17· SANGRÍA

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Miles de pedazos de vidrio tú enterraste debajo de mi piel. Y me dejaste ahí para morir desangrándomeapocalyptica.













Las palabras de mi hermano se reprodujeron como una promesa en mi cabeza. Tal vez estaba siendo sentimental en cuanto recordé las palabras; Nunca te dejaré... jamás.

Aquello llegó a mi mente junto al recuerdo de mi con cinco años llorando en brazos de mi hermano cerca de una luz de noche en medio de un gran cuarto vacío.

Sólo éramos nosotros.

Juntos contra todos.

«Sólo espérame»

—Pitufa. —abrí los ojos y me aparte de su hombro para observarlo. Él tomó mis mejillas y sus pulgares apartaron lágrimas que no percibí. —Quédate a mi lado ¿si?

«Junto a mi... siempre»

Le mire por varios segundos antes de asentir, entonces me dio la espalda y jaló mis brazos sobre sus hombros para que me subiera. Eso hice y pude ver más adelante a la mujer de cruces esperarnos.

Ella nos abrió un nuevo camino, me sorprendió saber que todo este lugar era subterráneo en cuanto nos subimos en un viejo monta cargas de hierro y nos elevamos.
La circulación de cables era antigua y muy lenta, deje de mirar el techo rejado cuando noté las paredes a nuestro alrededor manchadas.

No iba a preguntar.

—Mike, puedes bajarme.

—Cállate, éstas herida.

—No inválida. —reproche con los acontecimientos de antes burbujeando en mi con enfado ¿Acaso debía esperar a salir de aquí para golpearlo?

Si, tengo un cariño especial por mi hermano; primero me preocupaba que estuviera bien pero ahora que lo veía vivo me daban ganas de darle unas hostias de muerte y respondiera a todas mis preguntas.

—Se lo que piensas ahora, enana, agradezco que aún no me golpearás y en cuanto regresemos vamos hablar. —Mike siempre sabía interpretarme y por eso no podía esconderle nada pero me daba algo que él si pudiera.

—Quiero que seas sincero, maldito.

—Nada de insultos ahora, lo seré.

—Y en adelante por siempre, infeliz.

—¡Deidara!

—Ya.. —me quejé bajando lentamente mi voz cuando recordé a la mujer rubia. — Mike... sólo, sólo quiero que me respondas esto ahora..

Él suspiro y asintió.

—Mamá y papá... —su cuerpo se tenso. — ¿están..?

—Están bien, pronto los veremos. —se adelantó a decir.

Mi ceño se frunció.

El monta cargas se detuvo en una planta con ligera iluminación de focos amarillentos en las paredes.

Me impulse con fuerza y aparte de Mike, casi haciéndole tropezar.

R A G E. ticci tobyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora