Capitulo 10

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Me desperté por los ruidos a fuera, de nuevo se oían voces, estaban conversando muy entretenidos y riendo.-que ruidosos.- pensé.
No podía dormir en paz, después de la terrible noche que pase, no pude conciliar el sueño.


Recuerdo tras recuerdo, un corte tras otro corte, y lo último que me acuerdo de la noche anterior es estaba inhalando otra dosis de la que ya había consumido.


Me vestí como pude, subiéndome el vaquero, sin lastimarme los cortes. Una vez arriba ardían un poco pero era soportable.
Me mire al espejo y parecía que un tren me hubiera pasado por encima, estaba orejosa, con marcas de las lagrimas en mis mejillas, mi pelo parecía un nido de pájaros, dejó de ser lacio para estar hecho un asco.


Me maquille para disimular mis ojeras, y pase varias veces el peine por mi cabello, pero parecía estar terco.
Como pude me peine y ya estaba lista, tome mi bolso y mi chaqueta de cuero, estaba triste y destronada pero no iba a dejar que me vean toda espantosa.


No encontraba mi móvil, lo estaba buscando como loca, no lo podía perder, no ahora que era mi único medio para comunicarme con Mery. Desesperada salí corriendo hasta llegar a la sala, lo buscaría hasta debajo de cualquier objeto que existiera en este departamento.


-Preciosa que te pasa? Pareces como si hubieras perdido algo.- y ahí estaba Martín, parece que ya me había quedado con ese adoptó, cuando me hablaba me llamaba por él preciosa.

-Eh.. Hola, si no sé donde deje mi móvil.- le explique porque estaba tan desesperada buscando, ese aparato por ahora era lo más importante que tenía, tal vez sonara estúpido pero era la verdad sin él no tendría ningún contacto con Mery y así me terminaría de morir emocionalmente, ella, aunque lejos me daba su apoyo y yo lo sentía.

-Oh eso es una tragedia, ojalá lo encuentres.- dicho esto se dio la vuelta y fue a la cocina.


Fui tras él, Tal vez el idiota de Lucas sepa algo de mi móvil.


Cuando llegue, Martín ya le había comentado mi desesperada búsqueda porque apenas llegue Lucas me extendía mi móvil.

-Donde estaba?- le pregunte fríamente, no iba a hablarle con amabilidad, él no se merecía que yo fuera así sea un poquito amable con él, simplemente no pasaría de ser mi compañero de piso, me iba a dirigir hacia él como se merece, con frialdad.

-Estaba encima de la mesita de la sala, te estaban llamando y por la vibración casi se caía al suelo, lo logre alcanzar.- me dijo el idiota mayor. -Por lo menos agradece.- y ahí estaba otra vez sacándome en cara lo que había hecho, su según acto heroico del día. Ya no me agradaba.

-Gracias- dicho esto me iba a dirigir hacia el elevador, no iba a desayunar su comida, después también me sacaría en cara por haber comido.

-Hey, enana. No te vayas, desayuna con nosotros, he traído donas para todos y pensé que te gustaría.- me gritó Tobías, tratando de evitar que me fuera. Este tipo si me caía bien, ya me había convencido cuando menciono la palabra dona.


Si es que él la trajo, si la comería, no creo que sea capaz de sacarme en cara las cosas como su amiguito.


-Pues pensastes bien Tobías, me gustan las donas, iba a desayunar fuera, pero me convencistes hombre.- le dije con toda la sinceridad del mundo, tenía tanta hambre que mi estomago rugía.

El Cambio De Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora