1. Sobrevivir - Parte 2

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Me moví muy levemente, lo poco que mis escasas fuerzas me permitieron, y solo lo hice para sentir de nuevo las correas que me amarraban a la camilla. "Soy el Doctor Krauster" escuché, dentro de mi propia mente, la voz del Doctor recordando las palabras que me dijo él mismo, al presentarse, cuando yo aún no había sido capaz ni siquiera de abrir los ojos... "Soy el Doctor Krauster" volvió a repetir mi propia mente como si quisiera que captara una doble intencionalidad en el mensaje. "No pienso dejar que destruya años de investigación" fueron las siguientes palabras que recordó mi mente, palabras que hacía unos escasos segundos había dicho el Doctor... "Ha comenzado a mutar" escuché, en mi fuero interno, la voz de la Doctora Mulroy repitiendo las palabras que ella misma había dicho hacía tan solo unos segundos. ¿Y si era eso realmente? ¿Y si yo no era más que una especie de rata de laboratorio que había sido víctima de un experimento fallido y que debía de ser exterminada inmediatamente? La ansiedad, la angustia y el miedo crecieron en mi interior aún más dentro de una espiral de retroalimentación en la que unos sentimientos alimentaban, por necesidad, a los restantes.

—Doctor Krauster —dijo la Doctora Mulroy llamando la atención del Doctor tras su total y absoluta negativa a exterminarme. Agradecía que él se negara a exterminarme, a ejecutarme; pero yo no era idiota aunque me hubieran arrebatado la memoria... Si el Doctor se negaba a ejecutar mi asesinato no era por compasión, sino porque yo debía de suponer para él un valioso objeto de sus, poco éticos, experimentos. Mulroy había pronunciado el nombre del Doctor lentamente, sílaba a sílaba, otorgando a su pronunciación un tono amenazante, tono con el que dejaba claro que su poder en la sala era tan igual como el del Doctor—, su mutación ya es imparable. No podemos detenerla si no es con el Virus C2 y el inútil de Wever no lo encuentra. Tan solo tenemos unos escasos minutos para actuar antes de que se convierta en una máquina de destrucción. En cuanto acabe de mutar, ni con todo el equipo médico será suficiente para detenerla... Solo nos queda una maldita opción, Krauster. Olvida, por una vez en tu vida, los años de experimentación que podemos perder y recupera el juicio, porque es nuestra vida la que está en juego, Krauster.

—Es el prototipo más perfecto que tenemos, Doctora Mulroy —intervino el Doctor Krauster interrumpiendo a la Doctora. Su tono de voz iba cargado de un imperante deseo porque la mujer, a quien se dirigía, comprendiera sus palabras; pero, también, podía percibirse en su tono de voz el latente enfado y la ira que se acumulaba en su interior ante la idea de que sus años de investigación se destruyeran—. Llevamos años intentando obtener una estirpe perfecta a partir de la raza humana, Doctora... Hasta la fecha tan solo hemos obtenido un solo prototipo lo más cercano posible a la perfección, pero aún está demasiado lejos de alcanzar esa perfección que buscamos, sigue siendo demasiado humano... —Su última frase "sigue siendo demasiado humano" fue escupida, por sus labios, portando demasiado asco en cada sílaba; asco, especialmente dedicado, hacia el prototipo del que estaba hablando—. Me refiero al prototipo "Demon 2.0". No sabemos la perfección que alcanzará el nuevo prototipo "Demon 4.0", pero estoy seguro de que es un prototipo excelente. Tal vez estudiando el prototipo "Demon 4.0" y el prototipo "Angel 3.0", conjuntamente, logremos grandes avances hacia la perfección que buscamos. Si destruimos el prototipo "Angel" más perfecto que tenemos, hasta la fecha, nuestros avances serán en vano... En vez de avanzar en años de investigación atrasaremos...

Mi corazón latía ahora con una violencia desmedida, violencia que me provocaba que sus latidos retumbaran en el interior de mi cabeza generándome un intenso mareo. Podría decir que incluso había comenzado a sentir náuseas. Ni siquiera ya era capaz de atender a las palabras del Doctor Krauster mientras discutía con la Doctora Mulroy, quien acababa de sentenciar mi muerte y no estaba dispuesta a cambiar su idea, de acabar con mi vida, por mucho que en mi defensa alegara el Doctor... Aunque, a decir verdad, no sé que prefería... Todo parecía apuntar a que yo solo tenía dos opciones, la muerte o ser una rata de laboratorio hasta el fin de mis días. Pensado así, hasta la muerte resultaba tentadora y agradable...

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