Parte I

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Fuera de lugar

En aquel entonces, lo único que sabía sobre mí era lo que los De Cote me habían contado y lo que yo misma había podido deducir de la escasa, por no decir nula, información que me proporcionaban. Por desgracia, había sido la única que había sobrevivido a un terrible "accidente de tráfico"y, como consecuencia, no recordaba nada, ni siquiera haber estado en el hospital. Desperté en la cama de una de las habitaciones de mi nueva casa, en mitad de una ciudad extraña para mí. De un día para otro me había quedado sin pasado y sin familia que pudiera recomponerlo.

Al parecer, los De Cote representaban todo lo que me quedaba en este mundo. Pero por lo visto ellos desconocían mi existencia antes de lo ocurrido, así que lo que sabían de mí se reducía a poco más que mi nombre y el lugar de donde provenía, aunque nunca llegaron a decírmelo. El feliz hogar lo componían Flavio, William (Liam), Lisange y dos gatos, Caín y Goliat. No se los podía considerar una familia tradicional porque no existía ni la figura del padre ni la de la madre, todos parecían más bien hermanos. Solo Flavio, por ser el mayor, ejercía en ocasiones de miembro más responsable de cara al exterior, y todo eso era desconcertante. Eran raros, no tiene ningún sentido negarlo.

En cuanto al lugar donde había despertado... tampoco hay mucho que contar. Yo lo llamaba La Ciudad. Imagino que, como todo, también tenía un nombre, pero la verdad es que eso no importaba porque no cambiaría la manera en que yo la veía. Se la podía considerar una ciudad por el número de habitantes, pero las extensiones parecían más las de un pueblo que ha crecido demasiado. Se situaba cerca de la costa y estaba rodeada casi en su totalidad por un robledal. Se diferenciaba en dos zonas claras, el centro, donde vivía la mayoría de la gente, y los alrededores, en los que se encontraban las residencias más grandes, con enormes terrenos que lindaban con los bosques. Todos los edificios eran bajos, ninguno superaba los tres pisos de altura, excepto los tres más importantes: la biblioteca, el hospital y una vieja universidad. Situar a los De Cote en una de las casitas del centro sería prácticamente imposible. Ellos vivían en una de las señoriales de las afueras, en una de las más solitarias; de hecho, había una distancia considerable desde la «mansión» hasta la residencia más cercana. Estos caserones no contaban con buena fama, y era normal, eran edificios grandes y antiguos que llevaban plantados en el mismo lugar desde antes de que esta pequeña ciudad decidiera enterrar sus cimientos sobre su mismo suelo. La mayoría ya estaban abandonadas, así que siempre las acompañaba un aura de misterio que alejaba de allí incluso a los ciudadanos más incautos; ellos nunca sabrían la suerte que tenían de mantenerse alejados de esa zona.

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Trilogía Éxodo (Éxodo, Revelación y Jueces)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora