Capítulo 11: Casos sin resolver

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Narra Cristel

Después de dejar a "sonrisitas" en la UNI, me dirigí a mi trabajo, a donde llegué temprano.

Sólo el director, el subdirector, y yo, habíamos llegado.

Me acerqué a mi escritorio y acomodé mis cosas.

De repente, sentí una presencia.

Se trataba del... Subdirector Carlos.

—Buenos días— me dijo con una sonrisa.

—Hola— le respondí secamente.

—Jajaja, creo que prefería a la otra Cristel, jaja. Aún no me acostumbro a esta tú— me dijo mientras se rascaba la nuca.

—Pues acostúmbrate— le dije, para seguir acomodando mis cosas.

—Jaja, que directa... Bueno está bien. ¡Ah! Y que tengas lindo día. Adiós— me dijo, para luego irse a su oficina.

Yo sólo lo ignoré.

Por otro lado, desde la mañana al salir del departamento, tenía esa sensación de que me observaban o seguían. Pero no sabía si sólo eran imaginaciones mías.

Narra Rodrigo

Llegué a mi oficina, y lo primero que hice fue abrir mi laptop para checar de nuevo, cada uno de los casos del asesino serial.

Asesino de quien no tenía información alguna, como nombre o edad...

¡Ni siquiera sabía como lucía!

Eso a veces me frustraba y desesperaba.

Abrí el primer caso [1999]: 

Se encontraron los cuerpos sin vida de monjas, en una casa hogar. Algunos niños y niñas fueron asesinados.

Todos los muertos fueron encontrados con una "V" en su oreja derecha, realizadas con una arma blanca.

Segundo caso [2000]:

También un ataque a una casa hogar.

Pero ésta vez, la casa fue incendiada totalmente y la marca 'V' fue pintada en la calle, justo frente al edificio.

Caso número tres [2002]:

Una pareja fue asesinada en su propia casa.

Por suerte, su unic@ hij@ no se encontraba con ellos.

La pareja fue asesinada de un disparo en la cabeza con un arma de fuego.

Encontrados con la marca "V" en sus orejas derechas.

El caso número cuatro... Bueno y así sucesivamente hasta el actual caso número diez.

[2016] Se encontró el cuerpo sin vida de un chef, en la azotea de su restaurante, con la marca de una "V" en su oreja derecha.

Cerré mi laptop.

¡Definitivamente tengo que atrapar a ese bastardo! No puedo permitir que mate más personas pensé desesperado.

Pero unos golpes en la puerta interrumpieron mis pensamientos.

—Adelante— respondí.

Un joven entró.

—Jefe, ¿quiere venir a desayunar con nosotros a la cafetería que está cerca?—.

—Si, los acompaño. Vamos— le respondí, para levantarme de mi escritorio y salir con él.

Amor Por Error [Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora