Capítulo 23: Buscándola.

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Matías.


Me estoy volviendo loco con solo pensar que no la volveré a ver más, he ido a la universidad casi todos los días para preguntar si ella ha firmado su horario de clases, y me dicen que no. Tampoco he encontrado con ella por casualidad, he visitado cada discoteca y bar para verla aunque sea de lejos y nada. Se la ha tragado la tierra.

Estas semanas han sido las más largas de mi vida, desde que la conozco no me había separado tanto tiempo de ella. Ni siquiera me había dado cuenta de lo mucho que necesitaba verla todos los días, lo importante que era para mi verle sonreír, de lo indispensable que se volvió en mi vida.

Cuando Agata me dejo pensé que no me enamoraría otra vez, como dijo Lily una vez — un hombre comente el error de enamorarse solo una vez —. Quisiera pararme enfrente de ella y decirle que equivocada estaba al pensar en aquello porque a veces el amor de tu vida, llega después del error de tu vida. He estado perdiéndome tantos momentos a su lado, por la simple razón de que soy el idiota más grande del mundo.

Me duele el corazón de tan solo pensar que ella esta dándole todo su amor a otro, pero a la vez me siento bien porque ella prefirió su felicidad antes que todo. Aunque no puedo negar que estoy con los dedos cruzados esperando a que termine con él y vuelva a mí, que yo estaré esperando por ella con los brazos abiertos. Sin embargo, algo me dice que quizás ella esté esperando a que vaya luche por nuestro amor, entonces me hago una pregunta ¿qué me diría Lily si me ve flaqueando? — No tengas miedo idiota, ve a buscarla y lucha por ella sin importa las consecuencias.

— ¡Eso es! — expreso en voz alta, la gente que está a mi alrededor se da la vuelta para ver a ese loco sentado en el fondo de la cafetería. Si tan solo supieran que estoy planeando como volver a conquistar a la chica de mis sueños.

Saco el celular de mi bolsillo y busco entre mis contactos a la última persona con la que quisiera hablar. Agata.

— ¡Matías! — su voz suena emocionada.

— ¿Dónde trabaja Cesar? — pregunto, no me importa saludarle.

— Em... hola, estoy bien y tú — agrega sarcástica.

— Vamos Agata, no tengo todo el tiempo del mundo — me irrito.

— Trabaja en el Servicentro — responde de mala gana.

— Gracias — le cuelgo. Me voy corriendo hasta mi auto que está estacionado a fuera de la cafetería, me subo rápidamente y manejo saltándome todos los semáforos; necesito saber de Lily.

Llego a su lugar de trabajo; solo espero que esté de turno. Entro al lugar y ¡gracias al todopoderoso que ahí está! Me acerco a él, toco su hombro, él se da la vuelta, por su expresión estoy seguro que se sorprende al verme.

— ¿Qué necesitas? — pregunta con amabilidad, de seguro que esta su jefe cerca.

— A Lily.

Su mandíbula se tensa — algo anda mal —, me digo mentalmente.

— Lamento decirte que Lily no te necesita.

— Termina con ella, sabes que sería más feliz a mi lado.

— No puedo terminar con ella.

Tomo su camiseta con ambas manos y lo muevo violentamente hacia mí.

— ¿¡Por qué no!? — grito.

— No puedo decírtelo.

Lo muevo otra vez, provocándole.

— Haz conseguido alejarla de mí durante semanas, necesito verla.

— No está en mis manos que le veas.

— ¡Claro que sí! Solo debes dejarla — aprieto mis puños en su camiseta.

— ¡Ella se ha ido Matías! — Me empuja lejos de él — ¡Me dejo al mismo tiempo que se alejo de ti! — sus palabras están llenas de ira.

Ahora lo entiendo todo, por eso no la he visto todo este tiempo.

— ¿A dónde se fue? — quiero saber.

— No puedo decírtelo.

— Por favor, Cesar — le ruego — Necesito saberlo.

— ¿La quieres? — pregunta, tomándome por sorpresa.

— ¡Claro que la quiero! — Exclamo — Si no la quisiera ni ganas tendría de buscarla.

— Te diré donde está pero promete que no volverás a hacerle daño, porque te juro que yo mismo me encargaré de golpearte la puta cara.

— Ella es la mujer de mi vida, la amo — me impresiona decir esas palabras en voz alta —. Primero muerto antes que herirla otra vez.

Me mira tanto que ya estoy pensando que le gusto o algo parecido.

— Está donde sus padres.

— ¡Por qué no lo pensé antes! — Me quejo — Gracias por decírmelo — empiezo a caminar hacia la puerta.

— Espera — camina hasta donde estoy — ella merece ser feliz y sé que lo será contigo, aunque mantuviera una relación conmigo era más que obvio que pensaba en ti veintitrés horas al día. Solo no le hagas daño por favor.

— Causarle daño es lo único que no quiero hacer —. Lo único que quiero es tenerla a mi lado, y darte todo el amor que no he podido darle en todo este tiempo. Le ofrezco mi mano a Cesar, él la estrecha y me sonríe con simpatía — Gracias.

— Ya sabes lo que te pasará si no cumples con tu palabra — me advierte.

Asiento.Suelto su mano y me voy corriendo a mi auto. Manejo hasta mi casa, bajo delvehículo y avanzo hasta la puerta principal, entro como alma que lleva eldiablo, subo corriendo a mi habitación, meto un poco de ropa dentro de unamochila, y una caja donde guardo un sorpresa para Lily, y otra vez corro hastami auto. Solo espero no llegar tarde.

Quiero verte más © | PA#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora