Nota: Este capítulo contiene material de índole sexual.
Aunque al empezar a escribir la historia decidí no introducir lemon en ella, al ir avanzando en la trama fui pensado que ese lemon es...digamos, no necesario, pero sí adecuado, para entender mejor algunos comportamientos y actitudes de algunos personajes. Entiendo que debo cambiar el tipo de contenido que tiene la historia en general (de todos los públicos a contenido adulto), y de hecho ya está cambiado, pues (aparte de algunos párrafos de este capítulo) más adelante la cosa se irá transformando un poco y puede que roce temas algo delicados. Muchas gracias por entenderlo.
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El sol había llegado a su punto más alto cuando Elfo y caballo abandonaron la estrechez del sendero que corría junto al río del bosque.
Habían abandonado la parte arbolada y el camino se volvió ahora más ancho y practicable, pero Súlion tiró de las riendas haciendo detenerse al animal con un bufido de cansancio. Llevaban parte de la noche y toda la mañana a toda prisa sorteando escollos y desniveles y decidió dejarlo descansar un par de interminables horas.
Unas cuantas más y llegaría a la desembocadura del río, muy cerca de la ciudad de los Hombres, desde donde ya podría divisarse el largo puente que unía aquella bien conocida y enorme plataforma de madera a la orilla del lago.
Súlion comió sin ganas algunas de las viandas preparadas en su equipaje mientras el caballo saciaba su sed y reposaba junto a la orilla del Río del Bosque.
Ni siquiera se había cambiado de ropa para partir, como siempre hacía. De la misma prisa que llevaba, se colgó la bolsa grande del equipaje a modo de bandolera, dio un tirón de la capa que descansaba en la percha de su aposento y salió en busca del caballo, por lo que aún conservaba bajo ella una de sus elegantes casacas de tres cuartos, aquella en tonos burdeos con motivos en color marfil, y las finas polainas que solía usar a diario.
Después de un poco reparador descanso por parte del jinete, volvieron a retomar el camino.
Ya en las últimas luces de la tarde, con el cabello castaño revuelto y el frío arreciando por momentos, alcanzó el ansiado puente de la ciudad. El camino de vuelta había sido más corto y rápido de lo que pensó al principio, aunque el miedo engañó su sentido del tiempo, haciéndole creer que habían transcurrido semanas en vez de poco más de un día.
Suspiró aliviado al verlo ante sus ojos, pero no por ello se detuvo.
Tomó el puente a galope tendido y se dirigió directamente hacia la casa de Dik, sin parar en la posada de costumbre donde siempre dejaba la carreta con la mula. Cruzó estrechas pasarelas a caballo, aún a sabiendas de que podía encontrarse aún a los últimos ciudadanos recogiéndose a esas horas del crepúsculo, por ello tuvo que sortear a varios que se escandalizaron al verse casi arrollados por un caballo enorme, profiriendo insultos indignados.
En un abrir y cerrar de ojos, entró en la plazoleta del mercado. Trotó ruidosamente a lo largo de la explanada de madera del suelo y de un salto descendió del sudoroso caballo justo frente a la misma puerta de Dik. Podía apreciarse luz a través de sus ventanas altas.
Llamó a la puerta con los nudillos, casi haciéndola temblar por los golpes.
En unos minutos que le parecieron años enteros, al fin escuchó un sonido tras la madera de la puerta.
—¿Quién eres?—oyó a una amortiguada voz femenina.
—¡Soy Súlion!—contestó él, reconociendo a la mujer de su amigo—. ¡Lena, ábreme, por favor, necesito...!
La puerta emitió un crujido y se movió en sus bisagras, haciendo aparecer tras ella la cara asustada de Lena.
Con sus tres hijas detrás.
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Lasgalen (El Hobbit)
Фанфик"Una lágrima por día, un sueño cada noche, un recuerdo de por vida". Thranduil Oropherion logró sobrevivir a la pena por la muerte de su esposa, la hermosa Gliniel Lasgalen, pero a raíz de aquella tragedia se retrajo, convirtiéndose en un ser huraño...