20· QUIERO VERTE FELIZ

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Te amo por todo lo que alguna vez
me quitaste, te amo por cada vez
que me dejaste, te amo por nunca
dejarme escapar.
in this moment.








¿Por que estoy aquí?

Los siguientes minutos o quizás horas en las que pase flotando por los pasillos limpios de mi consciencia no supe que observaba el techo de una habitación hasta que parpadee.

Allí mi consciencia libre de tormentosos problemas y delirios se desvaneció como un globo que revientan para espantar a alguien.

A mi.

Seguido del momentáneo silencio donde intentaba buscar alguna respuesta o idea un fuerte sonido me rebatió y mi corazón saltó al mismo instante que mi cuerpo.

La superficie blanda que acogía a mi persona rebotó ligeramente, tal vez una cama pero yo sólo podía mirar hacia el otro extremo del cuarto. Una pared de madera llena de astillas, golpes y rasguños. Una puerta se cruzo con mis ojos y no lo pensé dos veces en cuanto baje de aquella cama para aproximarme.

Escuché otro fuerte sonido al dar el primer paso casi cayendo sobre mi trasero pero me mantuve aunque una punzada me dio calambre en la pierna izquierda. Los sonidos que oía en el ambiente, en mi cabeza se relacionaban con golpes a las paredes, golpes consecutivos que luego de segundos cesaron de nuevo.

Hice una mueca por la desagradable sensación, al bajar la mirada me encontré con un pedazo de tela oscura envuelto a mi muslo y pude recordar la herida.

Ese disparó.

Quemando mi piel y abriendo camino a la sangre.

¿Como pude olvidar? ¿acaso llegué a pensar que todo se trataría de un sueño? No, no, no, espera... ¿donde se supone que estoy? Y más importante ¿con quien?

Ve a la puerta.

Es todo lo que mi cerebro me ordenó. Me hallaba tan desorientada que podía confundir ahora mismo estos escenarios con un sueño o pesadilla más.

Aquella idea me aterraba, dejar de reconocer mi realidad sonaba horrible y no podía permitirme eso. Muchas veces me perdía entre pesadillas que al final resultaron reales.

Necesitó encontrar una respuesta a todo esto, por muy difícil que sea no puedo dejarme llevar por las emociones.

El brillo de un hacha cayendo sobre mi casi opaco la calma que intentaba reunir.

Maldición, tengo que tener la mente fría.

Yo debo poder hacerlo.

Sino puedo mantenerme cuerda en un gentío de locos, no podré ser yo otra vez.

Descalza avance hasta tomar el pomo oxidado de la puerta, forcejeando un largo momento debí aceptar que estaba cerrada pero no que me rendiría. Retrocedí y me propuse a darle una embestida al rectángulo de madera que se interponía con mi escape.

Joder, eso dolió.

¡Otra vez!

Mierda.

¡De nuevo!

Por favor, maldita sea.

A la séptima embestida mi cuerpo se quejaba, pero eso no me detuvo sino que volver a oír esos golpes en distintas paredes me tomaban los nervios de punta. Este cuadrado de habitación me volvería claustrofóbica.

R A G E. ticci tobyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora