Daddy {Rubelangel}

xxii.

La resaca por el día anterior continuaba y los tenía vueltos locos, sus cienes no parar de punzar por el efecto del alcohol; por eso decidieron salir por un café.
Tomados de la mano andaban por las calles de Madrid, los abrigos hacían de barrera contra el frío de ese invierno. Rubén a unas cuantas calles observó que perseguian a un chico, bastante bajo a decir verdad... incomparable con el metro ochenta y cinco de Mangel, y ni hablar del metro noventa del ojiverde.

- Eh, Mangel, mira a ese chico. - dijo señalando a la dirección donde se encontraba.

- ¡Que! ¿te vio mal?, ¿qué hizo?

- No, no nada, solo que lo persiguen. ¿Que tal si lo quieren golpear?

- Pero no es nuestro problema.

Rubén miró a Mangel a los ojos pidiéndole que lo ayudará, claro porque el temía que lo lastimaran... digo se nota quien es el activo en la relación. Pero ese no era mi punto; si no su mirada fue un recordarle el bullying que Rubén sufría cuando joven.
Rodeado los ojos Mangel suspiro y cruzó la calle para ayudar al pobre "niño" que corría de esos cabrónes que lo estaban molestando.

- ¡Ey!. ¡dejenlo en paz!- dijo firme.

Risas- Que te crees cuatro ojos - haciendo mención a que usaba anteojos.

- Y tu que te crees molestando a este tío, pedazo de mierda.

Rubén no veía que saliera del callejón a donde acudió para "salvar" al chico, por lo tanto camino hasta verlo ahí gritandole a los gilipollas.

- ¿Amor?

- Pff ¿amor?, mira Rodrigo es un puto maricón.

El ojiverde se oculto tras Mangel esperando su respuesta.

- Metete tu puta homofobia por el culo.- de un golpe lo derrumbó, provocandole un sangrado.

Y por arte de magia salieron corriendo dejando al chico atemorizado tirado en el piso.

- Hola, ¿cuál es tu nombre? - añadió Mangel estirando su brazo para levantarlo del suelo.

- Alejandro... me pueden decir Alexby.

- Hostia tio, ¿quienes eran esos?

- Chicos que me odian desde el colegio.

- Hola, soy Rubén. - dijo amistoso, moviendo la mano de lado a lado.

- Ah si, él es tu salvador... me pidió que viniera a ver que sucedía.

- Oh. Gracias Rubén y...

- Mangel.

- Mangel, vale. ¿quieren café? Yo invito.

Los tres se dirigían al Starbucks más cercano y obviamente Alejandro se dio cuenta que había algo entre ellos, ya que caminaban tomados de las manos y muy cariñosos de vez en cuando.

¿Una partida?

Rubén hace mucho que no convivía con alguien que no era Mangel, de allí salió la idea de que Alex los acompañara a su departamento, para que de ahí surgiera una amistad y alguien más sabiendo su secreto.