A golpe de latidos

5.2K 633 42
                                    

IMPORTANTE.

Para celebrar el número 1 que hemos alcanzado en Wattpad estos días, vamos a realizar un sorteo internacional en mi instagram: anissabdamom. Si te gusta esta historia, sígueme para estar al tanto de todo. ¡Os esperan muchas sorpresas allí!

PRIMERA PARTE    

Unos fuertes golpes penetraron en mi cabeza. Eran rápidos y profundos, mucho más de lo normal para un corazón como el suyo. Eso solo podía significar una cosa: se pararía de un momento a otro. Algo se retorció dentro de mi pecho y una oleada de temor me invadió por dentro. Abrí los ojos sobresaltada y contuve el aliento. Me pasé una mano por la cara y miré a mi alrededor. No era consciente de cuándo me había dormido, ni de dónde estaba. Había mucho, mucho ruido; era increíble que solo esos latidos me hubieran despertado.

Bajé la vista y descubrí que estaba apoyada contra el hombro de Christian. Poco a poco volví a enderezarme. Cerré los puños con fuerza; me habían comenzado a temblar los dedos. Mi mente estaba poco lúcida, pero mi cuerpo seguía recordando todo lo que había ocurrido. Entonces, una mano fría y ardiente al mismo tiempo cubrió la mía y la apretó para infundirme ánimos.

—Ya hemos llegado —me susurró al oído.

Alcé la vista hacia él y su imagen me obligó a salir de la bruma y volver a la realidad. No tenía buen aspecto; jamás hubiese creído que podría decir algo así de él, pero era cierto. Sus ojos estaban hinchados e irritados y sus pupilas extremadamente dilatadas, hasta el punto de no poder diferenciarlas del iris; su piel aún más pálida de lo normal y el color de sus labios había pasado de un tono intenso y tentador a uno apagado y sin vida. Me obligué a recordar el tormento al que se estaba sometiendo por mí y el hecho de que, si no se controlaba, podría acabar conmigo y con toda esa gente sin vacilar ni un segundo.

—¿Cómo te encuentras? —le pregunté con cautela.

—¿Es una broma? —musitó en un hilo de voz, volviendo despacio la cabeza hacia mí y arqueando una ceja. Incluso en su tono podía notarse el dolor que estaba soportando.

—No, perdona. —Arrugué el gesto—. Ha sido una pregunta estúpida. —Volví a escuchar—. Tu corazón se está...

—...parando —terminó él—. De un momento a otro, en cuanto desaparezca el último rastro de guardián que hay en mis venas.

—¿Cuánto tiempo crees que queda? —pregunté preocupada.

Apretó la mandíbula con fuerza y tomó aire, provocando que las aletas de su nariz se dilataran y otorgándole, por un segundo, el rostro fiero de un animal salvaje.

—No mucho.

Volví a mirar a mi alrededor. Eran varias las personas sentadas allí dentro, posibles candidatas a convertirse en víctimas de un Christian descontrolado, incluso yo. No pasé por alto el hecho de que muchos nos observaban, tal vez por nuestro aspecto. No habíamos tenido tiempo para cambiarnos o asearnos en nuestra huida de la casa de los Lavisier. Nuestra ropa estaba manchada de tierra, la de Christian incluso presentaba manchas de sangre, y el mismo hollín que la cubría ensuciaba nuestras caras y manos. También podía ser porque, a pesar de esa imagen deteriorada y del corte sangrante en su cuello, producido por las zarpas de Silvana, incluso con ese aire mortecino, salvaje y peligroso, resultaba igualmente cautivador para los humanos. Cierto, no tenía buen aspecto comparado con su apariencia normal pero, al fin y al cabo, seguía siendo Christian Dubois y, tal y como había podido experimentar en mis propias carnes, poseía un encanto y apariencia arrebatadores, un tipo de atracción imposible de combatir. Así que, desde luego, no podía culparlos; fuese por lo que fuese, tenían motivos para hacerlo.

Trilogía Éxodo (Éxodo, Revelación y Jueces)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora