[ADVERTENCIA: Capítulo +18]
Su lengua rozó mis labios delicadamente como si estuviera pidiéndome permiso para encontrarse con la mía. Mis labios se separaron sutilmente permitiéndole el acceso que su lengua solicitaba. Nuestras lenguas se acariciaron de una forma suave, pero intensa, comenzando una danza cargada de la más absoluta efusión la cual nos comenzaba a guiar al más hermoso cielo donde, si pudiera, me quedaría eternamente con Bryon.
Mis manos resbalaron con sutileza desde su nuca hasta su abdomen y le empujé levemente para que retrocediera, unos pasos, hasta el sofá que se hallaba próximo a nosotros. Sin necesidad de cruzar una sola palabra entre nosotros, Bryon comprendió el significado de mi leve empujé y retrocedió unos pasos hacia atrás. Nuestros labios se separaron lentamente, como si realmente se negaran a hacerlo, cuando el asiento del sofá rozó la parte posterior de las rodillas de Bryon. Él se sentó sobre el sofá, sin llegar a separarse de mí realmente en ningún momento sino que me llevaba consigo, y yo me senté a horcajadas sobre sus piernas necesitando sentir el calor de su cuerpo a cada instante de un modo más impetuoso, de un modo más ferviente.
Nuestros cuerpos comenzaron a emanar un intenso calor por cada uno de los poros, un calor tan intenso que quemaba la piel y nos hacía arder en el más apasionado deseo que dos personas, que se amaban enloquecidamente, pudieran sentir.
Necesitaba sentir el calor de su cuerpo de un modo más cercano, más íntimo, más próximo, más directo... Necesitaba sentir el calor nacido de su propio cuerpo directamente sobre mi propia piel, necesitaba sentir mi cuerpo totalmente desnudo arropado, tan solo, por su calor.
Nuestros ansiosos labios se unieron una vez más, absolutamente dominados por el anhelo más puro, por la más ferviente de las pasiones... Se fundieron en un beso intenso y profundo, embravecido por la sed que nos dominaba a ambos por sentir al otro, por saborear al otro. Nuestras lenguas se deseaban la una a la otra, se entrelazaban como si no quisieran separarse jamás, como si buscaran el modo de permanecer unidas por siempre.
Mis manos se enredaron en el largo cabello de Bryon, atrayéndole aún más hacia a mí. Ni siquiera una ligera y débil brisa sería capaz de cruzar entre nosotros, pero yo aún le necesitaba más cerca de mí, necesitaban fundirme con él, necesitaba sentir que éramos uno solo. Sus manos acariciaban mi cuerpo, aún por encima de la fina tela de la camiseta que cubría mi cuerpo. Lo hacía de un modo tan delicado como intenso el cual provocaba que mi piel se erizara intensamente ante el paso de sus viriles manos por cada centímetro de mi cuerpo, provocaba que mi cuerpo se estremeciera y, a la par, necesitaba que me amarrara, de un modo más intenso y poderoso, con las invisibles cadenas con las que me estaba guiando al cielo, al paraíso más hermoso jamás existido.
Agarró mi cazadora de cuero y comenzó a apartarla de mi cuerpo de un modo lento y delicado, pero esa lentitud no obedecía a sus deseos reales, sino que solo estaba enfocada a acrecentar el deseo en lo más profundo de mi ser. En unos segundos me libró de la cazadora totalmente y la retiró hacia un lado sin mirar siquiera dónde.
Bryon acababa de apartar una de las ínfimas barrares que me separaban de él, de su cuerpo, de su calor, pero no era suficiente, seguían existiendo barreras entre nosotros que tenían que se arrebatadas. Sentir su cuerpo de un modo directo, sin una sola barrera que nos separara, era más que un deseo, era una necesidad tan necesaria como el mero hecho de respirar.
Nuestros labios no fueron capaces de separarse ni un solo segundo. Era como si ellos, por voluntad propia, supieran que llevaban demasiado tiempo sin probarse entre sí y lo necesitaban, ahora, más que nunca. Ardían en deseo, se devoraban y se acariciaban, bebían el uno del otro y necesitaban más, morían de pasión y revivían por el amor que mutuamente se entregaban y el ansia que los envolvía. Pero se materializó ante nosotros un momento en que la falta de oxígeno fue más que notable entre nosotros, por lo que necesité separar mis labios de los suyos tan solo para atrapar el aire que la intensidad del momento nos había arrebatado.
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Dark Wings - El Origen
CasualeDe algún modo, era como entrar en medio de una guerra, en pleno siglo XXI, y hacerlo portando contigo las armas más obsoletas que existan... Podrás intentar sobrevivir, podrás emplear todas tus fuerzas en hacerlo, podrás enfrentarte directamente a l...