Capítulo 21.

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Cierro la puerta del locker, no tengo una expresión definida, estoy seria o neutra, no quiero pensar en otra cosa más que en mi viaje con Alexander. Quiero irme lejos de todo esto, de la sangre, de la venganza, de las cuentas pendientes. Quiero desaparecer completamente, sacarme de la cabeza la imagen de Lovecraft que me observa agonizante.

—Little girl. —Giro a ver a Bridget, cierra la puerta tras su paso y yo continúo guardando mis últimas cosas. — ¿Estás bien?

Rápidamente asientocon la cabeza sin mirarle, me pongo el bolso al hombro y me dispongo a salir de la habitación.

—Nos vemos en unas semanas Bridget, cuídate mucho. —le digo casi sin voz.

Los cinco días han pasado con tanta prisa y yo regreso al depósito para tomar mi pasaporte y otras cosas que había dejado en el locker. En la planta baja, el silencio reina, todos parecen haberse pedido el día por el tema de Navidad. Solo unas pocas personas caminan de forma rápida para acelerar el trabajo y así poder irse a casa.

— ¿Te irás sin despedir? —Me detengo y Bill se pone frente a nosotras.
Yo le miro e intento sonreír, estoy desganada, solo quiero estar en el avión y poder disfrutar de esa primera vez que todos tienen.

—Lo siento señor, pensé que tenía asuntos qué resolver.

Él niega con la cabeza. —Espero que puedas disfrutar de tus merecidas vacaciones, y el día que vuelvas, llamas a Bridget para que me informe.

Asiento con la cabeza, se a a mí y me abraza, eso es algo que no se le está permitido hacer con alguno de los miembros de la asociación. Mi móvil comienza a sonar, por lo que nos separamos y le pido disculpas a Bill, él me dice que está todo bien y desaparece con Bridget.

—Hola hermosa. —Escucho la voz relajante de Alexander. Sonrío y empiezo a alejarme del depósito, saliendo del mismo.

Hablo con él animadamente mientras me dirijo a la salida del muelle, él me va a esperar ahí. Jamás le cuento de mi trabajo, tan solo le digo que voy a ayudar a ciertas personas en una pescadería.

Cuando estoy con Alexander las cosas toman su lugar, me refiero a que no piensa en esas atrocidades que Tom ha hecho, o las que me imagino que realiza. Con Alexander puedo encontrar esa seguridad que hace bastante tiempo no encuentro, me siento a salvo, es como si nunca hubiera ingresado a servicios oscuros por un accidente automovilístico.

Al encontrar el gran vehículo, me subo y saludo a mi chico con un beso. Mi maleta ya se encuentra en su auto debido a que antes de venir aquí ya había preparado todo.

— ¿Estás lista? —me pregunta.

Yo deslizo mis ojos hacía él. Tom siempre me pregunta lo mismo, así que mi mente maquinea que es él quién lo hace. Niego con la cabeza y vuelvo en sí, Alexander sonríe.

—Ah, sí —Contesto de inmediato. —Estoy más que lista.

El viaje se me hace eterno a pesar de que el aeropuerto no queda tan lejos del muelle. Alexander va hablando de sus negocios y reuniones, y yo a duras penas le escucho; me concentro en todo lo que había pasado en estas últimas semanas.

Los copos de nieve golpean contra mi ventana, veo todo el paisaje blanco, las montañas de nieve que se acumulan al costado de la autopista, y los muñecos que los niños hacen con sus padres deseando una Feliz Navidad, pero para mí nada es feliz si había presenciado una de las tantas muertes que sucedió siendo compañera de Tom.

Tom…

El idiota que no sale de mi cabeza, por más que pienso en miles de cosas, siempre termino pensando en él y en su jodida mente de psicópata.

Our bastard secret [Tom Kaulitz - 1° y 2° Temp.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora