-América, te estaba esperando- respondió Zack, despreocupado.
Por el contrario, América comenzaba a tensionarse. Disimuladamente, marcó el número de Josh por las dudas. Sólo debía apretar "llamar".
-¿Necesitas algo?
Juntó fuerzas interiores. Recordó que su padre una vez le dijo que no debía mostrarse débil frente al enemigo o estaría muerta. Debía contraatacar.
-Bueno, supe que Josh no volvió. Tal vez, ya sabes, estabas sola...
-Espera un momento, ¿aún crees que tienes alguna oportunidad conmigo?- lo interrumpió ella.
-No lo sé. Pero te prometo que te cuidaría mejor que Joshua.
-¿Sí? ¿Seguro que no soy otra más del montón? ¿A cuántas más les has dicho eso?
-A ninguna- se acercó más a ella-; sólo quiero que seas feliz, América.
-Bueno, soy feliz con Josh.
-Josh no está. Se fue. Supéralo.
-No sabes lo que dices. Él está aquí. Si fueras menos idiota tal vez te hubieras percatado de ello.
-Pero no está aquí. No en este preciso lugar.
-¿Y qué?- preguntó ella mientras observaba que Zack se le acercaba demasiado.
Entonces trató de besarla. Y falló, porque sin pensarlo, ella le dio una cachetada.
-¿Quién te crees? Ya tengo un novio que puede hacer eso, no te necesito.
-¿Novio?- lanzó una risita-, ¿te refieres a Dun? Por favor, ese chico está mal. No lo mereces.
-¿Y a quién merezco entonces? ¿A un pequeño pervertido que sólo quiere intimidar? Por favor, aún no encuentro parecidos entre tu familia y tú. ¿Seguro que no eres adoptado?
Él sonó sus nudillos.
-No te atrevas, pequeña.
-¿Pequeña? Qué pequeña ni tres pepinos.
Para finalmente salir de la situación, América golpeó en su parte baja a Zack. Sentía pena por Tyler y por tener un hermano tan idiota. Se alejó casi corriendo y volvió a mezclarse con sus compañeros en la puerta principal. Al menos ahí estaba a salvo.
Le dio a "llamar" y esperó a que Josh contestase. Un tono, dos, tres. Finalmente atendió.
-Josh, por favor, ¿puedes venir a buscarme ahora?
-No es el mejor momento, Tyler sabe...
Pero América vio que Zack se asomó por la puerta, buscándola.
-Cielo, es urgente. Es Zack. No te asustes, pero estaría necesitando que muevas tu trasero hasta aquí enseguida.
-De acuerdo, voy para allá. No te muevas.
América colgó la llamada y se camufló entre sus compañeros de curso. Por suerte era un poco más bajita que ellos, por ende no resaltaba tanto entre la multitud. A los cinco minutos, el auto de Josh se estacionó en la puerta de la universidad, y Josh y Tyler bajaron de él.
La muchacha prácticamente corrió a abrazar a Josh, mientras que Tyler miraba alrededor, buscando a su hermano para reprenderlo seriamente.
-Supongo que se fue- susurró para él mismo.
-¿Estás bien? ¿Qué te dijo? Voy a matarlo, perdóname Ty pero tu hermano es hombre muerto.
-Y se lo merece- admitió su amigo.
-Estoy bien, Josh. No pasa nada- le respondió a su novio.
La tomó de la mano y fueron al auto. Josh y Tyler iban adelante, mientras que América iba atrás.
-¿Ya hablaste con ellos, cielo?- preguntó América a Josh, quien la miró por el retrovisor.
-Estaba en eso, pero digamos que salvar la vida de mi novia me interrumpió.
-¿Novia? ¿Son novios? No llegaste a contarme esa parte Josh, mierda, felicidades tortolitos- dijo Tyler con entusiasmo, a lo que América soltó una risilla.
-Y me imagino que tampoco hablaste con tu familia- siguió ella.
-No. Pero me alegra saber que estarás cuando se los diga- volvió a mirarla por el retrovisor y le guiñó el ojo, y América casi se desmaya de amor.
Los dos integrantes de la banda siguieron haciendo planes de tours y giras y nuevas canciones y acordes. Tyler sabía más o menos la historia de Josh y escuchó todo sin juzgarlo, ya que él también había sido suicida y probablemente lo entendería más que América.
Para cuando se aclararon las cosas con Tyler, ya habían llegado a su casa. Adentro lo esperaba una familia que no sabía de su regreso. Aún lo consideraban desaparecido.
Josh miró a los ojos a América antes de entrar. Entrelazó sus manos y pegó su frente a la de ella, cerrando los ojos.
-¿Cómo les diré que prácticamente fui suicida?- decía con los ojos aún cerrados. Era una vista que América no quería olvidar nunca.
-Es tu familia y te va a entender. Para eso están.
El baterista asintió y tocó el timbre mientras América acariciaba su cabello para relajarlo.
Entonces la puerta se abrió, dejando ver a una madre que veía en shock a su hijo desaparecido.
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Enamoré a Joshua Dun.
RomanceEl típico chico mujeriego, la típica chica buena, pero no la típica historia. Así se enamoró América Coxon de uno de los peores galanes que conoció en sus 21 años de vida.