Después de haberme duchado, secado el cabello y enrollar mi cuerpo en una toalla blanca, Caroline me esperaba impaciente en su cuarto, con pinzas en una mano y en la otra, un cepillo puntiagudo.
Me olbligó a sentarme en una silla. Comenzó a enrrollarme todo el cabello, hasta terminar dejándolo en suaves ondas y una flor artificial sobre mi oreja izquierda. También huzo una pequeña trenza en la coronilla y la sujetó en el lado izquierdo de la cabeza. Después de haber terminado con mi cabello, decidió que lo mejor sería probarme la ropa primero, en caso de que no me gustara cómo me quedara y tuviera que elegir otros tonos para el maquillaje. Daba igual lo que eligiera, porque en su mayoría, el vestuario de Caroline era color negro, pero bueno, no me pondría a discutir nada de esas cosas con ella. Comenzó a tomar ropa y aventarla hacia mi dirección. Cuendo ella terminó, yo estaba sobre la cama con todas las prendas encima de mí, aplastándome, ella rió.Al final, decidí ponerme unos jeans ajustados y oscuros, junto con una blusa desmangada color turquesa que combinaban con los flats y un blazer color girs, ya que hacía mucho viento afuera. Cuando retomo el asunto del maquillaje, me aplicó tantas capas de éste que me sentía como una payaso. Me opuse a esto y decidí quitarmelo, aunque ella opuso resistencia y comentó que cuando me viera en el espejo, quedaría mas que satisfecha. Por lo cual le creí.
Después aplicó color rosa sobre mis mejillas y pómulos, sombras oscuras sobre los párpados, mascara negra en mis largas pestañas, las cuales por cierto, Caroline me envidiaba. Me pintó los labios con uno de sus labiales favoritos; rojo vivo. Y me indicó que me mirara al espejo.-¡Wow!
Y valla que me veía bien. No recuerdo haberme quedado sin palabras al mirar mi aspecto desde séptimo grado, en el que acompañé a Trevor a su graduación. Ése día me habían obligado a usar un vestido rosa y me habían rizado el cabello, me veía muy diferente, como hoy. Solo que esta vez, me gustaba más porque no tenía que llevar ningún horroroso vestido rosado.
Me giré hacía Caroline con una sonrisa en el rostro y la abracé.
-¡Muchísimas gracias! ¡Apenas me reconosco!- Las dos reímos mientras seguíamos abrazadas. -Eres una bruja, ¿Sabías?
-¿De las blancas, o las negras?- Preguntó ella
-De las dos- Le dije mientras ella me lanzaba una almohada directamente a la cabeza.
-Te quiero aunque seas una tonta- me dijo Caroline separándose de mí, le sonreí.
-También yo, tonta.
*********
A las siete de la noche, me encontraba afuera de la señora Tasha. Yo nunca había estado ahí de noche, el ambiente había cambiado mucho. Los faroles de la calle iluminaban gloriosamente hacía la casa, como si tuviera vida, o algo así.
La fuente del patio delamtero también emitía luz y un pequeño señor al que reconocí como Charles -que era el mayordomo, jardinero y chofer de la señora Tasha-, estaba regando el recién podado pasto. Lo saludé brevemente y después de sacarle la vuelta al agua, me dirigí al interior de la casa.Como trabajaba aquí, Tasha me había dado unas copias de las llaves, por lo cual no tendría que tocar el timbre o esperar a que me abrieran.
Como era costumbre, Tasha no se encontraba en casa, por lo cuál em evité de darle explicaciones de porqué estaba aquí de noche.Subí las escaleras y me dirigí al cuarto de Thomas. La puerta estaba medio abierta, pero aún así toqué, entrando mientras lo hacía. Él estaba sentado sobre su cama, tomando agua e intentando amarrar las agujetas de sus Converse rojos.
Lo miré.
Había acertado en el blanco al llevar puesta ésta ropa. Él tambien llevaba unos jeans oscuros, aunque no tan ajustados, una camisa gris de botones y un cardigán negro. Amaba a los hombres que podían llevar un cardigán y aún asi verse bien. Llevaba el cabello húmedo y alborotado sobre sus ojos miel. Sonreí.-¿He llegado a tiempo?- le dije mientras me sentaba en el piso frente a él y tomaba uno de sus pies entre mis manos.
-¿Qué haces, _____?- Preguntó él en tono serio.
-Estoy amarrándote las agujetas- le dije mientras terminaba con su pie izquierdo y después tomaba el derecho.- Por cierto, lindos Converse.
-Gracias, y de hecho sí, llegas justo a tiempo. ¿Nos vamos?- Dijo mientras se levantaba de la cama y comenzaba a caminar hacia la puerta de su cuarto, tocando las paredes para no tropezarse.
*********
Cuarenta y cinco minutos después de inútiles instrucciones por parte de Thomas y varias canciones de Imagine Dragons cantadas a todo pulmón en el auto, finalmente llegamos a casa de Dylan. Vivía en West St. Como yo, solo que su casa era muchísimo mas grande, hermosa y deslumbrante que la mía. Estaba empezando a odiar el hecho de juntarme con gente com cosas como estas.
Era color marrón y tenía rejas oscuras, grandes ventanales que daban vista a la ciudad y una exhuberante chimenea construida con solamente piedras lisas. Apenas podríamos llegar hasta allá, de la cantidad tan enorme de gente que había. Tomé del brazo a Thomas, para no perderse ni él, ni yo.-¿Y ahora qué? ¿Qué hacemos?- le dije gritando por encima de la estruendosa música. Algo de rap que no podría identificar ni en un millón de años.
-¡Busquemos a Dylan!- gritó el. Lo llevé hacia un sillón para que no tropezara.
-¡Quédate aquí, iré a buscar a Dylan!- El sólo asentó con la cabeza y comenzó a hablar con un chico rubio con extensiones en las orejas. Él me miró y me dirigió una sonrisa, que yo devolví.
Después me alejé y me perdí en la multitud. Había gente en cada rincón de la casa, al igual que la cerveza y cigarros, que obviamente no podrían faltar. Los fumadores se encontraban en el patio trasero, un par de parejas sobre los sillones, paredes e incluso el suelo, tragándose vivos, otras personas rompiendo jarrones y platos, y otros corriendo desnudos alrededor se la piscina trasera.
Era un completo caos.
Seguí recorriendo la casa, sin ninguna pista de él. Me llevaría un siglo encontrar a Dylan.
Quería darme por vencida e ir directamente con Thomas, pero tampoco quería defraudarlo. Después de haber visto tres veces la plata inferior, decidí ir arriba y probar mi suerte. Subí de dos en dos los oscuros escalones de madera, a toda prisa, y comecé a mirar en los cuartos. Algunos solos y otros... Bueno, ya saben. Por último, metí la cabeza en un cuarto, nadie lo ocupaba. ¿Dónde se había escondido Dylan? Decidí bajar y preguntarle a algún desconocido, si lo habían visto, así que cerré la puerta.
Pero antes se poder evitarlo, alguien me había tomado de la cintura, apretándome en un abrazo. Me giré.
Trevor.
Trevor y Thomas, en la misma casa.
¿Enserio?
Demonios.
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Corazón Ciego - Thomas Sangster
Fanfiction"Si quieres a alguien por su belleza, no es amor, es deseo. Si quieres a alguien por su inteligencia, no es amor, es admiración. Si quieres a alguien por por su dinero, no es amor, es interés. Si quieres a alguien y no tienes idea porqué, eso es...