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Al día siguiente me despierto con un dolor de cabeza horrible. Solo quiero meterme otra vez en la cama, taparme con el edredón hasta la cabeza y no salir en lo que queda de día, pero ¿Para que están las amigas? Pues para despertarte a gritos y saltos encima de la cama.

- ¡Amelia! - susurro en un grito, y al parecer a ella le hace gracia y se ríe.

- ¡Ya está el desayuno! - grita todo lo que puede.

- Amelia la próxima vez que tengas resaca te vas a acordar de este día - digo elevando el tono de voz. Me está poniendo muy nerviosa.

- Vale,vale - contesta ahora en un susurro.

Bajamos a desayunar y yo me tomo algo para el dolor de cabeza. En serio, juraría que hay alguien dentro de mi cabeza dándome con un martillo. Ahora encima alguien esta llamando al timbre. ¡Venga va! ¡¿Alguien mas?!

Amelia va a abrir la puerta, pero vuelve acompañada y adivinad quien es. Pues obviamente es un tío mazao de estos que solo están en las capitales. Ya te gustaría... Bueno igual no es uno de esos, pero es Aiden así que casi. Enseguida este ultimo se acerca a donde yo estoy.

- Salisteis anoche - afirma.

- No me jodas - contesto yo dulcemente.

Como os habréis dado cuenta la resaca no es buena para mí.

- ¿A donde fuisteis? - pregunta ignorando mi comentario.

- Fuimos a un bar que hay en el centro, no me acuerdo del nombre... - contesta Amelia.

Mientras que ellos siguen hablando, yo cojo el móvil y me pongo a revisar los mensajes. Uno de ellos es de un numero desconocido y decido abrirlo.

Hola Brooke,
Soy Jonathan ¿Que tal la noche? ¿Y la resaca? Me lo pasé muy bien anoche contigo, tenemos que vernos algún día.

Ya se me había olvidado que le había dado mi numero de teléfono a Jon. En seguida me pongo a escribir la respuesta.

Hola Jon,
La resaca... Ahí lo dejamos y de la vuelta no me acuerdo así que...

Yo también me lo pasé muy bien anoche, ya nos veremos.

Y pulso a la tecla de enviar.

- ¡Brooke! - grita de repente mi amiga sacandome de mis pensamientos.

- ¡¿QUE?!

- ¿Quieres ir a comer una hamburguesa? - pregunta dulcemente mi novio acercándose a mí y abrazándome por la espalda.

Este está hoy demasiado cariñoso,a saber que le pasará.

- ¡Comida! - grito feliz olvidándome de mi resaca.

- Te dije que querría - dice mi amiga.

Y es que igual tengo una pequeña obsesión con comer. Yo como TODO.

Diugh eso ha sonado muy mal.

Mejor lo dejamos en que como demasiado y que comer es uno de mis pasatiempos favoritos junto a dormir.

De camino al McDonalds mi amiga se despide de nosotros diciendo que se tiene que ir y nos deja a nosotros dos solos. Me siento en una mesa y mientras tanto Aiden va a por las hamburguesas. No me había dado cuenta de que tenia tanta hambre hasta que han dicho de venir aquí...

- Vas a engordar - me dice Aiden mientras que me da mi hamburguesa doble.

- Por lo menos no me moriré de hambre - contesto pegándole un mordisco a mi querida hamburguesa.

- Sí, lo que sea - contesta poniendo los ojos en blanco.

(...)

Después de comer decidimos ir al parque donde nos esperaba Amelia.

- No. Puede. Ser - Grito emocinada cuando veo a mi ídolo.

- ¿Que pasa? - pregunta Aiden preocupado.

- ¡Ahi esta el viejo Alfonso, él es el que creo las Alfonchichas, las mejores salchichas del mundo! - le explico mientras que doy saltos y él se limita a reír. Esta casi tirado por el suelo de la risa, parece retrasado. - ¡Vamos!

Y sin dejarle decir nada me voy corriendo hacia el banco donde está mi ídolo. Sí, la gente normal tiene a cantantes, futbolistas, pues yo tengo al viejo Alfonso, y obviamente algún que otro pianista.

- Serán chonis... Yo les cogía esas faldas, si se pueden llamar así, y las daba de si hasta que no se les viese mas que los tobillos - esta murmurando el viejo Alfonso cuando llego. - ¿Y tú quien eres? - pregunta cuando se da cuenta que estoy al lado suya.

Lo veis es que es la ostia, le sale natural lo de ser borde. Algún día llegaré a ser como él.

- No te importa - contesto en su mismo tono.

- Me caes bien niña, te voy a regalar un descuento para las Alfonchichas- dice mientras me da un boleto. En serio a este se le va. - Ala, ya te puedes ir.

Y por una vez en mi vida, hago caso y me voy. Aiden sigue riéndose donde le deje antes y cuando llego me mira intentando no reírse, pero no dura ni dos segundos y empieza a reír aun mas que antes.

- ¿En serio? ¿Alfonchichas? - dice entre risa y risa.

- El nombre no es lo importante - digo dándome la vuelta para caminar hacia donde nos espera Amelia.

Vida Imperfectamente Perfecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora