Capitulo III:
Caminé hasta mi habitación y ahí se encontraba mirando por la ventana.
—Adelante, pasa —Carcajeé dejando mi morral en el sillón.
Se volteó y me sonrió perverso… ¿Okay? ¿Eso era normal?
— ¿Qué? —Arqueé una ceja y me sentí completamente indefensa bajo su mirada traviesa.
—Tengo el plan perfecto —Esbozó una sonrisa llena de malicia.
— ¿Qué rayos se te pasa por la mente? —Tragué saliva nerviosa, sabía que fuese lo que pensara, me involucraba— No, ni lo pienses, no me metas en tus problemas —Farfullé molesta y comencé a sacar los cuadernos con los que supuestamente estudiaríamos.
—Por favor, por favor, por favor —Suplicó tirándose de rodillas al piso y abrazando mis piernas descubiertas.
— ¡No! Y no me convencerás con tus arrebatos de un niño de tres años —Sacudí mis piernas con dificultad, su abrazo mantenía mis pies pegados al piso y mis rodillas estáticas.
—Ni siquiera sabes lo que pienso —Objetó con seriedad.
—Si, si lo se. Planeas que hable con la chica y que le diga ¡Lo devastado que estas y tan necesitado! —Exclamé furiosa, el solo hecho de saber que tendría que ayudarlo con esa muchacha me revolvía el estómago.
— ¿Y quien dijo que es eso? —Soltó su amarre a mis piernas y se puso de pie para mirarme con picardía.
Saber que no era eso lo que él planeaba, mas esa penetrante mirada… mezclada de entusiasmo, picardía y felicidad, me daba escalofríos.
—Y… ¿q-que es… l-lo que piensas? —Tartamudeé como tonta al verlo tan cerca.
Sonrió, tomó de mi mano y se arrodilló frente a mí. ¡¿Qué rayos hacía?!
—Tu, _______________________ ¿Quisieras ser mi novia? —Guiñó un ojo.
¡¿Qué?! ¡¿Escuché bien?! Dios, no, esto no podía ser verdad… George, nunca me pediría algo así. Vamos, debía de hacer algo para saber que era lo que pasaba.
— ¿Ah? —Atiné a pronunciar. Supongo que mi expresión no era la mejor, ni la más bonita, puesto que George se dejó caer en el suelo y comenzó a reír como desquiciado.
Miré hacia un lado nerviosa, la verdad es que el jugaba con eso creyendo que a mí no me afectaba en lo más mínimo.
—Okay, ya, ya basta de risas —Traté de sonreír y me senté en el suelo.
Luego de ciertos minutos esperando a que dejara de llorar de risa… se acomodó frente a mí y suspiró recuperando la voz.
—Es el plan —Carcajeó y me miró expectante.
— ¿Qué plan? —Musité desconcentrada.
—Dah —Se burló— El plan, en el cual no querías estar involucrada —Sonrió.
Me quedé en silencio… ¡¿Acaso ese era su plan?!¿Que yo fuera su novia?
—Sucede que Jesy toda la vida te ha tenido celos, por lo que si se enterara y nos viera de novios… ¡Estaría loca! Y recibiría su merecido —Sonrió victorioso, como si eso sonara estupendo para mí.
— ¿Y que se supone que haga? ¿Hacerme pasar por tu novia? —Pregunté nerviosa.
—Exacto, quizás Jesy recapacite y vuelva conmigo ¿No crees? —Suspiró satisfecho.
Lo miré desconectándome de la conversación. ¿Qué esperaba que respondiera? Que si y que fingiéramos todo el tiempo una relación. ¡El estará fingiendo sentimientos! ¡No yo! Tarde o temprano saldré afectada de este plan y tendré que guardar silencio como la buena mejor amiga que era.
—Y… ¿Qué me dices? —Me miró suplicante.
—No lo sé George —Mordí mi labio inferior— Es complicado.
— ¿Complicado? ¿Por qué tendría que ser complicado? Serán tan solo unas semanas, ni si quiera lo notarás.
Miré hacia mis alrededores como si en algún sitio estuviera escrita la respuesta indicada, pero no, cada rincón me llevaba directo a sus ojos llenos de esperanza por un si.
—Lo pensaré —Musité pareciendo estar tranquila, mientras que por dentro estaba gritando.
—Está bien, soy capaz de esperar —Sonrió y se estiró por completo en el suelo.
Muy bien, parece que esta vez se tomaría las cosas con calma, nada de estrés para mí.
Apoyé mi cabeza en la pared y miré el techo, que era lo que iba a hacer.
— ¡Listo! —Se sentó nuevamente frente a mí y me miró como un niño desesperado por un regalo sorpresa— Ya tuviste tiempo suficiente ¿Y que me dices?
Entrecerré los ojos y bufé.
—Dije que lo pensaría —Puse los ojos en blanco.
—Y te di tiempo, ahora respuesta. Sabes que soy capaz de quedarme en tu habitación toda la noche para no dejarte dormir y obtener mi respuesta —Estaba serio, y sí, si era capaz de hacerlo.
—Pero George… —Me quejé.
—_____ , no tienes idea de lo cuanto te necesito en estos momentos — ¡Bien! ¡Eso si que arruina mi conciencia! Ya no tenía mas remedio.
Me quedé en silencio. No había nada más que hablar, terminaría diciendo que si, como siempre cuando me pide un favor o ayuda.
Me puse de pie y salí de mi habitación en dirección a la cocina, necesitaba beber algo. Siempre que estaba nerviosa, o cuando me creía en problemas, era una necesidad básica de mi cuerpo tomar algo de jugo.