Capítulo 16.

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Como hemos quedado, Tom y yo pasamos la noche en el hotel cercano a la mansión dónde el horror tuvo lugar. Yo me termino de poner mi pijama infantil y me arrastro como una felina sobre la cama hasta ponerme del lado izquierdo. Mi acompañante está en el balcón, lo veo tras el ventanal, fuma tranquilamente inclinado hacia adelante, sostenido con sus brazos sobre el barandal.

Solo tiene el pantalón negro de vestir, está con el torso desnudo y el viento juega con los mechones de su cabello, esos rebeldes que se atrevieron a salirse de la cola de caballo. ¿Acaso no tiene frío? El invierno se presenta de forma inesperada, porque al primer día una helada impresionante abrazó la ciudad y casi muero de hipotermia.

Me apena verlo así por lo que salto de la cama envuelta con el cubre cama, y camino descalza hasta ponerme del lado derecho. Miro hacia abajo, estamos muy arriba, así que me hago hacia atrás.

Escucho que él se ríe y muevo la cabeza.

— Tú vas a morir por el vértigo, y yo de hipotermia. —Comenta. Desvía su mirada hacia mí.

—Entonces ten. —Levanto los brazos, haciendo del cubre cama una carpa para ambos. Él la toma y nos cubrimos los dos. Cada uno lo sostiene de un extremo.

— ¿Crees que nos atraparan? —Pregunto sin dejar de mirar las luces que titilan a lo lejos.

El guarda silencio, responde siempre luego de unos instantes, como si pensara en mil maneras de responder pero siempre termina diciendo lo primero que se le viene a la mente.

—No lo creo, después de que estuvo con nosotros, otra pareja conversó con él. —Hace una pausa breve. —Además, ya te dije que con lo que le di es imposible de registrarlo en la autopsia.

— ¿Cómo se llama? —Tengo curiosidad, quiero saber el nombre de lo que hizo que presenciara mi primera muerte.

Murderer. —Me contesta. —El que la creó no tenía mucha noción al parecer ya que murió al probarla. Es una combinación de otros estupefacientes, pero él le dio el toque final.

— ¿Cuál fue?

—Él se sentía solo, todos sus sentimientos negativos, todas esas emociones pesimistas fue lo que le faltaba. Había perdido a su hija, vio cómo asesinaron a su esposa por no pagar unas cuentas pendientes así que él decidió crear una nueva droga, una potente, letal.

—Entonces el viejo se sentía solo también. —Él asiente, yo aprieto mis labios. — ¿Crees que pueda tomarla? Digo, ¿Sería doloroso morir de esa forma?

Vuelve a perderse entre las llamativas luces titilantes, no digo más. Capaz que me cree una despechada o suicida al pensar en morirme como el sujeto. Mis sentimientos son nulos, mis emociones se califican como hipócritas porque yo jamás siento algo, nunca voy a sentir de nuevo el revoloteo de las malditas mariposas, o el suspirar de una enamoradiza, ni mucho menos llorar de felicidad cuando alguien, supongamos, te pide matrimonio.

He sufrido demasiado y eso se convierte en mi trauma adolescente, algo que va a perdurar para toda mi vida.

— ¿Piensas que estás sola? —Pregunta él. — ¿Qué tus emociones y sentimientos son inválidos?  ¿Mataron a tu esposo, asesinaron a tu hija? ¿Has sufrido lo suficiente como para saber si ya puedes morir? No, lo tuyo fue diferente, Litte girl.

Sus preguntas son como una tonelada tras otra sobre mí. Sé que soy joven, pero él no sabe todo lo que tuve que soportar y sufrir, todas las aberraciones y humillaciones que tuve que pasar.

—Ah, no pero… Sufrí de otra manera. —Titubeo, el frío que siento en mis pies se va a subiendo por mis piernas.

— ¿Cuánto grado de sufrimiento puedes soportar? —Cuestiona. — ¿Estás dispuesta a morir sin saber qué es lo que se avecina en el futuro?

Our bastard secret [Tom Kaulitz - 1° y 2° Temp.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora