12.Lagrimas Negras.

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Miento si digo que al salir no lloré, me dolió mucho, pero yo no puedo vivir con la rutina y las cadenas de la realidad.
Este es mi sueño, nada me impedirá vivirlo, aunque mis padres vuelvan a mi pidiendo disculpas y me den la oportunidad de vivir junto a ellos otra vez no la aceptaría, esta es mi vida ahora, dando igual a quien conozca seguiré, no quiero vivir anclado en un presente parado que no avanza y te consume el alma poco a poco, eso no sería vida, es una tortura.

Cual sería mi destino ahora, donde me llevarán mis pies.

Por lo que iba observando estaba por la carretera ya para ir a Almería, eché un vistazo desde lo alto de la carretera y veía en el horizonte a Aguadulce, veía la playa, veía un lugar de descanso, veía un posible hogar, veía muchas cosas, pero no lo que buscaba.

Miré al suelo y seguí avanzando con pesar.

Dudaba de si debería dar la vuelta, tal vez vivir con ellos, no sería tan mala idea. Me di cuenta al momento de lo débil que podía ser mi cordura, es tan complicado creer en tu sueño y seguirlo a la vez, si lees esto ten en cuenta que tu sueño no es solo una ilusión, puedes vivirlo a tu manera, no te detengas en pensarlo, solo azlo, asi a lo mejor eres más feliz, que quieres gritar grita, que quieres llorar llora, que quieres ser feliz, pues sigue este consejo.

En mi estomago se formó una presión insoportable, en mi cabeza luchaban la felicidad y la amargura por dejar salir a una, al final acabaron por fusionarse dando a ver una sonrisa entre miles de lágrimas, seguidas de respiraciones muy profundas por quitar esa sensación.

A lo tonto llegué a un túnel, vi que estaba en la entrada de la oscuridad, miré una vez más atrás y vi la rutina cara a cara, el miedo me sucumbió y caminé por adentrarme en la oscuridad.

Pensé que lo iba a pasar peor dentro del túnel, pero no es así, era envolvente esa aura de sonidos cerrados, los coches que pasaban rápidos tranquilizaban mi ser, mis lágrimas siguieron cayendo pero con menos fuerza, las paredes de cemento hacían de escudo contra el exterior, me sentí abrazado por la protección de la oscuridad del túnel.

Caminé un poco y cuando vi la luz al final del túnel pude saber que no debía de preocuparme mas por si dudaré mas, ya que si miraba atrás solo veía una rutina constante, prefiero ver esa luz del final del túnel y atravesar el umbral del sol, y aunque me queme podre saber que hay detrás.

Tal vez este viaje me haga sufrir y reir, pero hay algo que me dice este es tu destino, y eso seguiré.

Crucé el umbral del túnel y vi un nuevo mundo, pero notaba tan cercana a la jaula, era como si estuviera aun en ella, encerrado sin poder hacer nada por salir y escapar lejos.

Cerca del túnel, en un el lado donde estaba la costa, vi una pequeña cuevecita, no era muy profunda y quise sentarme ahí a descansar, dejé la mochila de forma que la viese y a la guitarra la dejé justo al final de la cuevecita, que muy profunda no era. Me senté delante de mi guitarra y apoyé mi cabeza, veía pasar a los coches, que tenían de importancia si todo acaba, si todo se va, solo cuenta el vivir antes de irte.

Ahora tocaba ir a la gran ciudad, vivir un capitulo mas de esta loca vida de errante que decidí, creo perderme, pero me da igual, es más, ojalá me pierda.

Contemplé la montaña de en frente con tonos apagados, la sombra de las nubes le dio un aire de serenidad al lugar, algún que otro rayo solar escapaba de las nubes que se dejaban pasear por los alrededores, me fijé en el entorno y vi mucha suciedad en el ambiente, no me gustó notar esa perturbación en el lugar, rompía con la serenidad, y me levanté, puse la mochila en la cuevecita justo delante de la guitarra que ahora estaba oculta por la mochila, cogí una gran bolsa que habían tirado y comencé a meter basura en la bolsa.

Un Corazón Y Una GuitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora