Lasgalen (El Hobbit)

Una señal

Hola a todos! ¡Al fin! He vuelto,a ver lo que duro. Bueno,explico así por encima.

No dejé de escribir,como ya dije,seguí y cuando me di cuenta tenía un capítulo de más de 12000 palabras,una burrada,y no se trata sólo de que es extenso, sino de la mucha información que trae,así que para no hacer humear cabezas,decidí cortarlo y subir uno hoy y otro the next week (tengo que acabarlo).

Supongo que aún recordáis (XD,soy un caso,pretendo que los lectores se acuerden de lo que subí hace un siglo) la llegada del grupo de Enanos al antiguo reino élfico del sur en 1999 TE y el cofre que encontraron en los aposentos reales.También recuerdo el compromiso de Erdalion y Aessel un año después a eso.

¿Qué habrá ocurrido con estos dos?¿Se habrán casado y tenido hijos? ¿Será abuelo ya Thranduil y Legolas el tito rubio? Lo veremos ahora.

2590 TE

Creyó que ya había caído la noche, aunque no podía estar segura de qué hora era exactamente.

En su habitación casi parecía ser de día. La luz que emitían los candiles repartidos por las repisas y cualquier punto de apoyo iluminaban la estancia al completo dotando a la oscura habitación de una claridad inusual, para nada semejante al resto de la fortaleza.

Sobre una repisa de madera anclada a la pared, una de las llamas de las lamparillas temblaba amenazando con extinguirse pronto.

Aessel lo notó en la oscilación de las sombras del techo y suspiró profundamente.

Con lentitud y desgana, apartó la finísima colcha que le cubría medio cuerpo y se levantó de la cama.

Justo bajo la repisa, sobre una mesita baja, dejaba un jarroncito pequeño con el aceite. Levantó la cubierta del candil y volcó en el depósito la cantidad suficiente para que la mecha volviese a empaparse con su combustible. Volvió a colocar la cubierta y la llama reanudó su fuerza.

Regresó a la cama y retomó su postura anterior.

No recordaba cuánto tiempo llevaba allí tumbada...tres, cinco horas, a saber... tanto se había ensimismado que el tiempo perdió su significado y ella la noción de las horas transcurridas. Cuando quiso darse cuenta, supuso que ya todos habrían cenado y pronto comenzarían a retirarse...o llevaban horas en sus aposentos descansando. Cómo saberlo.

Aessel se tumbó de lado y dirigió su vista hacia los candiles.

Un par de suaves golpes se dejaron oír en la puerta de espaldas a ella. Escuchó cómo alguien giraba el picaporte y una voz masculina pronunció un par de palabras desde la rendija.

—Hola...¿estás despierta?

La joven tardó unos momentos en responder.

—Sí—dijo con voz débil sin volverse—. Intentaba dormir...creo.

Erdalion entró en el aposento y encajó la puerta tras él.

—Dudo que lo consigas con toda esta luz—dijo acercándose—. Deberías apagar unas cuantas mechas.

Erdalion dió la vuelta a la cama y se sentó junto a ella. La cara de la joven no mostraba expresión alguna. Se centró en sus ojos vacíos, sólo iluminados por la titilante luz que reflejaban los candiles.

—Hoy tampoco has acudido a la cena_dijo él con voz queda—. ¿Elen te la ha traído aquí?

Aessel asintió con la cabeza, y siguió mirando las llamas.

Erdalion le tomó una mano. Sobre uno de sus dedos, la plata de su anillo de compromiso brillaba emitiendo suaves destellos.

—Ya sabes cuánto me duele verte así, Aessel—le susurró con cariño—. Debes salir de aquí, hablar con alguien...encerrarte aún más no te ayudará.