Un idiota y una dolida

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Tenía ganas de llorar. Todo lo que decía Isabelle era cierto. Sólo un mujeriego más.

Quería irse, quería decirle que se fuera al demonio, quería golpearlo, quería terminar su comida. Pero no podía. Así que sólo se giró y se fue de Taco Bell por la puerta trasera. Contuvo las estúpidas lágrimas y caminó sin rumbo para alejarse de allí.

Una vez lejos, sacó su móvil y llamó a su amiga.

-¿Hola?

-Issy, estoy perdida- dijo ella mientras trataba de no llorar-, ¿puedes decirle a Gian que venga a buscarme?

-Cariño, ¿qué sucede? ¿Dónde estás?

-Te lo cuento luego. Preguntaré la calle y te la mando por mensaje. Por favor, apúrense.

-De acuerdo.- dijo su amiga preocupada.

América entró a un negocio a preguntar en dónde se encontraba, y se lo envió a su amiga. Esperó que el auto de Gian doblara en la esquina, y unos quince minutos después lo hizo.

América subió en la parte trasera del auto y se encontró con una Isabelle preocupadísima. No pudo evitar llorar.

-¿Qué le pasa?- preguntó Gian desde el volante a su novia.

-No lo sé. América, por dios, cuéntanos.

Ella la miró y negó con la cabeza. No quería quedar mal, no quería que su amiga le dijera "te lo dije".

Luego de unos veinte minutos de viaje, llegaron a su departamento e Issy se despidió de Gian, prometiéndole que después le contaría lo que había pasado con América.

-Ya puedes decirme. Prometo que no voy a juzgarte ni nada, sólo necesito saber.

-Es... Fue Josh.

-Mierda - Issy se acercó más a su amiga-, debí haberlo sabido. ¿Qué te hizo el idiota?

-Bueno. ¿Recuerdas que me dijiste que le hablara? Nos invitó a un concierto la próxima semana y le dije que lo pensaría, entonces arreglamos una especie de cita para tratar de convencerme y todo fue genial.

-¿Cuál es el problema?

-Muchas chicas lo miraban. Me sentí mal y fui al baño por un segundo, y cuando volví.. estaba con una rubia. Me sentí peor, ni siquiera se debió haber dado cuenta que me fui. Nunca fue a buscarme.

-Es un idiota. Perdón, perdón por presentarlos. No tuviste que haber estado involucrada.

-No es tu culpa, Iss. Él es el idiota- hizo una pausa-. Iré a mi cuarto, quiero cambiarme y dormir.

Su amiga asintió con culpa y la dejó irse.

América estaba dolida. Se metió en la ducha y salió luego de quince minutos, preparada para irse a dormir aunque sólo eran las tres de la tarde. Se puso su piyama y tomó su teléfono cuando éste vibró.

#Jøsh: ¿Dónde estás?

Decidió ignorarlo. Volvió a poner el celular en su mesita. Vibró como diez veces más, así que América lo tomó y enojada leyó los mensajes que le estaba mandando el baterista.

#Jøsh: ¿América?

#Jøsh: ¿Por qué no respondes?

 #Jøsh: ¿Estás bien?

#Jøsh: Sé que los estás leyendo 

#Jøsh: ¿Hice algo mal? 

América quiso llorar y golpearlo al mismo tiempo.

#A: Eres un idiota. No me hables más, Joshua.

#Jøsh: ¿Qué?

#Jøsh: No entiendo. ¿¿Qué pasó??

#A♥: ¿Me crees estúpida? Voy dos segundos al baño y ya te veo con otra.

#A♥: Linda cita tuvieron, ¿no?

Y con eso apagó el teléfono. Sabía que Josh probablemente le había mandado varios mensajes, o tal vez muchos, pero no le importaba. No lo quería en su vida, no lo necesitaba. Podía conseguirse otro igual.

¿No?

Enamoré a Joshua Dun.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora