En cuanto el sol salió yo volví al mundo del que en la noche anterior convertí en sueño.
Levantarme así me dio bastante energía, las franjas de luz se colaban entre las goteras, algunos rayos del sol iluminaban mi cara. Mis oídos tardaron en reaccionar, pero cuando ya estaban en funcionamiento oía a los pájaros mañaneros cantando alto, ahora me parecía a ellos, era libre, solo me faltaba volar, ¿por qué no tendré yo alas como esos dulces pajarillos?
Me acordé de que la noche pasada llovía, me fijé en mis ropas y estaban húmedas, al igual que la sabana y la manta.
La guitarra estaba intacta, la aparté para poder ponerme en pie, me estiré y todos mis huesos crugieron. Muchos dirán eso es de mala educación, pero a mi que me importaba la educación, algunas cosas se deben disfrutar, como lo que acabo de hacer, esto es algo increíble, no entendí el porque de ese cliché absurdo.
En el momento pensé, "que alivio." Di un bostezo perezoso, frote mis ojos y noté las legañas, parece ser que Sandman me visitó, no tenía donde lavar mi cara, y tampoco donde asearme, pero es lo que tiene ser de la calle, prescindes de algunas cosas.Salí a la calle dejando todo en mi pequeño refugio.
Los coches ya pasaban por la carretera, ni los escuché cuando estaba dentro de la cabañita.Vi que todos llevaban prisas, pero para que tanta prisa, todo se puede solucionar con calma, en la calma piensas y actúas mejor como persona.
Volví a entrar, me figé en el interior, todo estaba bastante cochambroso, anoche no lo vi muy bien pero en el suelo estaban algunas hojas, también habían hormiguitas trabajando por mantener su existencia, al ver que ellas llevaban comida me dio hambre a mi, fui a la cesta y cogí un trozo de pan, partí un trozo y lo hice migas, lo esparcí por la zona en la que se encontraban las hormigas, así les di un poco más de comida con la que alimentar al hormiguero.
Gracias a las hormigas pensé que eran como una gran familia, y pensé en Berja, ¿como estaría ahora mi familia?
No se si era bueno pensar en ellos, seguramente no lo era. Fui a la entrada con el pan, me senté en el suelo y comencé a poner en orden esos recuerdos, tocaba pensar en como aprender de ellos, ya que algo se aprenderá, durante gran parte de la mañana estuve dándole vueltas al asunto y llegué a una conclusión, de ellos e aprendido a valorarme a mi mismo, e aprendido que no siempre los que llevan tu sangre se les puede llamar familia y por supuesto e aprendido a respetar más a un ser humano, ya que no me gustaría que otra persona llegase a sentir tal emoción, creo que se llama,... ¿decepción?¿desesperación? Seguramente tiene una palabra que describa una emoción tan dañina a la mente y al corazón, pero todo se entiende si lo llamas dolor.
Me levanté decidido y con una sonrisa, ya no tenía motivos para sentirme así jamás, en otro momento pondré nombre a esa presión mental, ahora el sol me está dando los buenos días, los pájaro dan su bienvenida al chico que viene nuevo al mundo y las hormigas me muestran su ferreo compromiso a la lealtad y confianza que se tienen las unas a las otras.
Agradecía el no tener a esa molesta alarma dando por saco.
Ahora desvié mi admiración de la naturaleza y centré mis sentidos en pensar mi siguiente movimiento como fugitivo de la realidad, y tocaba hacer otro de mis grandes deseos, autostop, estaba prohibido, pero, ¿qué importa?
Preparé mis cosas para marchar de nuevo, me puse al lado de la carretera, alcé mi pulgar y por hacer tiempo caminaba a la vez, debía de alejarme más, miré hacia detrás y me despedí de ese lugar, y llamadme loco, pero por un momento vi como aleteaban las alas dibujadas en su pared, como si ese sitio también se despidiese.
Tardó un rato muy largo en que alguien se parase, pero al final un hombre de origen musulmán paró, yo no me lo creía, el sería la primera persona con la que fuese a algún lugar haciendo autostop.
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Un Corazón Y Una Guitarra
Teen FictionHarto de una rutina diaria decide dejarlo todo y vivir según le guíen sus instintos e impulsos.