, esbelta y muy guapa. Con sólo verla Matías se había quedado flechado. Durante meses mi mejor amigo se quedaba como un idiota mirando a aquella chica. No supimos su nombre hasta que una de sus amigas le llamo desde la puerta de la cafeteria.

— Agata — repitió Matías; baboso — Le viene ese nombre.

Di vuelta los ojos; era demasiado raro escuchar a Matías decir cosas relacionadas con el amor. No era normal en él hablar tanta cursilería, de hecho pocas veces nos decíamos "te quiero" por el simple hecho de que aquellas ocho letras nos provocaban escalofríos.

Matías siempre había sido un chico duro del que no estaba permitido enamorarse, sería estúpido hacerlo, sin embrago había una larga lista de chicas que estaban convencidas de que podrían enamorarlo, pero eso nunca sucedió hasta que apareció ella.

Recuerdo que entre esas chicas estaba Luna, fue su juguete — una semana —, a mi amigo sólo le gustaban sus curvas, decía que con ella no se podía mantener una conversación seria si lo único que tenía en la cabeza eran unicornios; al recordarlo aún me da risa.

Un día Luna se dispuso a declararle su amor delante de toda la gente presente en el aniversario del Blue Sky. Se subió en el escenario, tomó el micrófono y comenzó a cantar una canción de amor que ni siquiera recuerdo; pero lo que no olvido es que era muy cursi. Matías en esos segundos de sufrimiento se bebió la mitad del whisky grupal.

— Odio esta mierda — declaró. A sus cejas les faltaban milímetros para juntarse de tan enojado que se encontraba.

— La verdad es que me siento mal por ella — comenté —. ¿Nunca le mencionaste que eres anti-amor?

— Una vez.

— Entonces tienes tanta culpa como ella.

— Pensé que le quedaría claro que no me interesa el amor, pero ahora veo que cuando le hable de eso ella pensaba en Hello Kitty.

Reí.

La chica término de cantar, comenzó a caminar hasta nosotros con una sonrisa llena de ilusión. En serio me sentía mal por ella.

— Ahí viene — le pegué un codazo a Mati — Al menos deberías disimular que no te gusto.

— ¿Estas loca? — me miró como si fuera una tonta.

— ¿Cómo estuvo? — preguntó ilusionada. La pobre chica aún no entendía que sucedía en aquel instante.

— Era solo sexo, Luna — lanzó sin compasión — No tenías porque hacer el ridículo delante de toda esta gente, sobre todo delante de todas mis futuras conquistas.

— Pero... — el mentón de Luna empezó a temblar.

— Lo has arruinado todo, yo no estoy enamorado de ti y tampoco me interesa estarlo de alguien — al menos fue sincero.

— Matías — llamé su atención — No te comportes como un imbécil.

— Es la única... — no alcanzó a contestarme cuando Luna le estaba dando vuelta un vaso con alcohol en la cabeza. Todo el mundo en nuestro alrededor se quedo con la boca abierta.

— ¡Vete mucho a la mierda! — chilló.

— Loca de mierda — despotricó Mati.

Me acerqué a Luna y la alejé de mi amigo.

— Luna creo que deberías irte — dije con calma. Ella asintió, tomó su bolsa rosa con lentejuelas y se fue. Me dí la vuelta para mirar a Matías, su cabello y cara mojada daban risa.

— Te lo merecías — intenté ocultar mi sonrisa.

— No te burles — él también intento ocultar la suya.

— Esa pequeña unicornio es de armas tomar — reí.

— En mi vida quiero volver a verla.

— Lo sé.

— ¿Acaso en este mundo se acabaron las mujeres que no le interese tener una relación? — se cuestionó.

— Las mujeres somos románticas por naturaleza y andamos en busca de nuestro príncipe azul.

— Los príncipes azules no existen, Lilian.

— No mates mis pequeñas esperanzas — hice pucheros.

— Lo siento — me acercó a él para abrazarme —. Y como no existen esos especímenes, me preguntaba si te interesa conocer a un chico para nada sensible, que solo tiene sexo para entregar.

— ¿Te me estas insinuando? — me aparté de él para ver su expresión.

— Tómalo como quieras — se hizo el tonto.

— Lo siento no estoy interesada. He visto como le has roto el corazón a esa chica, no me interesa ser otra más en la lista.

— Lily, tu no serias otra más — fijó su mirada en mi, en sus ojos podía notar su sinceridad.

Si no hubiera estado tan segura de que Matías jamás se enamoraría, nunca le hubiese negado la posibilidad de que pasara algo entre nosotros. Pero supe que me equivoque cuando sus ojos decían a gritos que se había enamorado de Agata. 


Nota: Vean el vídeo, les encantará ¡GRACIAS POR LEER! 

Quiero verte más © | PA#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora