Capítulo 17.

652 36 1
                                    

Faltando una semana para Navidad, la nieve cubre como de costumbre las calles, nieva como si no hubiera un mañana. Pero para mí eso se va a acabar pronto, ya que en cinco días voy a viajar con Alexander para el Caribe, quedamos en pasar la Nochebuena en ese hermoso lugar.

Bill me había aceptado la propuesta de irme ese día, me dijo que me daba unas vacaciones de dos semanas, por lo que le agradecí gentilmente.
En cuanto a Tom, no lo he vuelto a ver desde que salimos del hotel la noche del horror, a veces lo vep pero desde lejos y casi no entablamos conversaciones largas como antes. De hecho, ya ni lo reconozco, actúa tan frío conmigo.

Estoy sacando unos papeles de lo que viene a ser mi casillero en la sala de empleados, cuando veo que Bridget se acerca con una tristeza en su rostro.

—Me dijeron que te vas al Caribe. —Sostiene un cuaderno de tapa dura azul, siempre lo tiene pegado contra su pecho. — ¿Te vas con el niño rico?

Yo me echo a reír y cierro el casillero. Me dirijo hacía ella sonriendo.

—No es un niño, pero sí, me voy con él. —Guardo los papeles en el bolso caro que Alexander me había regalado.

— ¿Eso también te lo dio él? —Señala indiferente el bolso de Prada. Yo asiento y comienzo a salir de allí.

—Ya vas muy en serio con ese tipo. —Comenta cuando abandonamos la habitación y salimos hacía el exterior, la planta baja del depósito.

— ¿Hay algún problema? —Pregunto sin mirarle. Lo que voy descubriendo de Bridget es que es muy chismosa y siempre anda preguntando el cómo y el porqué de las cosas. En ese sentido, Nathallie era muda, no te preguntaba por tu vida privada, tan solo hacía comentarios con respecto al aquí y ahora de las circunstancias.

— ¡Little girl! —Oímos las dos y me detuve, estamos en el centro de todo. Bill camina de forma rápida hacía nosotras, Bridget se cruza de brazos. — ¿Ya te vas?

—Sí señor, solo vine a recoger unas cosas. —Miro el bolso. — ¿Sucedió algo?

—Necesitamos de tu persona para la última misión, antes de que te vayas.
Miro a Bridget, ella parece no asombrarse, tal vez ya lo sabe. Yo vuelvo mis ojos hacia los de Bill y él me sonríe.

— ¿No hay reunión? —Pregunto dando por entendido que acepto la propuesta.

La pelirroja se despide inclinando su cabeza y luego se marcha dejándonos solos. Yo le miro unos instantes, luego Bill voltea a ver cómo se va.

—Es una increíble chica, a pesar de que Nathallie llegará en cualquier momento, y voy a tener que despedirla —Habla de repente.

Le miro extraña, ¿Ya se arreglaron?

—Ah, ¿Y por qué no conserva a las dos, Señor? —Él voltea a verme. —Digo, creo que podría serle útil, en especial cuando me encomienda con los mandados, siempre ha sido de gran ayuda.

Él asiente. —Tal vez tienes razón, tú y ella siempre se llevaron bien. Voy a pensarlo.

Frunce el ceño sonriendo tapando su labio con el dedo índice, yo le devuelvo la sonrisa. Me da la indicación de que le siga hasta su oficina, y así fue; cuando llegamos me dice que me ponga cómoda, dejo el bolso sobre el sofá y voy a sentarme frente a él en su escritorio. Comienza a sacar unos papeles que están apilados a su derecha, saca una carpeta de tapa amarilla y empieza a inspeccionarla de manera tranquila. Yo solo me detengo a observar a su alrededor, automáticamente giro mis ojos hacía la pizarra; allí siguen las fotografías y las tachaduras, pero ahora veo que hay más. Reconozco la imagen de Quentin y de otras tres personas más. No quise hacer una pregunta al respecto porque eso no es de mi incumbencia pero empiezoa a ponerme tensa de pensar si ellos también eran sus amigos, o algo por el estilo.

—Antes que nada —Dice él y yo le miro rápidamente. — ¿Tú sabes bailar?

Observo confundida su rostro, sus ojos se suben para enfocarse en mí y me da una gélida sonrisa.

—No tanto, pero puedo aprender. —Parpadeo mientras pongo una pierna sobre la otra y me reacomodo en mi lugar. — ¿De qué trata?

Me inclino un poco para husmear en esas hojas, Bill me tiende la carpeta completa mientras comienza a tomar un lápiz y papel.

—El sujeto, Dave Lovecraft, es un empresario en ascenso a la popularidad. —Yo abro la carpeta, puedo ver al tipo del que me habla. Un sujeto calvo, de mirada penetrante, con las arrugas correspondientes a su edad pero está atrapado en el cuerpo de un tipo de treinta años. —Ha tenido contacto conmigo por más de cinco años, claro, yo conseguí que le reconocieran y de ahí, la fama viene en camino. Pero no me ha devuelto el favor y yo no soy una persona insistente, por lo que, si no me responden a la primera, les haré pagar en la segunda.

Yo asiento, estoy consciente de lo que quiere decir con esas palabras, pero la mayor parte de mí se enfoca en mi nuevo trabajo, es como si no me importara si hay que lastimar a alguien.

—Tom te acompañará en esto.

Al decir eso, alzo la vista para enfocarme en él. En ese momento, la puerta se abre y el responsable de ese nombre ingresa.

—Oh, llegaste justo a tiempo —Le dice Bill animado. Le señala la silla que está situada a mi lado.

Él empieza a caminar para sentarse, yo le sigo en todo el recorrido y no me mira. Tiene una remera de mangas largas que tienen unos agujeros, dando la impresión de ser un tipo de calle, y una campera de jean que le va algo corta con unos pantalones vaqueros oscuros y sus inseparables zapatillas estropeadas; no puedo de admirarlo en silencio. Al cometer la acción continúo viéndolo por unos segundos, después volteo a seguir leyendo las hojas.

—Como decía, Dave estará hoy en la noche en Star Dance, un cabaret. Así que quiero que tú, Little girl, vayas y le sacudas el trasero. Tom hará el resto.

Cierro la carpeta y lo deposito en la mesa, me cruzo de brazos. Recuerdo lo que Tom me había dicho la noche de mi primer homicidio, y suelto la lengua.

—No me diga, Tom usará Murderer. —Deslizo mis ojos hacia él, pero éste solo se concentra en observar a su hermano.

—No —Interviene Bill. —Quiero que lo hagan sufrir.

Suena efusivo, en su rostro noto que él está en verdad fastidiado por lo que sea que Dave no había cumplido. Yo asiento callada, comprendiendo sus palabras. Nos da la orden de salir y yo soy la primera en abandonar la oficina.
Al hacerlo, Bridget me sonríe.

— ¿Necesitas lencería nueva? —Muestra una tarjeta de crédito, y la sacude como si se tratara de un juguete para bebés. Yo me río.

La puerta se abre de repente, las dos giramos. Tom y Bill salen. El primero no deja de observar a su hermano, siento que está molesto por algo, tal vez pasó mal la noche, tal vez no pudo llevarse a nadie a la cama. O tal vez, yo soy la culpable de su fastidio.

—Oh, y claro que él las acompañará. —Dicho eso, el de ojos miel cierra la puerta.

Los tres nos miramos, ahora la situación se pone tensa debido a que Tom tiene la mejor cara de culo que podría haber visto en toda mi existencia. Bridget hace desaparecer toda su emoción para transformarse en alguien seria, algo que se ve raro en ella ya que siempre se muestra alegre y risueña.

—Avisen cuando nos vamos. —Es lo único que dice él y pasa por mi lado, empujándome un poco. Yo me quejo en silencio y veo como se va hacia las escaleras para descenderlas. Definitivamente está enfadado conmigo por algo, ¿Por qué?

— ¿Qué le sucede? —Le pregunto a la pelirroja. Ella alza los hombros.

—No tengo la más mínima idea pero si no me dijo pecas, es porque en verdad algo extraño le está pasando.

Our bastard secret [Tom Kaulitz - 1° y 2° Temp.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora