Prólogo (Segunda temporada)

494 29 0
                                    

En la oficina, Bill ve de forma concentrada los papeles que Natalie le entrega en mano, yo estoy frente a él mirándolo.

— ¿Puedes explicarme qué ganaras con esto? —Espeta mi hermano observándome.

Me inclino y apoyo mis brazos sobre el escritorio, le saco un par de hojas. Le pedí el favor a Nat de que investigara sobre la chica del café, ella al principio se negó, pero suplicando a veces puedes conseguir lo que quieres, claro, tuve que humillarme y pisotear mi orgullo pero todo es por una buena causa.

—Quiero que la integres, y ya tengo al indicado para eso. —Esbozo una leve sonrisa.

Bill me da una mirada y vuelve sus ojos a los papeles, ve unas fotografías, husmea las actividades extracurriculares que la tipa había realizado en la primaria y en la secundaria. Él siempre elige a sus subordinados, más esta vez quiero ser yo quien aporte a la comunidad.

—Es como nosotros, Bill—Comento. —Un alma inocente pero que en sus ojos puedes encontrar la pura maldad.

— ¿Desde cuándo tú eliges a quién debo introducir a la corporación? —Frunce el ceño. Está cabreado.

Puedo entender su trabajo, han escogido a Bill como presidente por su capacidad e intuición en elegir a las mejores personas para realizar este trabajo; la mayoría son personas que, en sus vidas pasadas, han cometido las peores atrocidades, y esas son las únicas personas que pueden permanecer con el pico cerrado sin divulgar de la misteriosa corporación que estamos montando.

—Lo sé, pero solo dale una oportunidad, veras que no me equivoco.

— ¿Qué te sucede? —Me pregunta algo confundido. —De repente quieres escoger por mí a las personas.

—Solo a ella, en particular. —Agarro las fotografías.

Miro la imagen. Ella sale del café con una camisa de jean, lleva el cabello recogido y el viento juega con los pocos mechones que adornan su rostro, ese aspecto tan inocente hace que despierte en mí esas pervertidas ganas de enseñarle un montón de cosas guarras. Tiene la mirada enfocada hacia algún punto en específico de la calle, en su hombro carga una mochila, y en el otro lleva su Skate.

Paso a otra fotografía en la que ella circula en su medio de transporte tan raro, porta un casco oscuro y su tan gigante mochila. En su mirada no hay una expresión definida, pero en otras fotografías se la ve gesticulando algo, ya que porta auriculares y parece cantar canciones.

Una de nuestras reglas para elegir al personal es saber mucho sobre su vida, aunque sea la mitad de todo, así podemos saber si esa persona es de confianza, si podemos contar con sus dones para poder limpiar esta ciudad de la maldad.

—Tom, sabes que me estas metiendo en un rollo bastante grande con esto, ¿verdad? —Pregunta en tono neutral.

Junta todas las hojas, me arrebata las fotografías. Comienza a apilarlas una sobre otra para poder guardarla en una ficha. Yo asiento, sé el riesgo que podemos correr, pero pienso que ella es como nosotros.

Cuando la vi, en ese instante, me la imaginé en distintos episodios. Ella es ideal para atraer a la carnada con su inocente y natural belleza, para nuestros enemigos ella es la viuda negra. Pero hay algo más allá de eso, cuando la vi, supe de inmediato que necesitaba hacer algo para tenerla en mi vida, así que no lo pensé dos veces y dije: esta tipa es perfecta para nosotros, y para mí.

—Bien, pero debes contestarme una pregunta antes —Se pone de pie y yo le imito, esperando su pregunta. — ¿Qué le viste?

Sé que antes de concluir su aceptación, debo responderle un par de preguntas. Vacilo y coloco mis manos en los bolsillos, con mi hermano no tenemos tanta comunicación. Ni él ni yo nos preguntamos por nuestros ligues, tenemos otro tipo de relación de hermanos, uno frío y profesional. Casi como el rol Jefe-Empleado.

Our bastard secret [Tom Kaulitz - 1° y 2° Temp.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora