7· CALIBRE 32

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¿Donde estabas tú cuando nuestros corazones sangraban?










Fruncí el ceño y mi cara no pudo desfigurarse más al desagrado como lo hacía ahora. Mis dientes se presionaban entre si, sin poder desviar mis ojos de su persona ni otra. La rabia me consumía, no había miedo, y esa tendría que ser la primera impresión de una persona normal.

Mi brazo no titubeo al apuntar la pistola que mi padre guardaba por seguridad en su dirección.

—Aléjate de él. —gruñí a través de mis dientes soltando el seguro de la pistola.

No podía ver sus hermosos ojos marrones, estaban cerrados mientras líneas de sangre caían de uno de sus parpados, labios y un costado de su cabeza. Verlo otra vez de esa manera, con los moretones en su cuerpo nuevamente me hacían hervir de pura rabia.

El extraño sujeto de mascara rajada de un blanco sucio al igual que su sudadera, dejo de estar en cuclillas cerca de Tobias quedando de pie. Mi brazo subió con el arma a medida que se movía apuntando su jodida cabeza.

Cabellos negros sobresalían de su capucha y sus manos eran cubiertas por guantes.

El sujeto de mascara no se volvió a mover, observándome.

Mis dientes chirriaron y mis ojos casi escupían fuego. El silencio en la oscura habitación parecía tragarse todo. Apriete el gatillo de una vez, la bala reboto en la pared cuando el sujeto la esquivo y no perdí el tiempo; solté seis balas cuando la ira rugió.

La manga de su brazo izquierdo se tiño de rojo y su tobillo derecho se desgarro cuando no pudo esquivar la última bala a tiempo. Sorprendentemente no hubo gritos de dolor ni quejidos. El sujeto desapareció tan rápido por la ventana cuando volví a apuntarlo con la pistola.

Mi cuerpo quedo tieso unos segundos; no había arrepentimiento ni miedo en mi.

Tire aun lado el arma y me apresure hacía él.

—¡Toby! —tome su rostro entre mis manos, estaba inconsciente.— Estarás bien...

Lagrimas bajaron por mis mejillas; no podía entender esto y no quería que Toby sufriera de ningún modo, yo evitaría eso a toda costa sin importar nada.

—Lo prometo. —susurre contra su frente.

 —susurre contra su frente

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Una mano paso frente a mi rostro y cubrió mi boca con fuerza. Puse los ojos en blanco alarmada empezando a forcejear bruscamente, escuche el motor de una motocicleta encendido a mis espaldas y cabecee para ver al sujeto detrás mió.

—Cálmate, rebelde idiota. —su voz resonó por mis oídos y cuando inclino su rostro por un lado de mi cuello gruñí. Antes de que pudiera morder su asquerosa mano me empujo hacía adelante, librándome.

Rápidamente me voltee en su dirección. —¡¿Que putas te pasa, jodido estúpido?! —le escupí enojada.

Él simplemente me enseño una sonrisa ladeada y arqueo una ceja con altanería.

—Maldito adefesio. —dije entre dientes.

—Tus extraños insultos solo me entretienen. —sonrió más el muy prepotente.

Cuando me reasigne a dejarlo estar el bastardo avanzo hacía mi nuevamente. Me puse en guardia rápidamente y lance un puñetazo al aire. Doughty lo esquivo y sostuvo mi muñeca con fuerza.

Gruñí y maldije entre dientes.

—¿A donde te dirigías?

¡¿PERO QUE COÑO?!

¿Acaso este idiota me estaba siguiendo?

—¡Maldito acosador! ¡¿estabas siguiéndome?! —tire de mi brazo, una y otra vez pero el muy imbécil no daba a torcer el suyo.

—No. Fue una estupenda casualidad verte vagar por las calles cuando recién empieza a oscurecer. —recito como si nada. Más esas palabras me brindaron un escalofrío, parecía algo implícito o tal vez solo eran ideas mías pero, la forma en la que dijo esas palabras parecían tener un tonó de advertencia y amenaza.

Rápidamente volví a reaccionar y forcejear en su contra.

—¡Suéltame, jodido bicho estúpido acosador! —le grite rabiosa.

—¿Lo ves? Por estas actitudes que tienes hacía mi, es que he tenido que pillarte en estos momentos y ahora... —hablaba con diversión y de un momento a otro su ceño se volvió serio. — ¿Debo forzarte a escucharme?

Puse los ojos en blanco, le lance una patada en la espinilla. Él solo gruñó en respuesta y logró atrapar mi otro puño que iba directo a su estomago.

—Creo que eso es un si. —dijo entre dientes, con sorna e ironía.

—¡¿Que es lo que te pasa?! ¡no voy hablar contigo, es mucho ya que por tu estúpida novia me suspendieran! —lo fulmine con la mirada mientras hacía fuerzas para liberar mis brazos.

El idiota arqueo una ceja.— SJ no es más mi novia, desde hace ocho meses. No es mi culpa lo que te paso de todas formas.

—¡Es una puta loca! ¡casi me deja sin aire y claro que es por tu maldita culpa! —enterré abruptamente mi pie sobre el suyo.

Los ojos de Doughty se desenfocaron, supuse yo, del dolor. Pero no me espere que tuviera tanta resistencia, me jalo hacía él y soltó mis muñecas solo para rodearme por completo.

—Me importa un comino lo que te paso con SJ ahora, ¿no te interesa saber de tus padres?

Deje de removerme como una condenada cuando mencionó a mis padres. Lo mire entrecerrando mis ojos. ¿A que venía todo esto? ¿de eso quería hablarme desde hace dos días? Tire mi cabeza hacía atrás y la volví hacía adelante antes de que él pudiera reaccionar.

Carajo.

Me lleve una mano a la frente, y pensar que en las películas de acción se veía tan simple. Como Alan era más alto que yo, el golpe no lo recibió en la frente. Volví a mirarlo, maldijo un par de veces entre dientes y cuando se quito la mano del rostro pude ver una pequeña gota de sangre bajar por su nariz.

Él me miro unos segundos en silencio. Me sorprendió, pensé que me gritaría.

Si las miradas matasen. Dios, si las miradas matasen.

—¿Qué dices? ¿que demonios sabes tú de mis padres? —interrogue masajeando mi frente mientras retrocedía unos pasos.

Alan me enfocó con la mirada, sus pardos ojos se vieron extraños por un segundo pero sin menor causa volvió a sonreírme de lado.— Se están metiendo a la boca del demonio...


R A G E. ticci tobyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora