¿Josh? ¿Llorando?

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Había pasado una semana desde el concierto. Josh llevaba y traía a América de la universidad, y ella repartía su tiempo entre Issy, los estudios y Josh. Todo iba estupendamente.

América y el baterista no pasaban un día sin hablarse y contarse todo. Eran como mejores amigos, pero con secretas segundas intenciones. Y todos se daban cuenta menos ellos mismos.

Era domingo, y la muchacha se la había pasado estudiando. Pero recibió una llamada telefónica.

-¿Hola?

-¿América?

-¿Quién es?

-Soy Tyler. Escúchame, tenemos un gran problema, y te necesito aquí urgente.

-¿Qué paso? Tyler, ¿estás bien?

-Sí, pero Josh... yo... ugh, deberías venir enseguida. Te necesita mucho. Apúrate

Y colgó. América intentó llamarlo, decirle que no tenía forma de ir, pero Josh aparentemente no estaba bien. Llamó a Isabelle y a Josh, ninguno contestó tampoco.

-Mierda- sururró.

Se cambió decentemente con lo primero que encontró y salió apurada a tomar algún autobús. Apenas recordaba dónde quedaba la casa de Josh y Tyler ya que sólo había ido dos veces, pero trató de explicarle al hombre dónde quería ir. El señor milagrosamente la entendió y estuvo todo el recorrido enviándole mensajes a Isabelle, preguntándole dónde estaba. Pero no le llegaban.

Pareció el viaje más largo del mundo, hasta que finalmente llegó a su destino. Bajó del autobús y caminó un par de cuadras más hasta la casa de los músicos. Golpeó suavemente la puerta y fue Jay quien le abrió.

-Jay, hola. Tyler me dijo que viniera.

Sin decir una palabra, Jay asintió y le indicó que pasara.

Enfrente suyo vio a Isabelle abrazando a Abigail. Estaba verdaderamente confundida.

-¿Iss? ¿Qué haces aquí?- preguntó, e Isabelle la miró con pena.

-América, debemos hablar.

-¿Qué pasó? ¿Por qué todos tienen esa cara?- dijo nerviosa.

-El padre de Joshua...- comenzó a decir su amiga-, él falleció hace unas horas por un paro cardíaco.

-¿Qué?- susurró América- No...- dijo para sí misma. Todos adoraban al señor Dun. Todos.

Miró a los tres hermanos de Josh. Abigail ahora abrazaba a su hermano Jordan, mientras que Ashley sólo miraba al suelo.

-La señora Dun fue a averiguar cómo pasó todo- dijo Tyler-, pero te llamamos con Issy porque Josh en serio está mal. Sabes lo unido que era con su padre.

-América, por favor, ve a verlo. Ni siquiera quiso escucharme a mí- dijo Abigail, realmente dolida.

La joven asintió. Nunca había lidiado con una situación así, y tampoco sabía qué debería decir.

Les dio un confortador abrazo a los tres hermanos, que estaban agradecidos por la existencia de América, y luego fue al cuarto de Joshua. Tocó la puerta y la abrió suavemente.

-¿Josh?- preguntó América entrando al cuarto del baterista.

Apenas pudo verlo tirado en su cama de espaldas a la puerta, abrazando una almohada, ya que sólo una pequeña luz de velador alumbraba la habitación.

Se acercó más a él.

-Soy América. ¿Estás despierto?

Notó cómo asentía, entonces se acercó más.

-¿Estás bien?

El baterista negó y ella subió a la cama para abrazarlo y dejarle un pequeño beso en la mejilla, la cual estaba empapada en lágrimas.

Jamás había visto u oído que Josh haya llorado. Jamás.

Se le rompió el corazón, y prefirió dejarlo solo. Bajó de la cama y fue directo a la puerta, pero cuando tomó la perilla, escuchó un "no" apenas audible.

Volteó a ver a Josh, que seguía en la misma posición, y pensó que su imaginación le estaba haciendo una broma. Giró la perilla y abrió la puerta.

-Por favor, no te vayas- esta vez escuchó más alto la voz entrecortada del baterista.

Y bastó para cerrar la puerta e ir hacia él.

-No me abandones también- susurró de nuevo, y era la segunda vez en el día que el corazón de América se rompía.

-Nunca, Josh. Te lo juro.

-¿Puedes... Puedes quedarte conmigo? Por favor. Te necesito.

Aún no volteaba para verla, pero sabía que lo decía en serio.

Sin protestar, América dejó su cartera en la mesita de luz y se subió a la cama. Abrazó por la cintura a Josh y éste se acercó más a América, pegando su espalda a ella. El baterista tomó la pequeña mano de América y la entrelazó con la suya, llevándola a su corazón. En la oscuridad, ella sonrió y acarició su cabello hasta que ambos se quedaron dormidos.

La mañana siguiente, América fue la primera en despertar. Notó que seguían en la misma posición: Josh mirando a la pared y ella detrás de él, con sus manos entrelazadas y lo más cerca posible.

Les encantaba, pero ninguno se atrevió a admitirlo.

Sin saberlo, Josh también había despertado, y ella lo supo cuando él le apretó un poco la mano.

-¿Estás despierto?- susurró, y él asintió -Y... ¿cómo te sientes?

-Horrible- respondió finalmente el baterista con voz ronca- Quiero creer que todo fue un sueño.

-Josh, por favor, mírame.

Él negó y ella supo que no quería que lo viesen llorar.

-Por favor. Quiero verte.

Unos minutos pasaron, en silencio, hasta que Josh finalmente se dio vuelta. Ahora estaban acurrucados, cara a cara.

Pero nunca soltaron sus manos.

-Josh... - susurró ella. En definitiva se lo había pasado llorando, ya que tenía rastros de lágrimas secas en ambas mejillas, los ojos hinchados y ojeras muy notables. Nunca lo había visto así.

-Eres la primera en verme llorar- dijo tratando de fingir una sonrisa, pero falló.

El destruido baterista tenía la mirada perdida, y América sintió sus ojos arder por las lágrimas que acumulaba ahora ella. Se quedaron viendo a los ojos, expresando tantas palabras que no podían decirse.

América tomó aire y lo soltó.

-Te quiero- largó las dos palabras que no podía contener más. -Me tienes ahora. Y, mierda, siempre me vas a tener.

Por primera vez, Josh se había quedado sin palabras. Sólo podía agradecerle al destino por recompensar la ida de su padre con la llegada de América.

Para sorpresa de ambos, el baterista dejó un suave beso en los labios de América.

Enamoré a Joshua Dun.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora