Capítulo 8.

796 46 1
                                    

Nos gritan y empezamos a salir, casi corremos hacia el ascensor. La luz se corta y no tenemos la más puta idea de por qué o quién lo había hecho. Bill toma de la mano a Nathallie y corren por el pasillo, sin luz el ascensor no funciona, así que se ponen a buscar las escaleras.

— ¡La puta madre! —Exclama Tom y me agarra de la cintura, llevándome con él a una de las puertas que contiene una barra roja, la toma y empuja.

— ¡Por aquí! —Llama al resto. Todos le siguen pero no puedo verlos, ya que él me lleva consigo como si fuera una bolsa de papas.

Los seis empezamos a descender las escaleras, las luces de emergencia están prendidas, y eso es bueno porque sino ya hubiéramos estado jodidos. Debemos actuar rápido, antes de que alguien aparezca y vea el cuerpo dopado de Quentin en manos de los sujetos que lo llevan.

Lo único que está a nuestro favor es que el tipo vive en el tercer piso. Tocamos la planta baja, entonces yo tomo la llave del dueño y la abro, todo esto sin que Tom me suelte.

Al respirar aire del exterior, rápidamente los tipos llevan a Quentin a una camioneta bordo, abren la puerta corrediza y  entramos todos. Bill se pone en el volante y da un chirrido con el acelerador.

Volvemos al depósito, no sé más de Quentin desde que bajé de la camioneta. Ahora me encuentro en el cuarto de Tom, él no está, se había ido con su hermano a quién sabe dónde.

Me quito el maquillaje porque parezco un mapache y eso me desagrada, me ato el cabello y me siento cómoda porque tengo mi ropa holgada y liviana. La puerta se abre y giro, Nathallie se presenta con un sobre en mano.

—Esto es tuyo —Me dice, extiende el sobre blanco y lo tomo con ambas manos. —Tu primera paga.

Alzo la vista y la observo. ¿Está hablando en serio?

— ¿Qué? ¿Es por adelantado? —El sobre está un poco grueso de lo normal. Ella niega con la cabeza y sonríe. Se cruza de brazos y larga un suspiro.

—Veo que no leíste bien el contrato, o tal vez te distrajiste mirando a Bill.

Ahoga una risita con sus dedos que sellan sus labios. Yo me sorprendo aún más. ¿Cómo es capaz de decirme eso si ella es la novia?

— ¿Disculpa? —Frunzo el ceño, me alejo para tomar mi bolso. Esto se está tornando raro.

—No te culpo —Sigue hablando. Yo guardo el sobre en mi bolso y lo arrimo contra mi hombro. Vuelvo a girarme. —Cualquier chica se distrae con él.

—Ah… —Balbuceo, no entiendo nada. —Si piensas que me pasa algo con él, estas muy equivocada.

Exhalo el aire, niego con la cabeza y continúo mi camino para salir de la habitación de Tom y poder irme a casa de una buena vez. La tipa está loca si anda alucinando con esas cosas, no entiendo cómo puede actuar tan normal si anda sospechando que supuestamente coqueteo con Bill.

Apoyo la mano en el picaporte y la voz de la chica se hace presente en el cuarto otra vez.

—Pero sí te distraes con Tom. —Determina. Yo me quedo inmóvil. —Vamos —Continúa hablando. —Se nota desde la otra punta del mundo que te gusta.

— ¿Qué mierdas estás diciendo? —Sueno fastidiada, y lo estoy. Volteo para verla. —Él no me gusta.

Ella asiente, mostrándose con una sonrisa cínica. Mira el suelo y se empuja hacia adelante para acercarse a mí. Su andar es relajado, no tiene ninguna prisa para venir hasta mí.

—A él le gustas —Me dice sonriendo.

—Pues bien por él —Aún mantengo mi fastidio.

No digo más y salgo de la habitación, dejándola sola. Mis pasos suenan por el pasillo de metal suspendido, escucho que ella quiere frenarme el paso.

Our bastard secret [Tom Kaulitz - 1° y 2° Temp.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora