Capitulo 30

19 5 1
                                    

—Eso es todo señorita.—dijo el policía y en extendió la mano, la tome y después de eso salí de la oficina.


Había sido muy duro recordar ese día, en había vuelto a transportar al pasado, pero todo era por hundir al hombre que me dio la vida y que me la desgració, ya solo faltaba el careo frente a frente con mi hermana y él y también otro careo entre Antonio, mi padre y yo. Después de todo eso el juicio final.


Le dimos la grabación al comisario y dijo que eso era un gran avance para el caso, no sólo con el del la violación sino que también con el de mi madre, ahí se escuchaba claramente que él era el culpable de la muerte de mi madre.


El policía que me ha su estado trasladando llego para llevarme de nuevo a casa de Mery, pero al verlo me dio tanta rabia que le saque el dedo del medio y me fui a donde estaba mi hermana, él no hizo nada porque sabía lo que había hecho.


—¿Oye ahora cómo llegaremos a la casa de Mery?.— me preguntó mi hermana.

—Ya tomaremos un taxi o algo así?.—En ese momento llega Leandro con llaves de un auto.

—Tu madre recién se había comprado un auto.—dijo extendiéndome la llaves, no entendía—Esta a nombre tuyo, así que es tuyo.—me alegré internamente, por lo menos algo me dejo, aunque eso no importa.

—Esta bien.— tome las llaves que me extendía y también una carpeta donde estaban los papeles del carro.

—Bueno yo las dejo, en dos días será el careo, tiene que estar lista.—asentimos, creo que no estoy lista—Ya apresaron al otro cómplice, Antonio.—que bueno que ese idiota ya no estaba libre, también pagarían por todo.

—Vamos.—tome el estuche donde estaba la computadora y me la colgué en el hombro.

—Tienes más cosas en mi auto.—dijo Leandro, Lucia me miró.

—Son nuestras guitarras, sé que amas ese instrumento.—un brillo en sus ojos nació, sabía que eso lo lograría.


Caminamos hasta el estacionamiento, Leandro se fue hasta su auto a sacar las guitarras y yo no sabía que auto había comprado mi madre antes de morir.


—¿Cuál es el auto?.—le pregunté a Leandro cuando llegó a mi lado.

—Ese.—y me señaló un auto igual al suyo solo que en blanco. Era un lujo, por Dios y ahora es mío.

—Oh my god.—mi quijada llegaba en el piso.

—Bueno señoritas, eso hora que vayan para que le den el último adiós a su madre.—nos dijo y metió las cosas en la parte de atrás del auto.

—Muchas gracias Leandro, te lo agradezco todo lo que estás haciendo por nosotros.—le di un beso en la mejilla y él asintió, lo deje solo con mi hermana y me metí en el auto para esperar a mi hermana.

Mientras esperaba que mi hermana se desocupara llame a Mery.

—Mi niña.—contesto.

—Mery, ¿Cómo va todo por allá?.—pregunté, Mery estaría en la funeraria, viendo como una todo.

—Todo bien por acá, hay mucha gente.—dijo con tono de cansancio.

—Gente hipócrita.—escuche un "aja" de su parte—Mery, ¿Quería preguntarte algo?.—hablé.

—Si, dime.—aceptó.

—¿Se podría quedar mi hermana con nosotros?.—pregunté, es el único lugar donde se podía quedar.

—Claro que si mi niña, es tan bienvenida como tú.— sonreí, aunque sé que no me puede ver.

—Muchísimas gracias Mery, voy a casa a ducharnos y hay vamos a la funeraria.—le agradecí, Mery es una buena persona.

El Cambio De Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora