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Ya ha terminado el colegio por hoy y solo pienso en dos palabras "¡Por fin!". Dentro de un rato tengo que ir al conservatorio para mi clase de piano, es lo que más me gusta de la semana.
  
- ¿Qué vas a hacer hoy? - le pregunto a Amelia.

- Pues no sé, yo creo que igual cojo el coche de mi padre y me voy a la fiesta de la playa de la que te hablé - contesta mirando a la puerta donde esperaba su hermano pequeño. - ¿Te vienes?

- Sólo si me prometes que vamos a hacer alguna de las nuestras.

- Me ofende que lo dudaras - me contesta llevándose una mano al pecho y bajando la cabeza.

- Bueno entonces ven a buscarme cuando puedas.

Y dicho esto me alejo en dirección a la puerta donde se encuentra el coche de mis padres esperando.

Unas horas después ya había terminado mi clase de piano y estaba saliendo del conservatorio cuando de repente noto a algo, o a alguien, chocar contra mí y tirarme al suelo.

- ¿¡Puedes mirar por donde vas!? - se atreve a gritarme el chico que me ha hecho caer al suelo.

- Me tomas el pelo ¿no? ¡Yo no era la que estaba corriendo como una foca obesa y retrasada por la calle!

- YO NO SOY UNA FOCA Y MENOS ESTOY OBESO.

- ESTÁS MAL DE LA CABEZA - le grito y me voy antes de pegarle dos patadas y que se quede sin día del padre.

Que nerviosa me pone ese tipo de gente. Ni si quiera me había preguntado "qué tal" estaba ¡Al fin y al cabo todo había sido su culpa! Lo menos era preguntar "qué tal" ¿no?

No me había dado mucho tiempo a mirar al chico. Pero debía de tener dos o tres años más que yo. Tenía el pelo corto y moreno y unos ojos verdes que si no me hubiese gritado me hubiesen hecho derretir. Era jodidamente guapo el chico.

Espera ¿Qué acabo de decir? Ese chico era lo más horrible y asqueroso que he visto en mi vida. Encima tiene el valor de gritarme así.

Definitivamente me había vuelto loca, ya hasta hablaba sola.

Al poco tiempo llego a casa donde ya estaban mis padres después de su largo día de trabajo.

- ME VOY A DORMIR, NO TENGO HAMBRE Y ESTOY CANSADA. - les grito mientras subo las escaleras en dirección a mi cuarto.

Obviamente no me iba a dormir tan pronto, pero sabía que me iba a costar mucho elegir la ropa para la fiesta y bueno, así mis padres se creerán más que estoy dormida antes de que me vaya a la fiesta.

Al final decido ponerme unos shorts y una camiseta de tirantes blanca, pero como va a hacer un poco de frío me pongo una chaqueta negra por encima.

Mis padres ya habían entrado hace un rato y se pensaban que estaba dormida. En cuanto a Amelia me había dicho que en más o menos media hora estaba detrás de mi casa esperándome con el coche.

Cuando creo que ya ha pasado el tiempo salgo por la ventana y bajo por el árbol como siempre hago. Al llegar abajo Amelia aún no había llegado, pero no tarda mucho en hacerlo.

Llegamos a la playa y ya había montón de gente, la mitad borracha.

En seguida vamos a la barra a por algo de beber y nos ponemos a bailar.

Era ya muy tarde y yo llevaba unas copas de más se podría decir. Estaba besándome con un chico al que no conozco, no me culpen el alcohol y yo no somos una combinación muy buena, cuando de repente apareció Amelia y me cogió del brazo llevándome lejos del chico.

- ¿Y a tii quee tee pasaaa? - pregunto alargando cada palabra por culpa del alcohol mientras que seguíamos caminando hacia el coche.

- Mis padres me han pillado y han llamado a la policía y vienen hacia acá - me responde alterada. - Tenemos que irnos. No nos puede pillar otra vez la policía en una fiesta ilegal.

Dicho esto me mete en el asiento del copiloto y ella se pone a conducir hacia quién sabe donde.

No sé en que momento me quedé dormida, pero no me di cuenta hasta que me estaba despertando de vuelta en mí cama.

- Espero que me expliques por que te escapaste anoche otra vez. Ya va la quinta vez en un mes Brooke.

Sin lugar a dudas esa era la detestable voz de mi madre.

Vida Imperfectamente Perfecta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora