Capitulo XIV
— ¿Qué crees que haces? —Me miró desafiante a los ojos.
Ahí estaba Jesy, con una fría y espantosa expresión en el rostro, sus brazos se encontraban cruzados. Era una señal de que estaba acusándome por alguna razón. Sonreí sin entender.
— ¿Perdón? —Arqueé una ceja.
—Por favor, no te hagas la mosquita muerta, hace mucho tiempo que lo vienes haciendo. Quizás hagas tonto a mi novio, a sus hermanos y a sus padres, pero no a mí —Bufó.
— ¡Dios! —Carcajeé— Ahora si que enloqueciste… ¿De que rayos estás hablando? —Musité con tranquilidad.
— ¿Por qué MI novio demoró tanto en tu apartamento? ¿Ah? —Me miró expectante, como si supiese lo que en realidad había sucedido.
—No quería venir, le tomó tiempo convencerme. —Suspiré con obviedad y apoyé mi espalda en la puerta.
— ¿Ah si? ¿Por qué su cabello estaba húmedo? ¿Crees que no lo noté? —Sonrió creyéndose un detective que había acorralado al criminal. Que estúpida.
— Que se yo, se habrá bañado antes supongo —Sonreí inocente, pero más que eso… estaba recordando muy nítidamente lo que había sucedido— Oye, ¿podrías dejar este estúpido cuestionario? no tengo idea a qué es lo que quieres llegar, de verdad, no te lo tomes a mal, pero pareces una demente…. Y ahora con permiso, me voy a ver a TU novio —Sonreí una vez más y salí del cuarto con aire a vencedora.
—No se queda, así, ya verás —Me amenazó cuando estaba dándole la espalda y preparada para retirarme con mi dignidad en alto.
—Como quieras —Musité sin interés. ¡Dios! Nunca había pensado en que podría algún día responderle de esa manera, que bien se sentía, la verdad era que yo tenía mas razones, más excusas y ella solo sentía suposiciones.
—Hola —Me atrapó en el pasillo. Josh.
—Hola —Expresé una sonrisa falsa, lo esquivé y seguí mi camino, pero no, su fuerte mano en mi brazo me detuvo.
— ¿Por qué siempre me evitas? —Susurró detrás de mí, aún no me volteaba y tampoco quería hacerlo.
—No estoy evitándote —Susurré y me giré para enfrentarlo, tampoco me correspondía ser maleducada.
—Claro que si, lo haces todo el tiempo —Argumentó con aspecto molesto.
—Que no nos veamos no significa que te esté evadiendo, solo… es una mala coincidencia —Comienza a sorprenderme la habilidad de responder con firmeza, suelo quedarme callada o tartamudear sin saber que decir. Solían siempre dejarme con las palabras ahogadas en la boca.
— ¿Mala coincidencia? No lo creo —Bufó con ironía— Ahora mismo, con suerte me miraste y seguiste tu camino.
— ¿Y que quieres que haga? Iba con los chicos —Me crucen de brazos, me molestaba hablar con él, después de la última vez… las cosas habían cambiado.
— ¿Hablar conmigo quizá? Y creo que chicos suena a manada, odias a Jesy y no es que quieras pasar tiempo con Tom… —Guardó silencio, parecía que mordía su lengua, que se ahorraba palabras.
— ¿Qué? —Enarqué una ceja.
—Nada —Agachó el rostro y miró hacia un lado.
— ¿No querías hablar? Dime —Apoyé mi costado derecho en una de las paredes y lo alenté a seguir.
Levantó vagamente tu rostro para clavar sus ojos marrones, fríos y entristecidos en los míos. ¿Por qué cultivaba tal expresión en su rostro? De alguna u otra manera, me hacía sentir mal, aunque no tuviera ni la más mínima idea de que era lo que ocurría dentro de su mente.
—Es George… ¿Verdad? —Y luego de esa pregunta… su rostro marcó más las señales dibujadas, diciéndome lo mal que le hacía.
Tragué saliva nerviosa, no era igual ocultarle la verdad a él que a Jesy. Con Josh me conocía la misma cantidad de tiempo que lo hacía con George. Me conocía, sabía lo que pensaba, como actuaba y reaccionaba, incluso lo que sentía.
— ¿George? —Carcajeé pretendiendo hacerme la desentendida— ¿Por qué George?
—Vamos, sabes de lo que estoy hablando —Suspiró cansado al respecto— Tu forma de mirarlo, de hablarle, de reír… cuando estás con él… es muy diferente a la cuando estás conmigo: eres fría e incluso hasta me ignoras. —Musitó mirándome directo a los ojos.