La verdad es que me imaginaba un pequeño hueco en la roca con techo bajo y mucho fondo pero me sorprendió descubrir que era bastante grande, alta y con suelo más o menos plano. No parecía tan tenebrosa como podría habérmela imaginado. Cuando me volví hacia Christian descubrí que él ya había aprovechado para sacar de la mochila una gruesa manta gris y extenderla en el suelo.
-Es usted una caja de sorpresas, Sr. Dubois -me burlé.
-Aún te quedan muchas cosas por aprender de mí.
-Sonrió levantándose del suelo y limpiándose las manos.
-Estoy deseando empezar.
Se acercó a mí y me abrazó, acariciándome el pelo.
-No tengas prisa -susurró con voz casi queda, de tal forma que no pude adivinar si me lo estaba diciendo o si solo pensaba en alto. Luego me besó en la coronilla y me condujo de nuevo al exterior.
-¿Quiero saber más sobre Valentine -pedí.
-¿Por qué te interesa tanto? Solo es una niña.
¿Solo una niña? Sí, una que había intentado matarme. Una que había revelado de nuevo que yo iba a matarle.
¿Acaso su sexto sentido no le advertía de nada? Me mordí el labio intentando contenerme. Estaba a punto de decirle lo que había ocurrido por la noche y no podía hacerlo. No podía, al menos hasta que supiera qué hacer. No estaba preparada para explicarle que yo iba a matarle, aunque todos parecieran saberlo ya... Todas mis entrañas se encogieron con ese último pensamiento.
-Porque me odia -respondí sin más-. Y también porque es pequeña. Me resulta raro que alguien así pueda ser... esto.
-Son buenas razones -apoyó.
-Entonces, ¿estoy en lo cierto? No es normal que haya cazadores, o grandes predadores tan pequeños, ¿verdad?
-Correcto. Lo han intentado muchísimas veces, pero no es fácil, porque el alma de los niños es inocente. Se supone que no conocen la maldad, ni el dolor.
-Pero Valentine...
-Su alma no era pura como la de los otros niños, siempre tuvo un corazón sádico y masoquista. -Lo miré confusa-. Su madre y su hermana gemela murieron cuando nació. Su padre se volvió loco y comenzó a torturar a su hermanastro mayor. Valentine creció viendo eso, sin saber lo que era el amor y rodeada de todo ese odio y crueldad. Tuvo que vivir en la calle. Nadie quiso acogerla. La temían porque estaba obsesionada con la muerte y porque desarrolló un instinto que le advertía dónde iba a ocurrir: en un bosque, en un camino abandonado... Los buscaba y no apartaba la vista de ellos hasta que exhalaban su último aliento. Muchos habrían podido salvarse si ella hubiera pedido ayuda, pero nunca lo hizo.
-¿Por qué?
-De algún modo, ella sabía que moriría pronto. Fue una niña enfermiza desde sus primeros años de vida. Se sentaba a contemplar la muerte para aprender de ella. -Hizo una pausa-. Solo una niña así podría soportar el primer año de agonía de los grandes predadores.
»La encontró una cazadora y la vio como un premio, un objeto único. Una niña inmortal. Así que aguardó durante meses hasta que Valentine no pudo soportar la llegada del invierno. -Rio para sí mismo-. Cuando murió, no pronunció ni una palabra, no soltó ni un gemido de dolor. Se quedó con los ojos abiertos, serena, esperando a que llegara su hora. Luego la convirtieron en lo que es.
-¿Un cazador puede transformar a un humano?
-Lo hizo una gran predadora. Mató a la cazadora y se quedó con Valentine. La niña sintió el rencor y la venganza suficientes para hacer posible la transformación.
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Trilogía Éxodo (Éxodo, Revelación y Jueces)
ParanormalVoy a darte los tres consejos que a mí no me dieron. Este es el primero: Olvida todo lo que te han contado: los vampiros no existen, los lobos son solo animales y los magos, las hadas y los duendes se encuentran encerrados en grandes tomos de hojas...