Capítulo 13.

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Estamos en su PH, Tom no mentía cuando me decía que es un exitoso joven empresario, Alexander tiene muchos lujos, toda la buena vida la puedes ver en el interior de su hogar.

Estoy sentada en un sofá blanco enorme, mientras bebo más tranquila el vaso de agua que le he pedido. Veo que él camina de un lado a otro con su móvil pegado a la oreja.

De pronto recuerdo que ha pasado tiempo desde que nos alejamos en su carísimo auto. La verdad que nunca he visto un vehículo de ese tipo, debe ser de edición limitada.

—Al parecer, era una amenaza hacía mí. —Se echa a reír un tanto nervioso.

—Es por eso que no puedo mostrarme mucho en público.

Me sonríe, enseñando una dentadura que solo los dentistas más caros pueden brindarle. Yo asiento.

—Necesito llamar a una amiga. —Me pongo de pie, él cede y se retira para dejarme sola.

Tomo mi móvil, y lo enciendo, me aparecen quince llamadas perdidas y diez mensajes de texto, todos de Tom.

Suspiro y le marco, al tercer tono él contesta.

—Si, soy yo… Estoy bien, ¿Qué?... Sí, estoy bien Tom… Lo que pasa es que Alexander… Sí, estoy con él. No… Pero…

Miro el teléfono, me ha cortado. Enarco una ceja sin entender mucho por qué lo ha hecho, cuando quiero volver a llamarlo, me encuentro con que había apagado el celular. Mierda.

— ¿Todo en orden? —Veo que Alexander ingresa solo con su camisa blanca, que tiene desabotonado los primeros botones de la parte superior, y deja al descubierto su pecho.

Yo muevo la cabeza en señal de afirmación, y guardo el móvil.

—Creo que es mejor irme a casa. —Acomodo mi pequeña cartera.

—No puedes irte. —Él se acerca, con sus cautivantes ojos verdes y su cabellera castaña clara. —Puedes correr el riesgo de que te encuentren por estar conmigo. Además, tampoco quiero que te vayas.

Se acerca a mí, se inclina y empieza a besarme el hombro. Yo cierro los ojos, sentir sus labios sobre mi piel hace que se me erice la misma, y más, sabiendo que él es un hombre realmente guapo.

Busca mis labios, los dos nos besamos con deseo, la pasión entre nosotros no tarda en presentarse. Juntos empezamos a deshacernos de nuestros atuendos, nos molesta, y queremos librarnos de ellos.

Me alza con sus manos, logrando que mis piernas se enreden en su torso, un torso bastante trabajado. Nos reímos, yo estoy extasiada de todo lo que él me hace sentir, sé que solo es atracción por salvarme, sé que estoy entusiasmada porque él me ha rescatado, y me ha besado de una manera que nunca hubiera imaginado.

Vamos a su habitación, sin dejar de besarnos, sin dejar de desearnos. Me recuesta en la cama y yo me deslizo hacía atrás con mis manos, viéndole el torso desnudo, y él contemplándome en ropa interior. Me sonríe y se acerca a mí para besarme de forma bestial.

Por la mañana siguiente, Alexander me deja en la entrada de un edificio que no es mi hogar, pero que Bridget me dice que me deje. Cuando me inclino para saludarle me besa. Al erguirme, puedo ver que a mi derecha Tom y Bridget me miran. La pelirroja sonríe como siempre, se encuentra sana y salva, yo me alivio y le sonrío también.

—Nos vemos después. —Y con eso, Alexander se marcha en su glorioso vehículo.

Los otros dos se acercan. Bridget me abraza como si fuera su hermana.

—Me alegra saber que estas bien. —Con sus brazos casi me asfixia, y yo río nerviosamente.

—Lo mismo digo. —Le doy palmaditas en la espalda.

Our bastard secret [Tom Kaulitz - 1° y 2° Temp.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora