Capitulo IX
A pesar de los 21 años de mi hermana, siempre fue muy inmadura y se dedicaba la mayor parte del tiempo ha atormentar mi feliz vida.
— ¿Y que tanto hacían? —Genial, ahora tendría que cargarla durante algunos minutos en la habitación, no se iría hasta lograr dejarme nerviosa.
Respiré profundo y estabilicé mis emociones, aún no podía describir que era lo que había pasado hace un rato.
Canalicé un punto en todos mis sentidos en que me sentía en completa paz y no notaba en lo absoluto la presencia de Daphne, perfecto, al notar que no estaba interesada, ni tampoco me molestaban sus absurdas bromas, saldría frustrada de la habitación a lamentar el porqué sus chistes de mal gusto ya no surtían efecto en mí.
Escuché algo de quejas y luego silencio completo. Desvié mi vista de Family guy hasta la puerta, Daphne había desaparecido, tal como lo predije.
Miré a George quien no emitía ni una sola palabra y mantenía su vista ocupada en un punto muerto del colchón.
— ¿Dijo algo importante mi hermana? Sabes que suelo ignorarla —Musité como si todo siguiese su curso normal, como si nada hubiese pasado.
—Tengo que irme —Articuló sin sentido y se puso de pie— Lo siento, yo… tengo que estudiar —Caminó hasta su mochila, la cargó al hombro, se acercó hacia mí, besó mi frente y salió del lugar.
Ni si quiera me había dejado decir adiós.
Luego de pensarlo unos segundos, decidí creer que el misterioso adiós de George fue por variadas razones; quizás se le había hecho tarde, posiblemente tuviera algo que hacer o algo por el estilo.
Miércoles. Otro día más cual pasaría la mayoría del tiempo con mis dedos entrelazados a los de George. Me vestí normal, no quería llamar más la atención de lo que ya hacia cuando me colgaba del cuello de mi mejor amigo.
Jugué un par de minutos con mi cabello decidiendo cual sería el peinado ideal para el día, maquillé, siempre muy suave, mi rostro, pestañas encrespadas a la perfección, brillo labial rosado y estaba más que lista.
Tomé desayuno liviano, dedicar tanto tiempo a mi imagen hizo que el tiempo transcurriera más rápido que nunca y los minutos se agotarían si ingería la gran cantidad de alimentos que mamá había preparado esa mañana, además, ya comenzaba a sentir mi cuerpo más pesado de lo normal y eso no era nada agradable para la estética de una chica, nada. Más me Baliña dejar de almorzar puras porquerías con George.
—Que tengas un buen día —Deseó mi padre depositando un beso en mi frente.
—Igual —Sonreí y agité a mi mano para no despedirme persona por persona, ya se me había hecho tarde.
Abrí la puerta y sonreí esperando encontrarme con George, impaciente por mi demora, pero no, no encontré más que el vestíbulo de paredes blancas relaciones vacío. Posiblemente George estaba retrasado al igual que yo, así que cerré la puerta del departamento y me apoyé en esta para esperar a que la del frente se abriera.
Cinco minutos y aún no salía… 10 minutos y nada. Bufé molesta y me aproximé hasta la puerta, me incomodaba tocar sabiendo que cualquiera podría abrir la puerta, no era que me molestase que Toni, Dominic, Tom o Harriet me atiendan, sino: Josh, su mejor amigo desde la primaria, sus penetrantes ojos cafés solían contemplarme en su totalidad y debo decir que no era ni una sensación muy gustosa.
Dos suaves toques bastaron para que alguien abriera la puerta. Suspiré tranquila al encontrarme con esos lindos ojos marrón, Tom.
— ¡Oh! ______… ¿Qué te trae…? —Levantó su muñeca y observó su reloj— ¿A las ocho con quince minutos a la puerta del departamento Shelley? —Sonrió evidente, por la hora había deducido que estaba atrasada.
—Hola —Sonreí— me preguntaba si George se dignará a ir a clases o preferirá quedarse en casa con la falsa excusa de que esta “resfriado” —Carcajeé y volví a colocar en su lugar a mi mochila que comenzaba a resbalarse por uno de mis hombros.
— ¿Qué? —Arqueó una ceja y me miró con asombro— George se marchó a clases como hace… 25 minutos, por lo que pude notar estaba apresurado. ¿No pasó por ti?
Me quedé en silencio, mirándolo incrédula, no podía creer lo que me estaba diciendo.