9· MECÁNICA DESTRUCCIÓN

477 58 6
                                    









El momento en donde yo mató la conversación, terminó con esto con un cuchillo al que me gusta sentir ¿Como sabes cuan profundo llegará antes de que esto sea real? Pierce the veil.







Recuerdo una frase de mis libros que me hizo estremecer y desagradar cualquier acto de amor, nada piadosa y cruel.

«Amar significa destruir y ser amado implica ser destruido»

El chico delante de mí no desviaba sus marrones ojos del pavimento, los postes de luz parpadeando a nuestro paso le daban un toque más lóbrego a esta noche de luna llena sin estrellas. Así debían ser la mayoría de las noches para él, con las constantes peleas de sus padres no había otro remedio que acompañarlo a caminar, su madre ya sabía que sólo empeoraban a Tobias con cada grito de ellos. Peor era cuando se trataba de su hermana.

¿Me estaban destruyendo?

¿Podía eso ser una posibilidad?

Pellizque el puente de mi nariz para negarme eso, no era amada como quisiera, no me destruían, tal vez yo misma lo hacía. Me torturaba y a la vez rogaba detener este martirio antes de realmente parecer una masoquista pero creo que ya era tarde.
Cada minuto, hora y segundo junto a él me volvían adicta al dolor, irónico, mientras a él todo rastro de sentir se desvanecía junto el dolor que jamás pareció experimentar.

¿Cuánto más podría perder el tiempo mi maldito corazón? Había demostrado estar dispuesta a proteger a ese chico de los tic's contra todos. Empuñar un arma por él no era problema si eso significaba que aún podía estar cerca de él pero.

¿Matar?

Jamás me detuve a pensar en ello, tampoco lo hice cuando disparé hacia ese sujeto enmascarado, sólo estaba pensando en protegerlo, entonces... Eso tal vez querría decir que podría...ser capaz.

Mis pies dejaron de caminar, de seguir el paso depresivo de Toby y aunque mis ojos mirarán hacia el frente nada veía en realidad. La opresión en mi pecho me condujo al horror y una adrenalina que hacía a mi cuerpo temblar.

Maldición, no podía ser cierto.

Regresé a la realidad cuando escuché un golpe seco, Tobías a diez pasos por delante de mí seguía caminando como si nada a pesar de haberse chocado contra uno de los postes de luz.

No sé detuvo porque no sentía dolor alguno.

Comenzaba a entender que, lo estaba perdiendo.

La adrenalina hizo a mi cuerpo más ligero junto a la desesperada idea de abrazarlo; corrí hacía él.

—¡TOBY! —el grito rebotó por toda la silenciosa manzana.

Tobías apenas si logro voltearse al escucharme cuando mi cuerpo chocó contra el suyo, mis piernas se enredaron en su cintura y él, por reflejo propio, me sostuvo firmemente de los muslos mientras mis brazos rodeaban su cuello.

Apenas respiré a centímetros de su cara pálida antes hacer lo impensable, lo besé, aterrada.

Aterrada de que dejara de sentir cualquier emoción; aterrada de ya no ver ni un sólo sentimiento en su castaña mirada; aterrada de no volver a verlo sonreír ni reír; aterrada de perderlo al final porque, esa horripilante sensación siempre estuvo conmigo. Esa sensación de que algún día ya no lo volvería a ver.

R A G E. ticci tobyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora