Capítulo 16

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Pasaron un par de horas desde aquello. Como buena niñera, después de hacerle el desayuno a Thomas, literalmente lo llevé al baño y lo desvestí. Y digo literalmente porque me quedé mirándolo mientras se quitaba la ropa, claro, hasta que se percató de algo raro y mejor decidió cerrar la puerta. Que mala suerte.

Después, ya no hubo ninguna actividad interesante en todo el día. Solíamos hacer lo mismo y estar en el mismo lugar, ya saben, cada vez que yo hiba al salón de entretenimiento, él estaba ahí, o cuando salía hacia el patio trasero, yo ya me encontraba fuera.
Extrañamente, nuestras mentes parecían pensar como igual. Es una señal. Y a mí me encantaba interpretarlas a mi propia manera.

Sin embargo, no todo era color de rosa. Mientras Thomas aprovechaba para hecharse miles de clavados en la alberca -aunque yo ignoro cómo, ya que él no podía ver nada-, yo solo me quedé sentada en la orilla de ésta, con los pies dentro de la piscina, los codos apoyados sobre mi regazo y la cabeza descansando en la palma de mis manos.
El escenario me llevaba hacia un par de días atrás, cuando Trevor, mi amor platónico de toda mi adolescencia, me había besado.
El recuerdo ni si quiera me dejaba vislumbrar a Thomas húmedo y semidesnudo. El sueño de toda chica. ¿O acaso no?
Hablemos de pros y contras. A Trevor lo conosco desde hace muchos años. Él siempre me ha ayudado, apoyado y cuidado. Pero sentía que lo hacía porque me veía como una hermana pequeña. Es decir, ¿cuántas veces, un tipo increíblemente guapo, se llegaría a fijar en alguien como yo? Bueno, realmente no es como si yo me considerara fea, en lo abusoluto. Solo que, todo lo que yo no tenía, a otras les sobraba. Además, todas sus ex-novias -Bien, no todas, pero sí la mayoría- , han llevado impresionantes cabelleras rubias durante prácticamente toda su vida, hermosos ojos azules, y tacones que deberían ser etiquetados como categoría de zancos, a diferencía de mí; con mi cabello y ojos oscuros, una chica baja de estatura, usando camisetas y jeans rasgados, dándome un aspecto de mujer indie que nadie usaba. Mi segundo nombre debería ser "sencillez". O mas bien, violadora o acosadora. Pero esa es otra cosa.
Ahora sabía sobre los sentimientos de Trevor, me sentía demasiado confundida. Repito, él siempre me había atraído, así que, cuando me besó, pensé que por fin había cumplido con el sueño de la humanidad, de ser feliz con alguien que también me quisiera, y que en cualquier momento apareciera un hada madrina con una calabaza como carruaje. Pero no ocurrió nada, de hecho, solo parecí disfrutar el beso a causa de Thomas.
Oh Thomas.
Ni siquiera lo conocía desde hace  un mes y practícamente estaba cacheteando las banquetas por él. Ahora recuerdo, no era un mes. ¿Desde hace cuánto lo conocía? Oh, ya recuerdo. ¿Un poco mas de una semana? Bien, ¿Alguien se puede enamorar en tan poco tiempo? Yo creo que sí.... Es decir, ¡No! Por supuesto que no. Yo no estaba enamorada de él. Nunca. Los arrogantes y presumidos no iban conmigo. Con aquél beso que le robé en la mañana me sentía al borde del avismo. Ya es que, dentro de mí sucedieron cosas inexplicables. No soy de esas chicas que creen en el "Y vivieron felices por siempre", pero ahora comenzaba a dudar...
Mi atracción hacia él hiba más allá de un berrinche, eso estaba claro, pero tampoco quería tener nada que ver con él. Demonios. ¿Por qué no puede ser más fácil? Ya, ya. Ya lo sé. Probalemente crean que soy un tipo se zorra que se acuesta con todo el mundo. Pero no, como les había dicho desde un principio, soy virgen y con mucha honra. Aunque eso de los besos, tenía ya demasiada experiencia, lamentablemente. Es por eso que ahora me siento entre la espalda y la pared con Thomas y Trevor;
Éste último ha sido todo lo que yo siempre había querido, y ha estado conmigo desde que nos hicimos amigos. Amigos de verdad. Y con Thomas... Bueno, ya saben.. Es solo que ese beso fue algo difícil de, eh, manejar. Nunca me había sentido así. Enserio.
En cualquier momento colapsaría en una crisis nerviosa por culpa de éstos dos. Qué difícil era todo esto. ¿Por qué no simplemente las cosas tuvieron que quedarse como estaba? Todo hubiera sido tan fácil si..

-¡_____!- Gritó Thomas interrumpiéndome de mis pensamientos, mientras me salpicaba agua desde la alberca, apenas mojándome un poco, ya que la tiraba hacía otro ángulo. Me exalté.

-¿Qué sucede?- le pregunté mientras miraba cómo se sumergía dentro de la piscina una y otra vez. Se detuvo y me sonrió.

-Nada. Solo que llevo hablándote desde hace horas y parece que estás perdida en tu propio mundo. ¿En qué tanto piensas?- Nadó hacia otra dirección y se apoyó con sus antebrazos en el borde de la piscina, a un lado de mis piernas, lo miré.

-Estoy pensando en el por qué de pronto te has vuelto tan educado conmigo- le dije mientras reprimía una sonrisa y él ensanchaba más la suya. Me tiró agua. -¡Oye!- le grité entre risas, aventándole agua en respuesta.

-¿Lo ves? Yo no soy educado contigo- Respondió divertido- No, ya hablando en serio. No tengo idea.-  Su mirada quemaba mi cara y podía jurar que mi rostro estaba igual que un tomate- Supongo que.. Amanecí de buen humor.

Sonreí exageradamente. Me sentí contenta y con ganas de carcajearme.

«Si supieras»

-Eso es bueno- le dije mientras alejaba mis piernas de la alberca y las subía, abrazándolas con mis brazos. Descansé mi cabeza entre las rodillas y dirigí la mirada hacia otro lado- Oye, ¿Puedo preguntarte algo?

-Claro que sí- dijo mientras asentía con una sonrisa.

-¿Crees que exista el amor a primera vista?-dije sonrojada. Gracias al cielo él no podía notarlo.

-¿Amor a primera vista?- Él preguntó sin quitar su anterior gesto, sin embargo, me parecía una sonrisa sincera.

-Ya sabes... Como en las películas. ¿Crees?

-Para serte honesto, no lo sé.- Respondió calmado. -Aún no lo sé.

Corazón Ciego - Thomas SangsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora