Capítulo 23

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Sentía mi respiración cortar y manos temblar, por lo que me separé lentamente de sus tibios labios que tanto deseaba. Me apoyé en mis manos, ya que sentía que en cualquier momento podría desmayarme y solté un largo suspiro. Miré a Thomas con una expresión de persona enamorada y sonreí. Él también lo hacía; con una extraña especie de sonrisa mientras mordía su labio inferior y acariciaba una vez más mi mejilla.

-Eres perfecto- Le dije con un solo aliento. Él ensanchó más su sonrisa y suspiró.

- ______, creo que... Me gustas, y mucho.

-¿Enserio?- Le pregunté sonriendo aún más estúpidamente.

-Por supuesto. Creo que eres grandiosa. Quiero besarte de nue....

Thomas se inclinó hacia a mí mientras hablaba y después cayó ennmi regazo. Solté un pequeño gritito mientras lo sostenía con firmeza entre mis brazos.

-¿Thomas? ¿Estás bien?- No contestaba- ¿Hola?

Me aparté de él frunciendo el ceño. Lo recosté en la banca y presioné mis palmas sobre su corazón. Relamente no sabía absolutamente nada sobre primeros auxilios, pero creí que tal vez, podría diferenciar si aún respiraba o no....Estaba aterrada.
Para mi alivio, él soltó una risota mientras yo lo seguía sosteniendo.

-Nececito otra cerveza- Se apartó de mí y caminó hacia el interior de la casa, tropezando con objetos invisibles. Parpadee un par de veces antes de darme cuenta de algo; Habíamos estado en una fiesta, y aunque no lo ví tomando ninguna bebida, no justificaba el hecho de que, después de mi partida, él hubiera bebido un poco, o tal vez mucho.

No, no podía ser. Conocía este tipo de casos en el cual la persona ebria podía actuar perfectamente normal por un corto lapso de tiempo. Pero Thomas había sido demasiado, demasiado convincente. Incluso había admitido que yo le gustaba. E incluso yo seguía confiando en él, mientras chocaba con esas paredes invisibles que se colocaban en su camino. Porque él había dicho que yo le gustaba. Y aunque realmente hubiera estado tomando cerveza, siempre dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. Y él era un niño y un borracho.

Sacudí mi cabeza y después me dirigí hacia él, a manera de ayuda. Se negó rotundamente, balbuceando cosas sin sentido. Me aparté repuganda y le heché una mirada.

-Ven, acompáñame a mi cuarto. ¿Podrías?- Preguntó él con la lengua trabada. Asentí, aunque él no pudiera notarlo y tomé con cuidado su codo derecho, guiándolo escaleras arriba.

Aún me parecía imposible que él hubiera dicho y hecho esas cosas minutos atrás. Sin embargo, no me sentía arrepentida. Porque yo le gustaba...

Ya en su cuarto, lo ayudé a recostarse en su cama. Quedó boca abajo en silencio por unos segundos, solo para después comenzar a reír como enfermo mental. Tal vez me había equivocado un poco y él hubiera ingerido otras cosas además de cerveza. La idea me repugnó y mejor opté por hablarle.

-¿Quieres que te haga un té, o algo?- Le pregunté acostándome a su lado y acariciándole el cabello con dulzura. Odiaba que él fuera tan increíblemente irresistible, incluso en esos estados.

-No, quiero que me hagas otras cosas- Dijo él, hundiendo su voz en la almohada y lanzando una carcajada. Rodee los ojos.

-Eres imposible.-

-Quiero que me ayudes... A quitarme la ropa- Levantó su cabeza y me miró, literalmente, levantando una de sus cejas y mordiendo sus labios con exageración. No creí que lo dijera de broma, así que me levanté de golpe de su lado y le guité con rapidez los zapatos, junto con las calcetas y las aventé en un rincón de su cuarto. Él rió mas -No me refería a los zapatos, me refería a esto- dijo señalando la bragueta de sus jeans. Me sonrojé como nunca y le aventé una almohada en la cara -¡Oye! Eso es jugar rudo. Dame otro beso, ¿porfavor?

-Estás ebrio. Hablamos mañana, ¿vale? Te quiero, Thomas.- Me acerqué a él y le ofrecí una mano. Él la tomó, solo para después jalarme y acomodarme en su regazo.

-Olvídalo, mejor hablemos ya. Te quiero muchísimo, ¿sabías? Pero tengo que fingir odiarte diaramente, y eso es horrible, ¿sabes lo duro que es eso? No lo soporto, Te amo, ______ Watson,  te he amado desde siempre. Desde aquella vez que nos conocimos y nos juramos amor eterno. ¿Lo recuerdas? Porque pareciera que ya se te está olvidando. - Lanzó una carcajada al aire y me soltó de su agarre. Me incorporé y caminé confundida hacia la puerta.

Bien, adiós mundo cruel. Este tipo estaba completamente delirando. Lo miré una vez más. Había recostado su espalda contra la pered y cerando sus ojos. Empezó a rocar. Sacudí la cabeza con desesperación y salí silenciosamente de su cuarto, olvidando todas las esperanzas que tenía con él.

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Holaaa! Pues bueno ya regresé, perdón por la demora, la escuela me está matando :(

Pregunta de hoy: ¿De dónde son?

Corazón Ciego - Thomas SangsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora