Capítulo 6: Estamos en Escocia

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Desperté en una cama, de una pequeña habitación con una ventana. Era de día, podía ver el mar desde ahí, lucía fantástico. Mi cuerpo dolía, vi mi brazo derecho con vías, tenía bolsas de suero y sangre.

Pasaron algunos minutos hasta que traté de ponerme en pie, el dolor de mi abdomen respondió, solté las vías y seguí adelante hasta llegar a la puerta. Debía salir de ahí. Ni siquiera sabía donde estaba.

Al salir un par de enfermeras se acercaron, las tiré al suelo con mi brazo metálico y seguí caminando. Estaba fuera de sí. Caminé hacia otra puerta y dos hombres, al parecer guardias quisieron tomarme pero los golpeé con fuerza lanzándolos contra la pared. Seguí mi camino, aunque no sabía hacia dónde.

Un grupo de hombres vestidos de negro aparecieron al final del pasillo con armas. Me detuve por un momento y luego empecé a caminar.

-Deténgase o disparamos.
-Adelante! -Dije con ira, seguía caminando hacia ellos.
-No disparen! -Era la chica del tren. -Bajen las armas, es una orden.

Los hombres bajaron las armas y dieron paso a la peliroja usaba ropa deportiva y estaba transpirando

-Bien, señor Barnes, acaba de interrumpir mi entrenamiento y estoy muy enfadada por eso.
-Quiero salir de aquí. No quiero...
-Qué mal agradecido. Después de que le salvamos la vida, si apenas llegó ayer y ya se quiere ir? -La chica dijo con sarcasmo me miró de pies a cabeza. -Y no, no y no.
-Déjeme ir... -Le dije y ella me interrumpió.
-Señor Barnes, usted no está en condiciones de salir y mucho menos presentable. Mírese lleva una bata y no está usando ropa interior.
-Qué? -Dije confundido mirándome.
-Venga conmigo. -Ella empezó a caminar hacia la habitación.
-No... yo... -En ese momento me sentí mareado, la chica me sostuvo al verme tambalear.
-La herida de su abdomen está sangrando, venga conmigo. -Ella dijo preocupada.

Fui llevado de nuevo a la habitación y un doctor me atendió nuevamente. Desperté al crepúsculo, había un hermoso celaje en el cielo.

-Es hermoso no lo cree? -Miré a la chica, estaba junto a mi cama en un sofá. Llevaba unos lentes y un libro en sus manos.
-Sí, lo es. -Dije un poco asustado.
-Cómo se siente?
-Cansado.
-Sí, es normal pero se sentirá mejor mañana. Quiere cenar?
-Quién es usted?

La chica cruzó la pierna y se llevó una uña a la boca, se veía pensativa.

-Qué tal si come y luego hablamos de eso?

Asentí y la vi ponerse en pie, ahora llevaba una ropa casual. Unos jeans y una blusa blanca de manga larga. Yo me quedé en la habitación esperando mi cena, una de las enfermeras que tiré al suelo entró con un guardia y me observó aterrada. Ella dejó una bandeja con comida y salió rápidamente. Levanté mi brazo de metálico y vi que estaba esposado a la cama.

Traté de comer como pude y me relajé. Estaba como en una cárcel, hasta los cubiertos eran de plástico. Reí en mis adentros al ver eso. Había aprendido muchas cosas en el mes que estuve en el edificio del barrio Lower East Side. Jessy me había enseñado muchas cosas también. Quería llorar su muerte y la de Andy pero no podía. No sabía cómo... aún estaba en shock.

Luego de un tiempo la puerta se abrió. Vi a la pelirroja entrar con el mismo rubio del otro día.

-Señor Barnes! Cómo estuvo su comida?
-Bien... -Le dije serio.
-Fantástico. Okay, qué quiere saber primero?
-Dónde estoy?
-En mi casa. -Dijo ella.
-En que parte?
-La enfermería. -Dijo ella divertida y vio al rubio que estaba serio.
-No. Me refiero al lugar, señorita. -Dije irritado.
-Que poco sentido del humor tiene.

La chica caminó a la ventana.

-Estamos en Escocia. En un lugar muy tranquilo y alejado dónde nadie lo podrá encontrar. Aquí está a salvo, señor Barnes.
-De los demás pero no de usted.
-Qué le hace pensar que lo quiero muerto? Sabe cuanto costó la intervención para sacar 7 balas de su cuerpo? No, señor Barnes. No se equivoque conmigo, yo soy buena.
-Sigo sin comprender, dice que no es como los demás pero necesita de mi ayuda, imagino que necesita mi fuerza y agilidad para un objetivo, sino no me hubiese salvado la vida.
-Ay, es usted un hombre complicado, debe ser la época de oro de la que viene.
-No se burle, señorita. No he tenido una vida fácil. He sido vilmente torturado para llegar a ser quién soy.
-Lo siento, no quise ofenderlo. Seamos amigos.
-Bien, dígame su nombre.
-Pensé que nunca lo preguntaría! -La mujer se acercó a mí, el rubio seguía de pie serio, había cruzado sus brazos. -De acuerdo, yo soy Victoria Petrov, mucho gusto! Aunque mis amigos me dicen Vi.

Ella extendió la mano. La ignoré por completo. Había escuchado ese nombre en otra parte, era el apellido. No le respondí el saludo y la vi fijamente a los ojos.

-Dice que quiere que seamos amigos?
-Sí pero veo que usted no. -Ella dijo desanimada.
-Entonces es necesario esto? -Levanté mi brazo metálico que seguía esposado, ella abrió grandes sus ojos verdes y sonrió culpable.
-No, lo siento. No es necesario. Le diré a uno de los...

En ese momento halé con fuerza el brazo y despegué la cadena de las esposas rompiéndolas.

-O bueno, también puede hacer eso. -La chica vio su celular y lo guardó.
-No me gustan las esposas ni los encierros. Ya fue suficiente con perder 70 años de mi vida.
-Entiendo! Bien... él es Vladimir, mi mano derecha.

El rubio asintió y yo lo vi serio.

-Si necesitas algo y yo no estoy, ya que, es muy probable, le puedes pedir lo que sea a él. Ahora debes descansar.
-No hemos terminado de hablar! -Le digo irritado.
-Yo sí, señor Barnes. Buenas noches! -La chica salió junto al rubio y quedé sólo nuevamente.

Traté de dormir, mi cuerpo dolía y me sentía exhausto. Una enfermera entró para tomar mi presión y puso algo en la vía. Luego de eso caí en un sueño profundo.

Bucky Barnes: The Winter Soldier.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora