Capítulo 26: ¡Te amo!

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Narra Sebastián

Nos dirigíamos a la UNI Cristel y yo, cuando le dije —oye ¿no crees que deberíamos reconsiderar la propuesta de Rodrigo, acerca de tener hombres de su agencia cuidandonos?— —no, yo ya tomé mi decisión. Si quieres, tú puedes pedirle que te cuiden a ti, pero a mi no— me respondió inmediatamente —mmmm, no, está bien así— le respondí poco convencido —mmm, bueno, lo que quieras— me dijo para seguir manejando en silencio. La verdad es que yo me preocupaba por ella, el hecho de que hayan dicho que era la sobrina de su jefe, me dejó muy intrigado y confundido. Espero que nada malo le pase.

[...]

Después de un trayecto, finalmente llegamos a mi universidad, donde me dejó, para después irse a su trabajo.

Narra Cristel

Cuando llegué al trabajo, me acomodé en mi escritorio y comencé a trabajar. Mientras capturaba algunas cosas en mi computadora, alguien me habló — Cristel, ¿podría venir a mi oficina?— cuando distinguí bien la voz, me di cuenta de que era Carlos —mmm, ¿para qué?— pregunté sin mirarlo —necesito hablar con usted— me respondió, indispuesta me levanté y lo seguí por detrás a su oficina, cerré la puerta y me quedé observándolo en silencio mientras se sentaba en su escritorio —ahora si, ¿qué quiere?— le pregunté —Cristel, la verdad es que, no soporto pensar que vives bajo el mismo techo que mi rival— me dijo —espera, ¿qué?— pensé sin entender nada —¿qué? ¿de qué habla?— le pregunté confundida —quiero decir, que me molesta que vivas en el mismo departamento que Sebastián. Y no sé, he pensado todo y ¿porqué comenzaste a vivir con él, si ni siquiera lo conocías?— —¿qué, porqué? eso a usted no le incumbe. ¿Y sólo me habló para decirme esto?— le dije molesta —mmm, pues si. Pero ¡escuchame!. ¿Qué te parece si te compro un departamento, para que tú puedas vivir sola, y Sebastián se quede en el que viven?, ¿qué dices? ¿te parece la idea?— me dijo... —¿qué, que digo? ¡digo que claro que no!, no me parece en lo absoluto. Usted no es nada mío ¿porqué me compraría un departamento? de ninguna manera— le respondí enojada —ahora me piensa comprar ¿o qué?— pensé —¿porqué? porque me gustas y estoy enamorado de ti ¿aún no lo entiendes?— me dijo elevando el tono de su voz, y parándose de su silla —¡calle! no vuelva a decirlo en voz alta— le grité un poco asqueada y enojada —pero...— —pero nada, no quiero seguir hablando con usted— lo interrumpí —te gusta Sebastián ¿¡verdad!?— me gritó, mientras me dirigía a la puerta, me giré para verlo y le respondí —¡por-por supuesto que no!— él se quedó callado, así que me volví a girar, para salir de su oficina, cerré la puerta y me dirigí a mi lugar. Algunas secretarias me miraban, no sabía si era por los gritos o por otra cosa, pero me daba igual.

Narra Sandra

Era la hora de receso, y como me tocaba dar clase hasta la última hora, decidí ir a la cancha a comer en una banca. Llegué, me acomodé y comencé a comer, mientras comía vi que Sebastián jugaba en la cancha de fútbol, cuando de repente el partido acabo y Sebastián me vió y comenzó a dirigirse hacia mi, y bueno... también vi a un montón de chicas gritando desde las bancas por las que pasaba. Finalmente llegó hasta donde yo estaba y me dijo —que onda— —hola— le dije, se sentó alado mío y me preguntó —¿no deberías estar preparándote para tu siguiente clase?— —acabo de llegar ¿y ya me corres?— le dije con una sonrisa incrédula —jajaja, nadamas decía, ¿qué hay?— me dijo riendo —nada, ¿y tú? ¿qué me cuentas?— le dije, entonces noté como su semblante cambió a algo triste —¿te pasa algo?— le pregunté preocupada —mmm, si, es que, siento que por más que haga, Cristel no logra fijarse en mi, y ya no sé que hacer, siento que en cualquier momento Carlos tomará ventaja sobre mi— me dijo triste y algo desesperado pobrecito... Sebastián de verdad ama a Cristel, y me duele ver que sufre por ella— me dije a mi misma —ayy Sebastián, lo único que te puedo decir que hagas, es que... de una vez le digas claramente lo que sientes, antes de que Carlos lo haga— le dije mientras le daba palmadas en la espalda, él me sonrió y dijo —tienes razón, eso haré— —¿qué harás?— escuché una voz interrumpir, los dos volteamos y vimos que se trataba de Daniela, quien con una sonrisa nos miraba —bien maestra, eso haré, estudiaré más en las otras materias— me dijo de repente Sebastián —jaja, conmigo no tienen que fingir, sé que son buenos amigos, y no sólo son maestra y alumno. Yo no le veo nada de malo— nos dijo Daniela a los dos —jaja, bueno... entonces luego hablamos Sandra, adiós Daniela— dijo Sebastián para irse —adiós, jaja— le dije.

Amor Por Error [Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora