Cuando Alexis y yo estábamos relajados en la cafetería del tren, esperando a su café descafeinado, mientras nos reíamos del intento de fumar un cigarrillo de los suyos, es complejo, y mucho, aunque también es que yo jamas me e expuesto a ningún cigarro, pero en la casa de mis padres se fumaba y teniendo en cuenta que yo me pasaba la tarde, el día y la noche en el cuarto, encerrado, con mi amiga la guitarra haciendo música, pues no es que oliese si quiera ningún cigarro.
Por fin venía la camarera, con su café en una bandeja, puesto encima de un plato decorativo, acompañado de una bolsa de azúcar y una cucharilla.
Ella venia con una sonrisa elegante, no llamaba la atención, andaba cual cisne sobre el agua, manteniendo en equilibrio ese café en la bandeja con la mano derecha y la izquierda oculta a la espalda, dando una imagen profesional.
De pronto cuando la camarera paso al lado de una de las mesas, un hombre le agarró del culo y dijo con un tono un tanto alto.
-¡Guapa!
La chica se sobresaltó, dio un respingón, siguió adelante mirando de reojo con asco al cliente y aun así el café intacto.
A Alexis no le pareció bien la forma con la que trató a la chica, ni a mi tampoco me gustó, pero el se levantó y dijo.
-Espero que sepa que eso es acoso y no gusta nada a nadie.
- Bueno, a nadie... A mi si.- Respondió.
Cuando dijo eso me molestó mas y hablé yo.
- Pero seras neandertal, ¿crees que es forma de tratar así a una persona? Deberías disculparte.
-¿¡Yo!? Si es ella que va pidiendo guerra.- Dijo el chico.
-Ya claro, ¿tu a caso ves eso como excusa? Es mas, no es ni forma de responder, nadie quiere ser tratado como objeto, y aun menos en su oficio.- Dijo Alexis
-Da igual, estoy acostumbrada, esto ya es normal, no quiero peleas dejadlo por favor.- Nos dijo la camarera llegando a nuestra mesa.
Alexis y yo nos miramos y decidimos callar, sabíamos que no íbamos a lograr gran cosa, así que nos sentamos y seguimos a lo nuestro, la camarera dejó el café y se marchó, pasó una vez mas por esa mesa y el chico lo volvió a hacer, pero esta vez nos miró como retandonos.
- Radel, este tío no me hace puta gracia, en serio.-Dijo Alexis.
-Déjale, solo quiere picarnos, no le sigas el juego o le daremos problemas a la pobre chica.- Aconsejé.
-El problema de esa chica es el cerdo que la acosa ahora, no lo que hagamos.- Dijo Alexis.
En eso tenia razón, pero hablar no se puede hablar con ese ceporro, solo queda el liarse a palos, y yo eso no lo veo bien, no se que podremos hacer.
En el momento el chico pidió un café con leche, la chica miró con asco una vez mas y cuando se lo hizo, se lo llevó y antes de dejarlo en la mesa el tren pegó un frenazo y la camarera resbaló en frente de él, derramó todo de café hirviendo en aquel chico, el tren seguía frenando y la camarera en el suelo trataba de reponerse, el chico empezó a dar botes y a gritar. Cuando el tren frenó el chico se levantó y empezó a dar saltitos, la camarera se levantó, le miró y echo una sonrisilla seguida de una carcajada, el chico seguía igual, vale que se está quemando y lo merecía pero también necesita ayuda.
Podíamos evitar reirnos, pero una carcajada hicimos mostrar.
Me levanté y dije a la camarera que trajese un paño frío y mojado, ella asintió y yo senté al chico mientras le relajaba diciéndole.
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Un Corazón Y Una Guitarra
Teen FictionHarto de una rutina diaria decide dejarlo todo y vivir según le guíen sus instintos e impulsos.