5.Mi día.

78 4 1
                                    

Casi ni dormí, y para cuando la condenada alarma sonó yo estaba en un trance en el que no sabía si estaba dormido o despierto.

Me levanté un poco y apoyé mi cabeza en la pared, froté mi cara con mis manos, las mantuve en mis ojos y noté unas leves bolsas, eso era síntoma de que yo descansaba poco, mi cuerpo lo notaba, tal vez sea la rutina de la que tanto me machaca.

Recordé que hoy era mi cumpleaños, a lo mejor hoy y solo hoy mis padres se acordarían de mi, yo deseaba que fuese así.

Apagué la alarma, encendí la luz y muy ansioso vestí para ver si mis padres se acordarían.

Bajé las escaleras y di los buenos días, como siempre nadie respondió, aunque esta vez venía con una pregunta a mis padres, "¿sabeis qué pasa hoy?" Y mi madre me miró extrañada, me devolvió la pregunta y automáticamente intuí que no lo sabían.

No me sorprendió el que no lo supiesen, solo me dolió lo suficiente como para amargarme el día.

Me hice el desayuno y comí algo, me dirigí a la entrada muy angustiado, apoyé mi mano en el pomo, levemente mis ojos miraron el suelo y ni si quiera me molesté en despedirme, salí y me fuí a mi parada.

No entendía porque mis padres se comportaban así, ¿les e hecho algo?

El sol se asomaba con su deslumbrante saludo mañanero, me sacó una leve sonrisa ese amanecer, este tenía las nubes colocadas de forma que parecía de película de fantasía, un paisaje digno de apreciar.

Llanos se acercó a mi y me preguntó si conocía a su novio.

La verdad es que no le conocía, pero tampoco me interesaba conocer a semejante retrasado.

Yo negué y ella comenzó a enseñarme fotos suyas, yo cogí mis auriculares, le di la espalda y puse mi música.

Se ve que ella ni se dio cuenta ya que siguió con contarme la inútil vida de su novio, menos mal que tenía los auriculares.

El bus tardaba, pero a lo mejor es que la espera se hacía eterna por culpa de la choni.

Cuando vi el bus acercarse yo me alejé de ese prototipo de subnormal con pintas de puta barata.

Esta vez subí yo primero, vi a Juanra con un sitio vacío junto a el, Mari no tenía el asiento de su lado vacío, estaba un chico rubio.

Me senté junto a Juanra y el me saludó con una sonrisa un tanto macabra, parecida a la de un violador.

Yo le miré y dije un "valeeeeeeee" en un tono dudoso.
Se rió a mi costa pero yo también me reí un poco.

Me preguntó por mi tarde pasada, no le dije gran cosa ya que no hice mucho, pero en cuanto yo le pregunté por su tarde el me contó la odisea y parte de la biblia.

El viaje terminó pero Juanra no, yo me cansaba un poco de escucharle pero debía de ser paciente ya que era mi amigo, y en parte porque esperaba una felicitación suya.

En cuanto llegamos a la puerta del instituto el se vino abajo y comencé a darle ánimos, solo quería que sonriese un poco, el no era mal chico, todo lo contrario, era muy buen niño, no se merecía ni ka mitad de lo que le sucedía.

Más gente venía pero Juanra y yo nos quedamos a parte solo para hablar de todo un poco, y de paso hacer que olvidase un poco.

El timbre dictó el fin de nuestra conversación para dar comienza a la clase de sociales con Concha, una profesora que parecía ser un gnomo en vez de persona, con una verruga marrón clarito en el lado derecho de su enana nariz, siempre se pasaba las clases en otra dimensión, todos los alumnos hacían de las suyas en su clase y ella ni se enteraba.

Un Corazón Y Una GuitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora