16.Adios Oasis.

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Una noche mas pasó, el sueño me poseyó y caí en el suelo, parece ser que aborrezca todo lo que sea cama. Emily en cambio seguía ahí cuando me dormí, no se a que hora llegó a acostarse, pero cuando desperté Jc no estaba, pero si algunas cosas suyas.

Salí y me dirigí a la habitación de la chica soul, tampo estaba. Miré atrás un momento y a lo lejos, en una sección en concreto, lejos de todos, los dos estaban ahí hablando. Yo sonreí y los observé sonriendo, algo despertó entre esos dos, algo que los unió.

Santi salió fuera y me vio desde abajo, me llamó e invitó a desayunar con ellos, ese iba a ser mi ultimo momento en el Oasis, debía disfrutarlo.

Bajé y los vi a todos, Lali, las gemelas Laia y Andrea y por supuesto la tita Elena, pero había alguien más, un hombre mayor, con una radio conectada y oyéndola como si ahí no hubiese nadie mas.

Miré a Santi y pregunté por el, me dijo que era el marido de Elena, la único que sabía como se llamaba era Elena, mientras todos le decían tite, pero poco iba a decir, no era muy de hablar.

Me senté en la mesa junto a todos Elena me ofreció un trozo de tostada seguida de una frase.

-Sentirme tan encariñada con un desconocido no es normal, tu música no es normal, tu no eres no eres normal, por favor no cambies.

Asentí con una sonrisa involuntaria, el desayuno en general fue memorable, risas, recuerdos del pasado, momentos míticos y en una ocasión hasta el Tite echó una carcajada de lo mas vivaz.

Entonces llegó el momento del adiós, me levanté decidido a marcharme, antes de salir miré atrás y con un movimiento de mano acompañado del típico "hasta pronto".

Fui a mi habitación y Jc estaba ahí con Emily, me sorprendió verla ahí a ella y pregunté.

-¿Mily?

-Sep.- Dijo ella alegre.

-¿Vienes con nosotros?- Dije con total naturalidad.

-No en el bus, pero si que os seguiré con mi coche.- Respondió ella con una sonrisa.

No pregunté más, no quise hurgar más, pero ella estaba destinada a ser otra renegada de la rutina dispuesta a olvidarlo todo por vivir un instante de vida.

-Pues, ¿A qué esperamos?- Dije lleno de vida.

Llegamos al bus Jc y yo, en el happybus (así es como yo lo llamo) eran los mismos, pero tenían una cara de amargados que ni gruñón de los siete enanitos la pondría.

Jc y yo notamos la vibra y nos dirigimos a los asientos de antes, cogí la guitarra y me puse en mitad del bus.

-¡VENGA QUE EMPIECE EL VIAJE! - Grité con emoción, después la base de don't worry be happy salió sola, ahí fue cuando Jc se puso a cantar, el conductor nos dedicó una mirada de confusión, pero lo dejó estar y arrancó.

No tardaron en unirse los del bus a cantar, ahora si que parecía el happybus. A veces me proponían canciones muy chulas otras no las conocía y me las tuvieron que tararear, pero sacaba todo lo que pedían, y si hasta reggaeton, no me juzguen solo era por el buen rollo y un buen rato con gente.

Entre todo ese buen rollo si tuviese a uno de mis supuestos amigos de Berja delante ahora, me pondría en frente de ellos, les miraría a los ojos y con toda la calma del mundo les diría, "mirad, estoy vivo y me quieren."

En una ocasión llegué a sentarme con un señor mayor y cantaba una canción de Joselito, no soy de temas de ese tipo pero el hombre mayor me lo pidió, es lo mínimo que podría hacer.

Un Corazón Y Una GuitarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora