Capitulo 31

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Capitulo XXXI

Aún ahogado, tratando de recuperar el aire, acariciaba mi espalda y mi cabello de forma vertical. Suspiraba de forma continua y yo no sabía como comenzar a decirle lo que sentía.

Como estábamos en el entretecho, la música de la fiesta se escuchaba con poca intensidad, por lo que el silencio abundaba y dejó que escucháramos con claridad un ruidoso trueno y luego la lluvia. Las gotas golpeaban con fuerzas la ventana y parecían querer romper el tejado para inundarnos. El viento, la lluvia, relámpagos y truenos, no me hacían sentir más que protegida entre los brazos de George. Aún seguíamos desnudos, tapados solamente por una frazada y sentía a mi cuerpo más tibio que nunca, no habitaba el frío.

Suspiré suavemente y levanté mi rostro para poder mirar a George directo a los ojos. Sonrió con ternura y acarició mi majilla con su mano derecha.

Era el momento, era el instante perfecto para decirle a George la palabra más importante que podría decir, esa palabra tan corta, pero tan grande a la vez, la que deja una marca en la vida.

—George —Susurré con el nerviosismo presente en la voz.

— ¿Si? —Volvió a sonreír al notar que algo trataba de decirle, más no me sentía preparada.

—Hay algo que debes saber —Musité con una leve sonrisa en los labios, tenía tanto miedo, tanto miedo a ser rechazada.

—Esa voz de misterio —Carcajeó mirándome con una divertida expresión— Dime.

—Yo… —Mis ojos por última vez vagaron tranquilos por toda la habitación, preparándome para mi misión— George… —Y ahí me encontré con sus hermosos ojos almendrados— George… yo te amo —Susurré. Sentí mi cuerpo más liviano y mi conciencia más limpia que nunca, por fin había tenido el valor para decirlo y era una sensación enormemente satisfactoria, pero al cabo de unos segundos, cada espacio dejado en libertad en mi cuerpo, se fue rellenando de nervios interminables.

Creía morir con el paso de los segundos. Miraba concentrada el rostro de George, buscando expresiones, algo que me diera un indicio de qué era lo que sentía, pero él decidió quedarse con los ojos idos, inexpresivo total. Parecía que sus oídos se hubiesen estado tapados y no hubiese alcanzado a escuchar mi declaración, era como si aún esperara a que le dijera algo.

—George… —Volví a susurrar y esta vez mi voz sonó mas temblorosa que veces anteriores, pero necesitaba saber de una sola vez si él sentía lo mismo.

—_______ —Por fin sus labios se movieron y me indicaron que ya había escapado de su transe.

Me miraba con los ojos tristes y apagados, desesperados y asustados… no era una buena señal.

El silencio volvía reinar en el cuarto y de a poco fui sintiendo como un gran nudo comenzaba a nacer en mi garganta.

—_______ —Musitó con voz fúnebre, me tomó con cuidado y se sentó para volver a enfrentarme con mayor comodidad y hacerme saber lo delicado que podía ser el tema— Sabes que te quiero, que te adoro ¿Verdad? —Dejó ver sus pequeños dientes en una leve sonrisa, la cual al segundo, ya había desaparecido.

jυѕт ғrιeɴds~ George Shelley~ TERMINADA~ AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora