—¿Un número desconocido? — pregunto, doblando un poco la cabeza.
—Si, lo cual es raro por que, nadie además de ti, tiene mi número aquí en Londres. Como sea, esta persona me manda mensajes. Casi todo el tiempo.
—¿Qué.. tipo de mensajes? — dijo pasándose la mano por su cabello rizado. —¿Le atraes a el, o asi?
—No, no es nada de eso.— dije riendo, ruborizándome un poco. — Bueno, al principio pensé que era una broma —. mordí mi labio nerviosamente cuando le explique, consciente de que el acosador pudiera estar en el mismo restaurante con nosotros y pudiera escucharnos.
—¿Y?
— Y bueno, todo esto se esta poniendo un poco... raro.
—¿Qué significa eso? —. dijo rápidamente Liam, inclinándose hacia adelante sobre la mesa, muy atento a lo que decía.
—Creo que me esta siguiendo.— Exclame en un susurro, mis manos jugueteaban nerviosamente en mi regazo.
—¿Siguiéndote? —. Liam se burló un poco más fuerte, un poco de rabia en su tono. —¿Ese chico te esta molestando? Esta bien, yo me encargo de esto. A ver si mi compañía de celulares para investí—
—¡No! Liam, no lo hagas.— Protesté.
—¿Por qué no? Si te esta acosando, entonces puedo—
—No, Liam, enserio.— Afirme en voz baja, dándole una sonrisa triste, halagada por su deseo a ayudar. — Ya he intentado eso.
Sus cejas se fruncieron de confusión mientras lanzaba un suspiro.
—Liam — comencé, mirándolo a los ojos. —Esta empezando a asustarme. Me amenaza. Creo que sabe cosas... de mi familia, cosas de mi padre.— Brote, sacudiendo mi cabeza en frustración.
—¿Y quien es? ¿Quién crees que podría ser? — se pregunto.
—Esa es la pregunta de oro.— Dije moviéndome hacia adelante con la silla.
Nos quedamos en silencio por unos momentos, nuestras mentes en trance tratando de resolver el espeluznante misterio.
—¿Tu padre vive en Londres? — Pregunto después de un rato, tocando su barbilla mientras pensaba.
—Si.— Respondí.
—¿Sabes cual es su nombre?
—Daniel Harper.
—¿Podemos buscar en los registros antiguos? ¿En la biblioteca central Islington? nosotros podríamos buscar mas información, sobre el.
Es un gran comienzo, pero no seria un 'nosotros'. De ninguna manera Liam estaba en esta cordada.
—No, Liam, no me puedes ayudar.— Lo rechace tímidamente.
—¿Qué? Vamos, ___. ¿quién mas de aquí te puede ayudar?
Lo mire. Sentí como sus palabras me atravesaban.
No tenía a nadie más. Yo estaba sola.
—Pero Liam —. continúe en voz baja. —Tu no entiendes.
—Exacto. Déjame ayudarte, vamos a resolver esto, alejaremos a ese acosador, y seguir nuestro camino feliz.
Si solo las cosas fueran tan simples.
—No puedes.— Negué con la cabeza y la voz temblorosa. — Porque te está amenazando a ti también.
El se quedo mirando a mi, parpadeando, sin palabras.
—¿A mi? —. Musito, como si se hubiera tratado de la declaración más ridícula que jamás había hecho.
Asenti.
—Y a los chicos.
Eso me ponia nerviosa.
El se levanto bruscamente, asustándome mientras las patas de la silla rechinaban contra el suelo. Lanzo una pequeña pila de billetes en el mostrador, ni siquiera se tomo la molestia de contar el dinero que había ahí.
Yo iba a protestar por su generosa compra de mi comida, pero había un frio reflejo en los ojos de Liam que hiso que me detuviera.
—¿Y bien? Levántate.— Dijo ordenándome, su boca en una dura línea delgada.
—Yo, uhm, estoy...— murmure sin sentido para mi misma, mientras lentamente me levantaba, con miedo a la sinceridad de Liam. Miedo a decir que no.
—Vámonos.— dijo fríamente, tirando de mi muñeca mientras me conducía fuera del pequeño restaurante. —Ahora.
—Liam, lo siento —. Le rogué detrás de el, sin sentir nada, pero tenia culpa de alguna manera, conseguía que un chico tan dulce como el se metiera en problemas. —No quise decir que..
El rápidamente volteo su cabeza, mirando a mis ojos. El parecía enojado por primera vez desde que lo había conocido, esa emoción no quedaba con sus hermosas características.
Su expresión se suavizo y finalmente me dio una pequeña sonrisa, antes de salir, paso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
—Estas loca si crees que dejare que alguien ponga una mano sobre ti.
—No, Liam, no puedes hacer esto. Nadie me conoce. Millones de fans te conocen, no puedo dejar que te hagan daño.— Dije, mi corazón latiendo al sentir su tacto. —Yo trato con ese hombre.
El se echo a reír, como si le hubiera hecho un típico chiste del toc-toc.
—¿Crees que ese tipo tiene una oportunidad contra mi? — Bromeo con un guiño. —Ahora, vámonos.— Me hiso un gesto para que siguiéramos, sin darme tiempo de protestar. Sus hombros se habían relajado y el breve destello de oscuridad que había visto dejaron sus ojos marrones.
Di las gracias al Señor en mis pensamientos. Liam fue un verdadero regalo del cielo.
No se si fue cuestión de suerte; una simple coincidencia. Pero el lado romántico de mi argumento que esto era el destino. Liam Payne estaba aquí para ayudar, sin condiciones.
—¿A dónde vamos, Liam?
—A casa, tengo que recoger mi tarjeta de la biblioteca.— Dijo, sonriendo hacia mi con un guiño.
Estaba a punto de hacerle una broma a Liam sobre lo nerd que era, pero un zumbido de mi teléfono me interrumpió.
"Que lindo, estas tratando de defenderte. Buena suerte. Oh, y por cierto, Liam no tendría ninguna oportunidad ni con un semental como yo, deja eso en mente, cariño.