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Tartamudeando pudo sacar unas palabras de su boca.

-- Po...po... podemos ir... a una pizzeria... me muero de hambre.

-- ¡Claro!, hoy es tu día.

Rubén le mostró la sonrisa mas linda y grande que nunca, se veía tan contento; como niño en una tienda de dulces. Dando pequeños brinquitos de alegría se acercó a Mangel para tomarlo de la mano y salir juntos del departamento.

Todos los miraban extraño, parecía que para vivir en el siglo XXI la sociedad estaba tan retrasada, aún les sorprendía que dos chicos tuviesen una relación, que de malo había en eso... nada, pero parecía tan difícil comprender.

Y después de un largo camino llegaron a la pizzeria. Mangel y su sentido protector se dio cuenta casi inmediatamente de que un chico observaba a Rubén. Los celos salieron a flote y para que el otro notara que era suyo lo beso pasando lentamente su mano por su lacio y suave cabellera.

En la mirada del otro chico se notaba el nerviosismo de ver aquella situación.

-- Tengo que ir al sanitario Rubén, vuelvo en un momento.

-- No me dejes...

Rubén estaba tan acostumbrado a estar cerca de él que ahora estar un tiempo lejos le hacía sentir inseguro y con miedo.

-- No te dejare solo. Nunca.

Parecía que el joven de unos veintiún años que se encontraba en la otra mesa, comiendo una papas fritas estaba esperando justo el momento en el que Mangel se retirara para poder "ligarse" al ojiverde.

-- ¡Hey!

Rubén levantó la mirada con una pequeña sonrisa en el rostro.

-- ¿Quién era ese con el que te encontrabas?

-- Mi... mi novio.

-- Parece muy cruel y malvado.

-- No. - mintió. - él es muy tierno y lindo conmigo me ama demasiado.

-- Claro... - dijo vacilando- que te parece si salimos de esta pizzeria.

-- No creo que debería hacerlo.

-- ¡Vamos! No me tengas miedo.

Rubén, ah, ese chico estaba tan acostumbrado a seguir indicaciones que a veces no pensaba por cuenta propia... es por eso que decidió aceptar. Pero era tan inocente como para saber que es lo que quería aquel chico que comía papas fritas.

Estaban en un callejón doblando la calle donde se encontraba la pizzeria. El chico de ojos azules encerró a Rubén contra la pared, sus brazos no le dejaban ninguna escapatoria; en varias ocasiones intentó besarlo pero el ojiverde esquivaba sus labios.
De la nada y de sorpresa vio como cayó al suelo, Mangel por detrás le había dado un golpe.

-- ¡Aléjate de mi novio maldito gilipollas!

-- ¡Mangel! - refugiándose tras su espalda y con una mano sosteniendole, se sentí a salvo.

Aquella golpiza que le dio daddy al chico que quiso meterse con su pasiva fue brutal, tuvieron que llevárselo al hospital y Mangel a la cárcel pero con el pago de la fianza salió unas horas después.
Y lo que se vendría al llegar a su casa, le haría pasar la noche de su vida a Rubén; para así dejarle mas en claro que era solamente suyo.

Daddy {Rubelangel}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora