Mil perdones

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Josh vio a América cerrar los ojos y su mirada se dirigió directo a la mano que Zack ahora tenía sobre el muslo de la pobre chica.

-Es todo- dijo Josh parándose, enojadísimo. Se acercó a Zack y le retiró bruscamente la mano de la pierna de América-. Escúchame, idiota, vuelves a tocarla una vez más y te rompo la cara. No lo hice hasta ahora por respeto a Tyler pero te juro que le pones otra mano encima y no te vas a salvar.

América se fue detrás de Josh. No conocía prácticamente a nadie, y en quien más confiaba era en él.

-¿Qué pasó?- preguntaron Tyler y Jay al unísono.

-Su estúpido hermano quiere tirarse a América ahora mismo.

Los dos hermanos miraron a Zack impresionados, definitivamente no esperaban eso. Por ende, ninguno dijo nada.

-Es otra más del montón, amigo. Siempre me las prestas luego de que acabas con ellas, ¿por qué no me la prestas a ella también?

América y Abigail se quedaron sin palabras. Las muchachas no sabían que hacían eso.

-No es otra más, estúpido. Mierda, no te vuelvas a meter con ella.

Josh tomó de la mano a América y la llevó a su habitación. Esta vez cerró la puerta con llave, y finalmente pudo calmarse.

-Perdón. No sabía que iba a pasar eso.

-¿Otra más del montón?- preguntó ella, otra vez dolida. No iba a armar una escena. No tenía motivos.

El baterista pasó la mano por su cabello con frustración.

-Eso era antes, lo juro, América, no-

Ella lo interrumpió. Escuchó perfectamente cuando Josh la defendió. "No es otra más, estúpido."

-Te creo.

Él levantó la cabeza para verla.

-Perdón, perdón, perdón. No volveré a dejar que se acerque a ti. Sólo Tyler y yo, nadie más.

-Me parece bien.

Ambos sonrieron tímidamente.

-¿Todas nuestras citas están destinadas a ir mal?- preguntó Josh sentándose en el borde de la cama.

"Citas"

-La tercera es la vencida.

La miró, esperanzado.

-Juro que prepararé una cita genial. Y si algo sale mal, prometo que no te hablaré nunca más. Desapareceré de tu vida por ser un completo idiota, me lo merezco.

Pero eso era lo último que América quería que hiciera. Desaparecer de su vida, irse, dejarla.

-Entonces espero que nada vaya mal- completó ella, y él sonrió mientras se acostaba boca arriba.

-Tampoco yo.

América se sentó en el borde de la cama, junto a Josh.

-¿Qué pasará con Zack?- preguntó inocentemente-. No quiero que se peleen por mi culpa. En serio, Josh, deberías arreglarte con él.

-No. No te va a tratar como una prostituta delante mío. Ni él ni nadie.

América sonrió, aunque sabía que él no la estaba mirando: sólo miraba al techo.

-Eres como mi guardaespaldas.

-Supongo. No dejaría que te hicieran nada malo

-¿Y qué pasará cuando seas tú el que me haga algo malo?- reflexionó ella.

Entonces él la miró.

-El día en que te lastime, promete que no volverás a hablarme. Como ya sabes, a veces puedo ser un completo idiota y no mido mis palabras.

-No me creo capaz de dejar de hablarte. Lo intenté y me rendí al minuto, ¿recuerdas? Además siempre necesitaré un idiota con auto que me lleve a la universidad tan temprano

Ambos rieron.

-Me alegra que estés en mi vida, América.

-Lo mismo digo.


Enamoré a Joshua Dun.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora