Capítulo 6.

934 50 0
                                    

De mi bolso saco el paquete de cigarrillos. Me encuentro afuera del edificio, apoyada en un poste de luz. Tomo uno y lo atrapo con mis labios, ahora necesito buscar la cajita de fósforos.

Estoy tan concentrada en el interior de mi bolso, que no me doy cuenta que una pequeña llama de encendedor está frente a mí. Alzo la vista y Tom está aquí, no digo nada y acerco el cigarrillo al fuego e inhalo. Él guarda el objeto.

— ¿Hace cuánto tiempo estás aquí afuera? —La voz se le nota cansada, de hecho, posee gotitas de sudor por su frente. Ya sé por qué las tiene.

— ¿Te importa? —Libero el humo, acomodando el bolso sobre mi hombro. Vuelvo a darle otra profunda calada a medida que entrecierro mis parpados.

Tom hace una mueca, no entiendo a qué viene eso.

—Así que ya firmaste el contrato —Comenta.

Yo asiento, saboreando la nicotina en mis pulmones. Libero el humo, relajándome.

—  ¿Cómo está tu brazo? —Lo señala, yo miro su lugar.

—Debería cambiarle la venda, pero está bien. —Mis labios se hacen una línea, dándole poca importancia al asunto.

Continúo fumando tranquila, hago de cuenta que él no está, porque así me siento cuando disfruto de un buen cigarrillo, nadie existe para mí. Siento su mirada fija en mi dirección, pero no quiero mirarle, me aguanto esas ganas.

—Creo que iré a casa —Digo para calmar la tensión.

—No puedes irte —Habla. —Mi hermano aún no te dio tu primera tarea.

—Dejé mi número —Fumo. —Así que él me llamara.

Empiezo a fastidiarme, no entiendo por qué, o mejor dicho, lo sé y no quiero admitirlo. No puedo entender a los tipos como él, es más, me había planteado no meterme ni establecer un vínculo social con personas de su mismo linaje, porque en verdad es irritante. Además de que el último idiota que pasó por mi es como él, no quiero atravesar lo mismo sea o no mi compañero, esas actitudes de mierda no están para aguantarse.

No termino el cigarrillo y lo arrojo al suelo, ya estoy lista para irme a casa, aunque no tengo idea de cómo salir del puerto.

— ¿en serio vas a irte? —Pregunta cuando ya me alejo de él.

Bufo, y giro a verle.

— ¿y qué quieres? —Digo con las cejas fruncidas. — ¿Quieres que me quede?

—Sería lo ideal —Responde rápido.

Deslizo los ojos, enfocándolos en algún objeto cercano. Él empieza a venir hacia mí, yo no puedo moverme. Si retrocedo, va a pensar cualquier cosa, y si salgo corriendo, me puede seguir. Muchas opciones no tengo, porque de igual manera me va a atrapar.

—Si quieres podemos pedir pizza —Se queda pensando. —O… Si eres vegetariana.

—   ¡No quiero una maldita pizza! —Digo de mala gana. —Ni tampoco soy vegetariana. Me quiero ir a casa.

Le doy la espalda y sigo caminando, y esta vez lo hago rápido. Siento que él viene atrás de mí, me toma del brazo y me gira de forma brusca, hace que mi pecho golpee el suyo, quedándonos cara a cara.

— ¿qué te sucede? —Me pregunta mirándome a los ojos.

La puta madre, ¿porqué mierda hace eso? Intente zafarme, pero no puedo. Él me gana.

—Solo quiero irme a casa, a mi cama, estar entre mis sabanas y dormir —Contesto firme. —Ahora, si eres tan amable de soltarme…

—No lo haré —Me interrumpe. —A menos si aceptas comer una pizza conmigo.

Our bastard secret [Tom Kaulitz - 1° y 2° Temp.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora