Capítulo 18

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Durante la caída ambas lograron transformarse en dragones de cuerpo completo. Ildri agito las alas un par de veces y logró elevarse, Noleani por otro lado no lo logro y rompió la superficie del lago transformada en dragón.

Todos sobre el acantilado oyeron los gritos y luego un par de ruidos roncos, de un momento a otro vieron elevarse desde el acantilado a un dragón un poco menor a la mitad del tamaño de Smaug. Este tenía brillantes escamas de un lila claro, grandes alas lisas, largo cuello y extremidades, largas garras y colmillos, también poseía una fila de púas que iban desde su coronilla, bajaban por su columna y terminaban en la punta de la cola. Y dos púas a cada lado de la quijada.

La dragona aterrizó junto a todos los que estaban arriba, los enanos por puro instinto sacaron sus armas, pero la dragona ni se inmuto, se acercó al borde del acantilado y miro hacia abajo, donde un dragón de color negro salía del agua, podía ver a Aske también estrujándose la ropa, no pudo evitarlo y soltó una ronca risa. Los enanos guardaron entonces sus armas y Thorin dejo de apretar al pobre Bilbo, ya que al ver al dragón, saco la espada, y manteniéndola en alto con una mano, con la otra atrajo al mediano protectoramente.

— Bien hecho, sabía que al menos uno lo lograría al primer intento — mintió el mago, la verdad jamás estuvo seguro de la eficiencia del plan que él mismo propuso. Luego de unos minutos los hermanos llegaron a la cima nuevamente, habían escalado, no les fue muy difícil, ya anteriormente lo habían hecho, varias veces de hecho, había sido parte de su entrenamiento en anteriores ocasiones.

— Uno menos faltan dos — dijo el Elrond.

— Sí, pero esta vez tío — pidió Aske al elfo — quisiera saltar por mi cuenta.

— Claro, la primera vez fue un desliz de mi parte — dijo el elfo.

Los dos saltaron, igual que la vez anterior primero se oyeron los gritos de los hermanos y luego dos sonidos roncos, se habían transformado, Aske para su desgracia, demasiado tarde, sumergiéndose por segunda vez en el lago. Esperaron unos segundos y un dragón negro apareció ante sus ojos, era de la mitad del tamaño que el dragón lila, escamas de un negro intenso, grandes alas como de murciélago, también contaba con las púas de la espalda y cola, tenía grandes orejas y filosas garras, aterrizo frente a los enanos y sonrió, sorprendentemente, no tenia dientes.

— Aww mira eso Fili, luce tan tierna... — dijo Kili acercando la mano para acariciarlo, fue cuando las encías vacías se llenaron de filosos dientes haciendo saltar al enano hacia atrás sorprendido, la dragona azabache rio por lo bajo.

— Interesante — comentó Gandalf — dientes retractiles ¿también las garras lo son? — Preguntó a las dragonas, estas ocultaron y sacaron las garras — eso es magnífico.

La dragona más grande rugió levemente para llamar la atención de su hermana que jugaba con sus dientes retractiles frente a los enanos, cuando ésta volteo a verla, la dragona le hizo una seña para que se asomara por el acantilado, la pequeña dragona obedeció. Del lago salía un dragón color naranja.

Ambas dragonas comenzaron a reír, el dragón naranjo se sacudió en la orilla del lago y regreso a su forma normal, Aske comenzó a escalar nuevamente el acantilado, al llegar arriba encontró a sus hermanas en forma de dragón riéndose.

— ¿Qué es tan gracioso? — pregunto el empapado chico.

— Tú – dijeron ambas divertidas y siguieron riendo.

— Ja, ja — dijo el chico.

— Vamos hermanito ya sabes lo que dicen — dijo Noleani.

— ¿Qué?

El Hobbit y los Cazadores de DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora