Capítulo 22: ...como nubes de tormenta.

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Victoria me dijo que minutos después que me desmayé Vladimir dejó de respirar, la sangre lo había asfixiado. La abracé muy fuerte para consolar su dolor. En el fondo ella lo quería, había estado a su lado por 5 casi 6 años, desde que ella asesinó a su esposo. Había sido su apoyo incondicional y ahora se había ido por salvarme. Debí haber sido yo. Pensar que otra persona moría por mi culpa me daban razones para acabar con mi propia vida.

Fui con ella a la base, ella me dijo que yo debía guardar reposo. Me llevó a su casa y me quedé toda la tarde en la cama con Victoria. La escuché llorar en mi pecho mientras acariciaba su cabello rojizo. Pasaron los días y me recuperé. Victoria había tomado la decisión de desintegrar GAIA.

-Estás lista? -Le pregunté antes de salir de su casa.

Victoria asintió muy afligida.

-Sólo quisiera ir a la playa por última vez. -Ella dijo.

Acompañé a Victoria a la playa, aún había nieve en el camino. Ella se veía perdida en sus recuerdos. La abracé por la espalda y me quedé observando el horizonte con ella.

-Cuando me casé con Aleksi tuve que olvidarme de mi familia, lo perdí a él, hice mi agencia y Vladimir llegó. Él se convirtió en mi familia. Perdí muchos agentes en misiones y él fue mi consuelo. Ahora él se fue y aunque tú estás aquí, sé que te irás algún día.
-Qué te hace pensar eso?

Ella se volvió a mí y sus ojos verdes se posaron en los míos.

-Te mentí, Bucky. No fui suficientemente honesta contigo. No espero que sigas junto a mí después de deshacer la agencia. Eres libre de irte, siempre lo fuiste.

Yo me acerqué para besarla, no me sentía obligado a quedarme pero tampoco quería dejarla. La abracé y me quedé con ella observando el celaje de aquel hermoso lugar. Esa noche partimos a Inglaterra, Victoria tenía una casa en Exmouth. A ella le gustaba el mar sin duda, además era tranquilo. Victoria lo necesitaba. Ambos lo necesitábamos.

Vi había contratado a una mucama para que hiciera el aseo y cocinara, ya que, ella no era buena cocinera. Los primeros días dormíamos en distintas habitaciones pero ella se metió bajo mis cobijas al cuarto día. Decía que ella era orgullosa pero que quería de mi compañía y calor.

Dormíamos juntos pero sólo eso, algunos besos cálidos nos unían durante el día, comíamos y veíamos la TV. Un día fuimos a caminar por la playa, otro día dimos un paseo en un yate alquilado todo empezaba a tornarse monótono y aburrido. Había pasado un mes de la muerte de Vladimir. Victoria se quedaba ida viendo el mar por la ventana. Me acerqué a ella y besé su cuello.

-Qué haces? -Ella me dijo volviéndose. -Te afeitaste?
-Quieres venir conmigo? -Le dije serio.
-A dónde? -Victoria preguntó mientras acariciaba mi rostro fascinada.
-A la habitación.

Ella me observó confundida. La tomé de la mano y la llevé. Cerré la puerta, acaricié su cabello lacio y ella me sonrió. Le di un beso apasionado y ella se apartó.

-Qué sucede? -Le pregunté.
-Nada es sólo que... nada. -Ella sonrió mientras me miraba encantada.
-Lo hice sólo por tí. Te gusta?

Victoria asintió.

La besé nuevamente y subí su sweater. Ella me tomó del rostro y me besó con deseo. La llevé a la cama, quité su pantalón y mi camisa. La besé mientras llevaba mi mano a su sostén. Luego de unos minutos estábamos desnudos, estaba sobre ella acariciando su cuerpo y llenándola de besos. Hicimos el amor esa tarde, había sido mucho mejor que la primera vez. Victoria fue cariñosa y apasionada, yo la deseaba cada minuto que pasaba.

-Pareces otro hombre. Uno muy apuesto que siempre ha estado ahí escondido debajo de esa barba. -Ella dijo apoyada en mi pecho boca abajo.
-Y tú siempre has sido hermosa pero muy odiosa. -Le dije con una media luna en mis labios.
-Eso no es cierto! -Ella arrugó la nariz como siempre acostumbraba.

Victoria rió y yo con ella.

-Quizá, sólo un poco. -Ella agregó.

Llevé mis labios a los suyos. Me quedé dormido y ella conmigo en mis brazos. Yo soñé después de no hacerlo en días. Había soñado con muertes. Espantosas muertes, yo había asesinado con mis propias manos a muchas personas, entre ellas vi a una rubia, una rubia hermosa de ojos grises como nubes de tormenta. Ella me había asestado una daga en el abdomen mientras luchábamos cuerpo a cuerpo. Yo había hundido mi cuchillo en su pecho mientras ella me miraba con sus ojos llenos de horror, la vi caer al suelo y la observé hasta su última respiración. Ella era mi misión del día. Saqué la daga de mi abdomen y la vi. Era una daga muy hermosa. Tenía unas letras grabadas en un idioma extraño. La dejé junto a ella y me fui.

Desperté algo exaltado, Victoria se había levantado. Era la hora de la cena. Abrí la gaveta de la mesita de noche y saqué mi arma. Cuando soñaba esas cosas deseaba pegarme un tiro y acabar con mi pesadilla pero siempre terminaba arrepintiéndome, además de que no siempre tenía un arma en las manos. No podía hacerlo, simplemente había algo que me detenía. Dejé el arma en su lugar y fui a buscar a Vi, estaba cocinando. Eso era extraño, ya que, ella odiaba cocinar. Me acerqué por la espalda y la besé en la mejilla.

-Te gusta el espagueti recocinado?
-No... pero puedo hacer una excepción. -Ambos reímos.
-Tuve una idea al despertar antes.
-Ah sí? Yo tuve una pesadilla pero no quiero hablar de eso. Cuéntame tu idea...

Bucky Barnes: The Winter Soldier.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora