"Best Friends"

"C17: ¿Ella?"

Leo salió ileso del partido, el sonido que había escuchado había sido de los protectores al chocar. En el fin de semana no supe de Leo, hasta que una bomba explotó el lunes.

-No he hablado con Leo desde el viernes - dije, Kelly y yo comprabamos nuestros almuerzos.
-Debió estará reponiendo energía - dijo ella, asenti como respuesta.
- Seguro - dije.
-Yo escuché que se acostaron el fin de semana - dijo una chica a mi lado, hablaba con una chica a su lado.
-¿Leo Di Veneto y Alex Vázquez? - dijo su compañera. Mis ojos se abrieron como platos.
-¿Que acabas de decir? - dije, ambas me miraron mal y se fueron. Me giré bruscamente hacía Kelly. - ¿Lo escuchaste?
-Tranquila. - dijo ella, pago el almuerzo, tomamos asiento en una mesa en el jardín. -Leo viene ahí - dijo, me giré hacía donde ella señalaba, Leo estaba junto a Alex, tomados de la mano, ella caminaba con un gran sonrisa de triunfadora. Tomaron asiento a unas mesas de nosotras.
-Esto no es posible - dije.

Unos minutos después Alex se nos acercó, con esa sonrisa en su rostro. Nos saludo y se sentó a mi lado. -Amber... Quería hablar contigo.
-¿Conmigo? - dije con el seño fruncido. Miré a Kelly unos segundos y ella se puso de pie.
-No me gusta ser el mal tercio - dijo y se puso de pie. Nos dejo solas, volví a verla. Ella era muy linda, sus ojos color miel, y su cabello rubio un poco ondulado.
-¿De qué quieres hablar? - dije.
-Sobre Leo... - intentaba no demostrar ninguna emoción aunque estaba enojada - ¿No te gusta, cierto?
-No... - en ese momento me di cuenta de que esa había sido una mentira que había llevado durante mucho tiempo pero no era hora de decir la verdad y menos a ella. -Sólo somos amigos, buenos amigos.
-Eso es un alivio - dijo colocando su mano en el corazón y la otra calló en mi brazo. -Realmente me caes bien, y quiero que siempre sea así.
-Seguro - dije con una sonrisa falsa. -¿Están saliendo?
-Sólo nos acostamos, pero sería incómodo si te gustará - dijo ella, miró hacía Leo y volvió a verme -Adiós, Amber.
-Adiós - ella se puso de pie. El hecho de escuchar mi nombre en sus labios me daba asco. Tenía que hablar con Leo, hoy mismo.

Ese mismo día en la tarde, fui a la casa de Leo. El aún no había llegado, Aida me dejo entrar y subí al cuarto de Leo. Su habitación es común, una cama en el centro de la habitación, un escritorio pero este era diferente, era especialmente para arquitectos, en la pared había algunos planos y diseños que le habían gustado, en un estante había algunas replicas de algunos edificios.

Leo jugaba fútbol, para conseguir una beca y así poder realizar su sueño, si no tenía la beca se iría con su abuela a Italia a trabajar con sus tíos allá. Subí a la cama, no se cuánto tiempo pasó sólo se que me quedé dormida.

-Amber - alguien susurraba a mi lado. Abrí un poco los ojos, ya era de noche, la persona que me llamaba era Leo. Tenía su cabello algo alborotado y una gorra sobre el. -Despierta. - frote mis ojos con mi mano derecha, me senté en la cama.
-¿Dónde estabas? Te espere luego de la escuela - dije, el se sentó a mi lado.
-Debiste llamarme.
-¿Desde cuando tengo que llamarte para verte? ¿Estas muy ocupado para tu "mejor amiga"? - dije, con mis manos hice un gesto.
-No es eso. Es sólo que ahora estoy con Alex, y luego de la escuela fui a su casa - dijo.
-¿Todo este tiempo? ¿Te gusta tanto?
-Si... Ella es diferente, no intenta ser linda sólo ella lo es.
-Pero no la conoces.
-Si la conozco.
-¿Que? ¿Una semana?
-Amber...- ambos nos miramos a los ojos- Ella es linda, te agradara cuando la conozcas mejor.
-No quiero - dije y me puse de pie.
-¿Por que no?
-Por qué no, Leo. Ella es una de las zorras con las que siempre te acuestas.
-No la llames así
-La llamaré cómo quiera.
-Yo no te lo permito - me gritó.
-¿Me estas gritando por ella? - dije del mismo modo. El no respondió, movió la gorra de su cabeza, y despeino aun más su cabello. -¡Bien!
-¿Que significa? - dijo confundió.
-Quédate con ella, es tu vida.
-Gracias, sabía...
-Pero- lo interrumpí - Yo no te apoyaré en nada que tenga que ver con ella.
-¿Que?
-Me escuchaste bien - dije y salí de la habitación. Escuché cómo me llamaba pero no me detuve.

Era infantil, pero ya no quería verlo ni a el, ni a ella.